Se largó Festival de Cine Italiano con “La Nostra Vita” y y el cortometraje “L’Ape e il Vento” de Massimiliano Camaiti. Como no podía ser de otra manera, El Caleidoscopio también estuvo ahí.
En una sencilla ceremonia realizada en el Teatro Coliseo, se dio el puntapié inicial para el BACI, el 1 ° Festival de Cine Italiano de Buenos Aires, que se desarrollará entre el 17 y el 23 de Noviembre de 2011.
Con una buena cantidad de público asistiendo al Coliseo, se inició el BACI. Todo comenzó con las palabras de Ciro Di Cecco, de Telecom Italia y Guido Latella, embajador de Italia en Argentina. A continuación se hizo entrega de sendas plaquetas al director argentino Daniel Burman y a la actriz Isabella Ragonese por permitir el lazo entre ambos países a nivel cinematográfico.
Sencillo y austero, se dio paso al Festival en si con la presentación del corto “L’Ape e il Vento” de Massimiliano Camaiti y “La Nostra Vita”, la laureada película de Daniele Luchetti.
“La Nostra Vita”
Neorrealismo a lo Benigni
Después de “La Vida es Bella” de Roberto Benigni y la forma en que se banalizó en algún punto, un hecho como el Holocausto, todo película que encare un tema serio pero se deje llevar por la banalidad, tiene como referencia al film consagratorio del astro italiano.
“La Nostra Vita” intenta dar cuenta de un neorrealismo que retrata lo que sería la vida de un italiano promedio, en medio de una crisis terrible de la cual se ha leído mucho pero pasteurizada en tanto que se toma solo al protagonista, omitiendo situaciones muy ricas para un desarrollo que suceden de manera paralela al film. Este retrata la vida de Claudio, un hombre que pierde a su mujer, en momentos en que da a luz a su tercer hijo. Este es el punto de quiebre de un hombre que, grosso modo, tiene una transformación como la de Anakin Skywalker. De ser buen padre de familia y fiel marido que ama a su esposa, antepone el dinero por sobre todas las cosas, dejando los escrúpulos de lado, en el medio de una familia estereotipada. Como no podía ser de otra manera, en estos años, el problema de la inmigración está también encarnado con la aparición de una familia rumana un tanto disfuncional en cuanto a sus componentes y el destino de cada uno de los miembros de la misma.
La impunidad con la que se maneja Claudio en tanto las situaciones que lo sobrepasan, es cuanto menos sorpresiva, en tanto una frialdad que despertaría algún recelo al mismo Tony Montana. La muerte siempre está rondando la película pero la misma como un recurso shockeante, de golpe bajo. Tal es la escena de la muerte de la dulce esposa de Claudio y la forma catartica en que él canta en su funeral, en dos escenas muy bien logradas pero que tienen al golpe bajo como principal sostén. Por otra parte, deja muchos cabos sueltos en tanto guión ya que se suceden acontecimientos muy importantes relacionados a la muerte, la corrupción, la explotación laboral de los cuales Claudio sale del agua sin mojarse. ¡Increíble! Nadie puede explicar como el joven rumano, ante un serio acontecimiento que involucra a su padre y a Claudio, permanece casi impávido frente al italiano, para después hablar con tranquilidad como “si no hubiese pasado nada”.
La constitución de la familia del protagonista también cae en el estereotipo de tener una hermana desconfiada de las intenciones de los rumanos (bueh, cuanto hay así en Argentina y es “normal” pero si se muestra desde otro país, salta el pensamiento “políticamente correcto”) y un hermano mayor de buen corazón pero sin suerte con el sexo femenino. No vamos a decir como termina la historia de ambos hermanos porque es obvio pero el mensaje de que “lo primero es la familia”, como dirían los Benvenuto, vuela solapadamente el film. No interesa lo que se haga y como se haga, la familia siempre está.
En esta melange de lo dicho y lo que se oculta –que es lo más-, la banalización de los hechos acontecidos es notoria. Se puede estafar a obreros, traficar drogas, o lo que sea pero el hincapié está hecho en el derrotero de Claudio, como héroe moderno y trabajador, de clase media-baja (no clase baja como dice el programa) que intentará reivindicarse frente a los palos en la rueda que le propone esta vida tan desdichada para con él. Lo demás, nada. Son anécdotas que “adornan” el hilo principal del film. Paradójicamente, la reserva moral del film lo constituye el joven rumano que, con frases fuertes que caen como sentencias, da cuenta que algo de ética puede mantenerse.
Las actuaciones son acordes a una película en la que, pudiéndose haber desarrollado seriamente, optó por “el lado oscuro de la Fuerza”: banalidad, shock a través del golpe bajo y premios para un film “políticamente correcto” pero rengo en varios aspectos.
Ficha técnica:
Título original: La Nostra Vita. De Daniele Luchetti. Con Elio Germano, Raoul Bova, Isabella Ragonese, Luca Zingaretti, Stefania Montorsi y Giorgio Colangeli. Guión: Daniele Luchetti, Sandro Petraglia y Stefano Rulli. Fotografía: Claudio Collepiccolo. Escenografía: Giancarlo Basili. Vestuario: Maria Rita Barbera. Montaje: Mirco Garrone. Producción: Cattleya, RaiCinema, Babe Film, con el apoyo de di Canal+, MiBAC, CNC