El deber de la memoria
De Daniel Zaballa. Con Stella Matute y Celeste Gerez. Vestuario: Sol Romani. Escenografía: Natalia Epstein. Iluminación: Santiago Schaerer. Música original: Rony Keselman. Asistencia de dirección: María Eugenia Ruiz. Producción ejecutiva: Pablo Mascareño. Dirección: Tatiana Santana.
Tadrón Teatro. Niceto Vega 4802. Jueves, 21.30 hs. (Entrada libre y gratuita, se retira una hora antes del comienzo de la función)
Sofia se encuentra en un cuarto. Abre un cajón y ve una muñeca con la que se pone a hablar. Es un recuerdo de su hermana Emma. A partir de ese instante, Sofía y Emma empiezan a dialogar a través del tiempo. Emma es la hermana mayor que mantuvo su talante mientras que Sofía siguió su crecimiento lógico a medida que pasaban los años. El texto indaga en la memoria y el recuerdo de aquellos que fueron víctimas de la Dictadura iniciada en 1976. No obstante, no cae en la moraleja sino que reconstruye la historia a partir de momentos precisos que se van matizando con los recuerdos de ambas hermanas, con sus respectivas particularidades. De esta manera, ellas no solo tienen hablar sobre cuestiones pendientes a nivel político sino de índole personal, con un importante secreto que se develará a lo largo de la charla.
La utilización del espacio en la puesta es justa y exacta. Con pocos elementos, crea varios mundos que atraviesan los años, yendo desde la niñez a la adultez de las protagonistas, donde la iluminación será fundamental para enmarcar las acciones desarrolladas. La creatividad desarrollada en estos aspectos permite apreciar la obra desde distintos ángulos debido a que se encuentra en el centro de la sala, con gradas a los costados, permitiendo una observación diferente, de acuerdo al lugar en el cual uno se encuentra ubicado. Las actuaciones son de alta calidad. Stella Matute le da vida a Sofía, la hermana menor -devenida mayor- con la sapiencia que la caracteriza. Pasa de ser una psicóloga abnegada a una niña inocente e inquieta, con naturalidad, sin sobresaltos a través de la puesta. Por su parte, Celeste Gerez es Emma, la hermana que se preocupaba por los demás y que militaba dentro de una villa. Dueña de unos ojos expresivos como perlas, es la contraparte/complemento exacto, para constituir una dupla de muy buenas actrices, que dan vida a personajes fuertes y con variados matices.
Las historias de ambas darán inicio a otra similar con un futuro que llega a nuestros días y que vuelve a poner sobre el tapete lo ocurrido hace más de treinta años. El rol de la institución del silencio como práctica social a través del tiempo y la forma en que el mismo ha servido para amordazar sueños y tragedias se pone de manifiesto a través de un texto que combina la fortaleza de sus palabras con la sutileza en la puesta.
En el marco de la séptima edición del ciclo «Teatro x La Justicia», “Más frágil que el silencio” llama a la reflexión no solo sobre lo ocurrido a posteriori de la Dictadura sino sus silenciosas consecuencias que, al día de hoy, forman parte de cierto “inconsciente colectivo”.