Llegó el día del comienzo de la decimoctava edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).
Empezamos el recorrido por distintas salas para ver diversas propuestas cinematográficas. Una buena cantidad de periodistas llenaron las funciones de prensa mientras que la concurrencia es acorde a lo esperado para el primer día de función.
Hete aqui las películas vistas.
Demon
La fiesta inolvidable
Dirección y producción: Marcin Wrona. Guión: Marcin Wrona y Pawel Maslona Fotografía: Pawel Flis
Edición: Piotr Kmiecik DA: Anna Wunderlich Sonido: Tomasz Sikora Música: Krzysztof Penderecki y Marcin Macuk. Producción: Magnet Man Film y Transfax Film Productions. Con Itay Tiran, Tomasz Schuchardt,
Andrzej Grabowski, Agnieszka Żulewska. Año 2015. País: Polonia-Israel. Color. 94 minutos. Idioma: Polaco.
Suele ser destacable cuando un tema vuelve a ser contado por enésima vez pero con una vuelta de tuerca que lo mantiene igual de atractivo que siempre. Tal es el caso de “Demon” donde se conjugan varias historias conocidas y remanidas pero, en este caso, tiene como resultado una película tan entretenida como atrapante.
Un casamiento en la campiña polaca. Dos jóvenes que van a contraer nupcias como Piotr y Zanetta, que heredó la casa de su abuelo donde van a vivir. La fiesta será fastuosa pero el día anterior a la boda, Piotr descubre un esqueleto mientras estaba arreglando el jardín de la casa con una excavadora.
Desde ese momento es cuando todo se va complicando en la vida de la pareja. Más aún cuando se producen apariciones de otras épocas que se mixturan con la leyenda judía referida al Dybbuk, un espíritu que es capaz de poseer el alma de otros seres.
El clima es tan atrapante como ominoso, con momentos que van desde la tensión extrema a cierto humor absurdo donde el espectador es llevado de las narices en una montaña rusa de sensaciones donde no hay pausa. Siempre está ocurriendo algo diferente con la acción. Como no podía ser de otra manera, la boda –y la consabida fiesta- es el momento de mayor extasis de un guión que tiene pequeñas perlas que combinan crítica política e ironía sutil respecto a lo que está ocurriendo. Un banquete donde la fiesta es un pavoneo de status en el marco de una tierra en la que un viejo maestro recuerda –un poco, no mucho, ya que es bien sabido lo ocurrido- como había sido décadas atrás la vida en el pueblo. En especial, la comunidad judía y lo que vino después con la ocupación alemana y la vida en el régimen comunista.
El tratamiento de la fiesta como ese acontecimiento “non stop” en el que debe primar la alegría no importa lo que pase, es para un análisis absolutamente pormenorizado respecto a las conductas de los hombres y su poco deseo de buscar soluciones ante las contingencias que van surgiendo.
Las alusiones a choques culturales son extremadamente sutiles pero contundentes. La forma en que se muestra, desde el principio mismo de la película, el avance del progreso a través de su maquinaria, que debe afrontar el desafío de un antiquísima historia que pone en jaque su continuidad en el ámbito de esa casa. La foto de esos ancestros que miran desde las paredes como mudos testigos de hechos que los trascienden. El pasado que busca que la memoria permanezca en detrimento de un “todo pasa” constante y vacio.
Itay Tiran es el exactísimo novio abrumado pero que denota una construcción muy sutil de su personaje. Un polaco que vive en Londres pero que mira con lejanía -¿y desdén?- a sus propias raíces y debe volver a su tierra por amor. Igualmente serán los personajes secundarios los que dotan a la película de seres que llaman a la reflexión inmediata en un comportamiento tan reconocible como inaceptable puertas afuera….pero no por dentro. Tal es el caso de las actuaciones de Andrzej Grabowski, el padre de la novia que representa todo aquello que “debe ser” sin importar las formas ni las consecuencias o de Adam Woronowicz, un médico tan querible como atormentado. Situaciones pequeñas que llaman la atención como el fácil reconocimiento del idioma alemán más no del yiddish.
Quizas el final sea un tanto polémico pero mantiene la tónica de la idea de nerviosismo que atraviesa el film. Algunos estarán contentos, otros decepcionados. Lo que es seguro es que la tensión se mantiene hasta el último momento.
Disfrutable de principio a fín, “Demon” logra plenamente sus objetivos de entretener y lograr un buen momento revisitando tópicos ya vistos pero enriqueciéndolos desde otros aspectos.
Viernes 15 de abril. Village Recoleta Sala 9. A las 16.45 hs
Domingo 17 de abril. Village Caballito Sala: 8. A las 20.30 hs.
Finding Sofia
Amor y You Tube
Guión y dirección: Nico Casavecchia. Fotografía: Eloi Moli. Edición: Lynn Hobson Dirección de arte: Ana Cambre. Música: Animal Music. Producción: Andrew Geller. Producción ejecutiva: Serge Patzak, Sam Penfield, Arvind Palep. Con Sam Huntington, Andrea Carballo, Sofía Brihet y Rafael Spregelburd. Año: 2016. Formato: DM. Color. 105 minutos. País: Argentina-Estados Unidos.
Las relaciones a través de internet se han convertido en un tópico dentro de la cinematografía que desea abordar la forma en que surgen. En el caso de “Finding Sofia”, el joven Alex Taylor es un director de animación que salta a la fama en You Tube por haber creado un video gracioso que lo llena de popularidad. Por tal motivo, uno de los comentarios lo hace una chica argentina llamada Sofía que capta la atención de Alex. Dispuesto a todo, se toma el primer avión para Buenos Aires para conocerla.
Todo lo que puede salir mal, saldrá mal pero la riqueza de la película radicará en la forma en que lo plasma y en la forma en que se construirá cada uno de los personajes. No todo lo que es oro brilla y la deseada Sofía tendrá un novio artista que será tan infumable como delirante en sus delirios.
Si bien el guión gira en torno a la relación entre Alex y Sofia, pone el acento en dos cuestiones que aparecen de manera más subrepticia pero que son a considerar. Tal es el caso de quienes se consideran artistas y en qué marco asi como las relaciones que promueve internet y las redes sociales.
Será justamente en las figuras de Victor y Alex como se posiciona a quienes se denominan artistas y las formas de llevar a cabo la difusión de sus obras. La forma en que internet ha cambiado algunas cuestiones en la valoración del tan mentado “arte”. Tal como dice en una línea, un productor que le ofrece cerrar contrato a Alex, “Tenes millones de seguidores pero cuanto dinero tenes? Antes la fama y la fortuna venían de la mano; ahora, no”. Del otro lado, un artista plástico que no tiene paz en su relación con el reconocimiento al tiempo que vive en la casa de una novia que es la que mantiene todo, en pos de su desarrollo “artístico”. Será en esas relaciones donde la manipulación entre en escena y sea uno de los puntos en el triángulo sobre el que gira la película.
Por otra parte, la superficialidad de las relaciones a través de la web no se condicen con lo vivido cuando las miradas se cruzan. Lo virtual versus lo real. Será en ese instante donde cada armadura colocada en pos de mostrar una realidad que no es tal saldrá a la palestra. Lo que habrá dentro de estos seres “internetizados” será una incognita pero, en algunos casos, se podría retomar lo dicho por Padme Amidala sobre Anakin Skywalker en “La venganza de los Sith”, “Todavía hay bondad en él, sé que la hay”.
Por estos motivos, si bien se presenta como una comedia, no para una definición tan taxativa. Construcción de identidades, idelogías de ayer, hoy y siempre y discusiones que atraviesan este siglo XXI con respecto a las relaciones humanas son componentes de un film divertido y disfrutable de principio a fín. Cuando parece que el ritmo decae, lo hace para tomar impulso y retomar su cadencia.
Las actuaciones son exactas a lo requerido. Sam Huntington es el Alex enamorado que deja todo por una mujer pero que también puede apreciar como él mismo va cambiando a medida que el tiempo pasa y se va adaptando al nuevo espacio que vive. Andrea Carballo le da vida a una Sofía tan bella como intrigante. Con un aire a Scarlett Johansson, se convierte en una de las puntas del debate esbozado con respecto a las relaciones en la web. Rafael Spregelburd es un Victor excelente en su composición. Más aún con los tics que le añade, con su reivindicación de raíces peronistas y sus ideas políticas y sociales. Es el personaje donde cada palabra juega con la ironía de lo planteado y más de uno, podrá saber con quien o a quien está haciendo mención. Sofía Brihet será Flor, la asistente de Victor y quien brindará un aire fresco con cada una de sus intervenciones.
Divertida en su idea inicial, es la punta de un iceberg más complejo y reflexivo. Por tal motivo, “Finding Sofia” será de esas películas que dejan más de una idea/situación para pensar pero sin escatimar una sonrisa al respecto.
Viernes 15 de abril. Village Recoleta Sala: 5. A las 13.15 hs
Domingo 17 de abril. El Cultural San Martín Sala: 2. A las 18.35 hs