Disco: «Volumen I» de Travelling Wilburys.

Corría el año 1988 cuando pasó todo. George Harrison había vuelto al éxito mundial con su gran disco “Cloud Nine”. Cuenta la leyenda que George y Jeff Lynne –ex líder de la Electric Light Orchestra y productor del disco del beatle- estaban pensando sobre el lado B de “This is love”, muy buen tema de “Cloud Nine” que iba a ser cortado como simple de difusión. George y Jeff se juntan a almorzar con Roy Orbison, que había sacado su disco “Mystery girl”, también producido por el ex ELO. No tienen mejor idea que darse una vueltita por la casa de Bob Dylan. Quiso el destino que Tom Petty fuese a lo de Bob justo en ese momento. Dicen que se acercó para devolverle a Harrison una guitarra que le había prestado. George tenía escrita “Handle with care”. Se la presentó a los muchachos, la grabaron y allí quedó

Cuando George presentó el tema a Warner Bros, los ejecutivos de la discográfica le dijeron que era muy bueno como para ser un lado B. Paralelamente, el quinteto había comenzado a juntarse y a grabar temas para ellos, con el único fin de divertirse y pasar un buen momento. El que iba a ser «Volumen 1″ era una realidad.

Si bien el disco cuenta con una marcada impronta Harrison-Lynne, el rol de primera voz es compartido por todos los integrantes del combo. Lo mismo ocurre con la autoría de los temas donde los cinco figuran en los créditos. No hubo problemas de ego y se inventó una historia ficticia respecto a cinco hermanos, Los Wilburys que comenzó a circular como “origen” del grupo. Cambiaron sus nombres y pasaron a llamarse Nelson Wilbury (Harrison); Otis Wilbury (Lynne), Lefty Wilbury (Orbison); Charlie T Jr Wilbury (Petty) y Lucky Wilbury (Dylan). Entre los cinco abarcaban tres generaciones de rock en el más alto nivel. Tom Petty sostenía lo mismo que Ron Wood cuando ingresó a los Rolling Stones. “Siempre seré el nuevo y el más joven de la banda”, con una sonrisa de oreja a oreja, al tocar con sus ídolos.

También participaron del disco Jim Keltner en batería, Jim Horn en saxo y Ray Cooper en percusión.

Como no podía ser de otra manera, “Volumen 1” –tal como se lo bautizó al disco- abrió con “Handle with care”. Una excelente canción que muestra a los Wilburys tocando y cantando con una frescura conmovedora. Como si fueran chicos que recién empiezan, se turnan para cantar. El sublime slide de George Harrison, es la cereza del postre de un tema que se terminó convirtiendo en clásico.

El oído atento podrá percibir de quien era cada composición. La poesía de Bob Dylan se hace presente en la pícara “Dirty world”, donde se describe con gracia y astucia a una chica que “no puedo esperar para presentarte a los miembros de mi grupo”. Los coros “beatle” de fondo y el contrapunto del final, despiertan sonrisas cómplices al tiempo que Jim Horn hace sus aportes melódicos desde el saxo.

En este mismo tenor, Tom Petty hace su aparición en “Last night”, un tema 100% Petty, con el gran Roy Orbison aportando su excelente registro para una historia donde una mujer se apropia de lo que no le corresponde. Un rock a la vieja usanza tiene a Jeff Lynne en “Rattled”, en primera voz, eleva el ritmo del disco.

Para terminar lo que era, en ese momento, el lado A del disco, una gema de Roy Orbison. “Not alone anymore” es uno de los mejores temas del álbum. Volver con el corazón hecho pedazos al tiempo que la sinceridad de admitir que la situación “me lastimó como nunca antes”, dan cuenta de la “brillantez” de plasmar ese sentimiento en una canción como solo Roy Orbison podía hacerlo. No en vano el mismísimo Mick Jagger había dicho que “aprendí a cantar una balada dramática al escuchar a Roy”.

El tono de tristeza y dramatismo continúa con “Congratulations” en la cual Dylan felicita a aquella “por haberme roto el corazón” al tiempo que “a la noche, cuando estaba tirado en la cama, solo tenía imágenes tuyas revoloteando en mi cabeza”.

Con “Heading for the light” se cambia por completo la atmósfera. Fresca, vigorosa y con un ritmo avasallador, George nos regala el que es, probablemente, el mejor tema del disco. El saxo y los coros vuelven a enaltecer una canción de primerísimo nivel. Persona espiritual como pocas, Harrison vuelve a sumergirse por los caminos de la desesperación (“¿Has estado cerca del precipicio, agarrándote solo con tus uñas?”) y la mirada inquisitiva del otro (“Mis manos están cansadas y estoy con idiotas y burlones al lado”) para salir nuevamente a la lucha, con un dejo de optimismo frente a las contingencias de la vida (“No veo nada nuevo pero siento que se viene mucho cambio. Tengo el sentimiento más extraño mientras camino hacia la luz”). Un falso final exacto, anuncia la vuelta a ponerse de pie con un renovado y vital “No hay nada que pueda detenerme, mientras busco la luz”.

Dylan aporta dos canciones de calidad con “Margarita” y “Tweeter and the monkey man”. La primera es una sencilla canción –con “Rattled” son las más cortas del disco- en la que el contrapunto lo realiza con Tom Petty y el resto de los Wilburys acompaña en los coros. Se destacan los arreglos de la canción con los teclados creando un ambiente tenso para dar paso al slide harrisoniano. Aprovechamos la oportunidad para aclarar que ninguno de los Wilburys es kirchnerista ante las versiones al respecto por la utilización de la canción en el programa “6-7-8”… En cambio, con “Tweeter and the monkey man” Dylan pone la imaginación y la ironía al servicio de una gran canción. Una historia sobre los bajos fondos que incluye a un policía encubierto y un hombre mono y las peripecias que implica vivir gracias a la venta de cocaína y hachis.

Como no podía ser de otra manera, el disco termina como empezó, con los cinco cantando y divirtiéndose. Ese gran tema llamado “End of the line” fue el segundo simple que se cortó del disco. Salvo Bob, todos tienen una estrofa -mínimo- para cantar.

El éxito del disco es una grata noticia. Tras su edición en octubre de 1988, trepa a los primeros puestos del ranking norteamericano ubicándose en el puesto 3. Pero la mano empieza a cambiar. Se nota que venía muy bien la mano que el mal tuvo que apelar a la Huesuda para minar este gran proyecto. Cuando se empieza a hablar del futuro de la banda –hasta incluso de una gira-, Roy Orbison muere repentinamente de un ataque cardíaco el 6 de diciembre de 1988. Todo lo que se había planeado, quedó trunco. A modo de homenaje, el ahora cuarteto graba el video clip de “End of the line” donde se le rinde homenaje al gran Lefty Wilbury.

Con Roy se había ido un poco la magia y la frescura de este primer disco. Salió el Volumen 3, un buen álbum pero se sentía la ausencia de Orbison. Hubo colaboraciones como las de la dupla Harrison-Lynne en el aclamado disco de Petty, “Full Moon Fever”, en el que participan del video “I won’t back down” junto con Ringo Starr.

La idea de este post era recordar ese gran disco que fue el Volumen 1, de los Travelling Wilburys. Una excusa para volver a escucharlo y deleitarse por enésima vez con esas diez joyas con forma de canción.

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