Si quisiéramos definir este disco con una palabra, sería “esquizofrenia”. Una de las tantas que se podrían usar. Más que nada porque este álbum es así. Suena fuerte, vital, arrollador, con la fuerte intención de fusionar el funk con el free jazz y lograr que los jóvenes negros vuelvan a ciertas raíces luego de haberse ido tras el rock y el funk. ¿Quién lo iba a hacer sino Miles Davis? El mismo que reinventó el género varias veces, volvía renovado en tanto su creatividad sonora, con influencias varias.
El disco se llamaba «On the corner» y fue lanzado en 1972. Inmediatamente, obtuvo el rechazo de muchos de los fans de Miles, en tanto y en cuanto lo relacionaron con su producción “jazzística” anterior. El funk tampoco le abrió la puerta a esta búsqueda de Miles de nuevos horizontes. Recién con el paso del tiempo, se lo volvió a escuchar y en algunos casos, logrando una reivindicación muchas veces negada.
“On the corner” es un disco que arrasa en su desandar frenético por diversos géneros que pululaban en la época. Así, suena un wah wah en su propio tempo, el cual no tiene porqué coincidir con el del bajo, mientras de fondo se escucha una gran maraña de ritmos y géneros. Parece como que la música toma por asalto a los que están escuchando, ya sea para molestarlos o para captar su atención. Al respecto, no pasa desapercibido de ninguna manera.
Otro punto escandaloso fue la tapa del disco, donde no se ven los créditos del mismo y apenas empieza a sonar el vinilo, más de uno preguntó, al borde del ataque ¿Dónde está la trompeta de Miles que no se escucha en ningún lado? De tal manera, se entremezcla la música hindú, el jazz, un proto hip-hop o los arreglos de estudio que, con el tiempo, serán retomados por la música electrónica para los sets de drum & bass y demás. Los loops entran y salen de los temas, con una instrumentación feróz tanto en su sonido como en su interpretación. Entre los músicos que tocaron en este disco figuran estos “nenes”: John McLaughlin, en guitarra y Chick Corea y Herbie Hancock en teclados.
“On the corner” es un disco desquiciado, para escucharlo bien un día, a todo volumen y volver a ponerlo después de un tiempo. Es como esos vinos que a medida que pasa el tiempo, se lo puede disfrutar de mejor manera mientras se deja llevar por esa vorágine de sonido de 55 minutos en formato de CD o vinilo.