Guión, dirección y producción: Hernán Fernández. Con Sergio Víctor Palma, Matías Zavalla y Orieta Edith Gilberto. Fotografía: Diego Gachassin. Edición: Luciano Sosa y Hernán Fernández. Sonido: Julián Caparrós. Producción ejecutiva: Morena Fernández Quinteros y Sergio Acosta. Año: 2016. Formato: 16mm. Color. Duración: 76 minutos. País: Argentina.
Espacio INCAA Gaumont. Av. Rivadavia 1635. A las 13.15 y 19.45.
Los documentales acerca de la vida de deportistas, más aún relacionadas con el boxeo, siempre tienen algo que brindar. El héroe que sale de lugares por demás inhóspitos para transformarse en un ejemplo de superación personal frente a las contingencias de la vida. Si bien hay un origen similar, no todas las carreras son iguales. Por el contrario, difieren en su desarrollo y hasta en su final.
Lamentablemente, muchas veces se liga al deporte de las narices chatas con historias sórdidas pero las hay en todas las disciplinas. En el caso de “La piel marcada”, se toma la vida del ex campeón del mundo Sergio Victor Palma para que sea el hilo conductor de un documental tierno y afable.
Desde el primer momento, se aprecia que Palma (52 victorias -20KO-, 5 derrotas, 5 empates) no responde al estereotipo que algunos tienen de los boxeadores –estereotipo que, como tal, es infundado como todo prejuicio-. Chaqueño de cuna, siempre buscó un desarrollo de su persona. Sensible y curioso, escribía poesía y tocaba la guitarra. Su forma de hablar, rica y pausada, da cuenta de un hombre inquieto en sus búsquedas. Recordemos que tocó el cielo con las manos cuando se consagró campeón del mundo (9 de agosto de 1980) al vencer a Leo Randolph –medalla de oro en los Juegos Olimpicos- por KO en cinco rounds. Pero será en esa vuelta de Spokane, lugar donde se realizó el combate, que Palma, consultado respecto a su futuro, habla de “cuidar el cuerpo que es uno solo”.
Este retrato de la vida de Sergio Victor Palma –primer argentino en ganar el título mundial en EE.UU- se aleja del típico documental de un deportista. Está centrado en la actualidad de Palma y su vida, con su señora Orieta Gilberto. Igualmente, cuenta con momentos de emotividad en el que recuerda su niñez en los campos de algodón de La Tigra, su pueblo natal, con su madre.
La cámara juega con diversos planos en la forma en que aborda a Palma. A veces, un primer plano lo toma pensativo mientras que otras ocasiones, se aleja para apreciar el lugar donde se encuentra ubicado. Sus palabras, su pensamiento vivo da cuenta de la tranquilidad que lo atraviesa. Incluso, cuando recuerda el momento en el que perdió el título, habla de una pelea anterior contra Jorge Luján en la que perdió el “titulo efectivo” (sic) en que “me cagaron a golpes”. Palma tiene esa lucidez para ver tanto lo bueno como lo malo, pero desde una sinceridad pocas veces vista.
Al respecto, es menester recordar que la salud le ha jugado más de una mala pasada al campeón pero se ha recuperado. Palma es hipertenso y en 2004, sufrió un ACV que le paralizó el costado derecho de su cuerpo. Después, se dedicó al periodismo deportivo.
El documental asocia la actualidad de Palma, en su retiro y con edad más avanzada a la de Matias Zavalla, un joven púgil que busca insertarse, de a poco, en un deporte que demanda sacrificio y entrenamiento. Ante la necesidad, reparte comida a domicilio en su moto.
“La piel marcada” es el retrato vivo de un campeón de la vida que sigue peleando contra el olvido y todo aquello que se le ponga adelante, con el corazón en la mano y su propia sensibilidad como estandarte.