Disco: “Canciones brotadas de mi raíz” de Luciana Jury


Innovadora y arriesgada es Luciana Jury. Desde el momento en que titula a su disco “Canciones brotadas de mi raíz”, da cuenta de donde viene el material y también que va a tener un impronta personal  (porque es “su raíz”). De esta manera, agarró un par de canciones folklóricas y las trabajó con seriedad y buen gusto para darles un toque ciento por ciento Jury pero sin afectar la esencia de la canción. Por el contrario, enriqueció cada canción en su interpretación, más allá de la versión original y otras más conocidas. La gira mágica y misteriosa que emprende Jury a los confines del folklore argentino y latinoamericano abarca tanto canciones anónimas como de Violeta Parra, Francisco Canaro o Cesar Isella.


El disco se abre con “Yo no sé que me han hecho tus ojos”, donde cambia el rumbo del arreglo del original de Francisco Canaro para darle un aire de tensa calma antes de la explosión emocional.
En “La mariposa”, de Violeta Parra, se levanta el ritmo con esta cueca ascendente a la que le seguirá “Corazón santiagueño”. Esta empieza con cierto tono blusero para después convertirse en la chacarera pasional, hecha y derecha que es. A todo esto, es menester señalar que la voz de Jury es exacta en la pasión que le pone a cada canción sin que esto implique carencia de recursos técnicos. 

En su voz, descansa la autenticidad y la raíz de este muy buen disco. Jury viene con aires renovadores a partir de una voz personal y sensible.
La chilena “Ingrato”, una festiva y autoindulgente canción (“tan grande mi sufrimiento, ingrato mío de mi corazón”) que dará lugar a “Una pera nuevamente”, con excelentes arreglos de violín y una interpretación ajustadísima a dos voces. “De a poquito quiero amarte” (original de Jury), un gato alegre en su interpretación y un ritmo apto para la danza, al igual que “Dejate que te quiera”, de autor anónimo. “Cuando el amor se aproxima”, de los hermanos Jury (Luciana en música y Jorge Zuhair en letras) mezcla chacarera con lando en arreglos que, nuevamente, dan en la tecla.

A esta altura, es necesario destacar el trabajo de Ariel Gato, el ingeniero de sonido, ya que el disco suena puro, fresco y despojado sin que implique desprolijidad alguna. Por el contrario, el sonido claro de los instrumentos y de la voz de Jury son los que alimentan la esencia de este disco.
El desamor y/o el amor no correspondido se aprecian en canciones como “Ingrato” y “Quisiera que salga un tigre” o la pena de amor en “Cuando regreses”, que se inicia con la voz de Jury desgarrada y con los instrumentos entrando de a uno para constituir una de las mejores canciones del disco. La muy conocida “Canción de lejos” también recibe el “tratamiento Jury” y le da una muy interesante lavada de cara con una guitarra seca y potente y una voz que viaja a las entrañas de la tristeza personal del no del ser amado. 


El disco cierra con “Trago de sombra”, de Falú-Dávalos, y una sentida interpretación de una pena que no cejará con el tiempo.

“Canciones brotadas de mi raíz” es un muy buen disco que permite que los aires renovadores del folklore argentino (que no pierden la esencia del género) den un paso más en detrimento de cierta mal entendida autenticidad, basada en hacer siempre lo mismo.
Con este disco, Luciana Jury da cuenta que innovación, pureza y credibilidad pueden ir perfectamente de la mano, con un material para escuchar más de una vez.

 

Sábado 12 de noviembre. Luciana Jury en Teatro SHA. Sarmiento 2255. A las 21 hs.

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