En este caso, tres documentales, dos alemanes y uno francés que meten el dedo en la llaga en temas tan corrosivos como de actualidad. En esos años del BAFICI, se veían documentales de alta calidad que dejaban boquiabierto a todo aquél que los viese. Estos, no fueron la excepción.
Dirección: Barbet Schroeder. Con Jacques Verges. Título en inglés: Terror’s Advocate. Origen: Francia. Año: 2007. Duración: 135′. 35 mm. Color.

Pero, ¿quién es Jacques Vergès? Nada más y nada menos que un abogado encargado de defender a los que muchos considerarían como “indefendibles” por los cargos de los que son acusados. Entre sus clientes, sobresale con luz propia, Klaus Barbie, “El Carnicero de Lyon”, un célebre criminal nazi, al que, no obstante, no se le hace el hincapié que se merecería. También defendió a Carlos, el famoso terrorista conocido como “El Chacal”.
El documental es un derrotero de la vida profesional –y personal- de Vergès en su solidaridad con todos los movimientos anti-coloniales. Tal es el caso de su defensa de soldados del FLN argelino condenados por atentados cometidos en el marco de la Batalla de Argel. Será donde se produce un momento fundamental en su vida cuando, tras la independencia de Argelia, se casa con quien era una de sus defendidas, Djamila Bouherid, convirtiéndose al Islam. Aquí es donde hay un “agujero” no especificado –o si, si uno quiere leer entrelíneas y atando cabos- cuando se dedicó a la causa palestina para luego desaparecer durante ocho años. Su vuelta es con bombos y platillos en su rol de abogado de los activistas que optaron por la lucha armada contra el imperialismo e Israel.
Centrado en la vida del abogado, no puede dejarse de tener en cuenta la coyuntura. Al día de hoy, aunque parezca increíble, es notorio el cambio de ideas con respecto a los vaivenes de la política internacional. No es la misma situación cuando se desarrolló la actividad de Vergés, el momento de estreno del documental y hoy en día, a casi diez años de su presentación en el BAFICI. En este sentido, el personaje de Vergès es uno de esos “malditos” que el espectador ama odiar u odia amar. Todo por la mediatización propia que implica ser el protagonista de un film. La exacerbación de sus propias ideas para convertirse en esa “star” que hace todo gire a su alrededor. Desde el momento en que este hombre subestima las matanzas perpetradas por los jemeres rojos, surge la dicotomía encarnada en la legitimidad del odio de los colonizados contra los colonizadores. ¿Es un héroe o un villano? ¿Acaso no podría ser ambas? Este abogado, tan vanidoso como inteligente, danza por la línea que separa el cinismo de la honestidad. La construcción realizada sobre el personaje pide una visión más atenta que los trampas argumentativas de un guión que amará la polarización en su figura.
Contradictorio y brillante, Jacques Vergès tiene en “L’Advocat de la Terror” su propio –y rico- film gracias a la pericia y creatividad de Barbet Schroeder. Recomendable documental para bucear en una personalidad controvertida y por diferentes aristas de la historia de los últimos cincuenta años.
Dirección: Romuald Karmakar. Guión: Stefan Eberlein y Romuald Karmakar. Con Manfred Zapatka. Título en inglés: The Himmler Project. Origen: Alemania. Año: 2000. Duración: 182′. Digibeta. Color

La estructura del film permite incluir al espectador de lo que sería el engranaje de una mente por demás deplorable y asesina como la de Himmler. Con la cámara fija, en un plano medio americano, el efecto es devastador. El público se sorprende ante la contundencia de las palabras que se escuchan. Lo mismo ocurre con las reacciones frente a lo escuchado. Esto es lo destacable ya que pareciera que hay quienes se quieren limpiar de culpas propias endilgándosela a un líder, a la providencia o lo que sea con tal que no lo incluya como individuo.
La violencia y la despersonalización que atraviesa el lenguaje hace aún más contundente el discurso. Será en esos momentos donde la muerte pasa a un segundo plano para instalar cada una de las palabras en otros contextos. Por esto mismo, hay momentos en que parece que está hablando el gerente de una compañía de negocios más que un jerarca nazi. Esta comparación también llevaría a un análisis por demás rico y polémico. Como siempre decimos, ante cualquier duda, consultar a Hannah Arendt.
Este es el primer experimento de Karmakar con la reconstrucción del discurso histórico por medio de una video-lectura. Imperdible para hacer un ejercicio de la memoria y la psicología de las masas.
Hamburger Lektionen
Guión y dirección: Romuald Karmakar. Con Manfred Zapatka. Título en inglés: “Hamburg lectures”. Origen: Alemania. Año: 2006. Duración: 133’. Color.

El mecanismo de las charlas era el siguiente: en ocasiones, durante las llamadas “clases”, el público podía hacer preguntas con respecto a las respuestas del Islam frente a situaciones que atravesaba tanto la vida cotidiana como una visión más política y global. Estas charlas fueron grabadas y forman parte del texto que filma Karmakar en la voz y la presencia de Zapatka.
A partir de la utilización de un actor alemán, Karmakar quita todo preconcepto respecto a un discurso emitido por una persona con barba, con todo lo que esto significa. El mismo Karmakar hace referencia en varios reportajes. Ahí ya hay un punto a tener en cuenta porque el espectador desprevenido, recibe el discurso de “gente como uno” de diferente manera y con mayor grado de penetración. ¿Qué pasa cuando se cambia la imagen de una idea determinada, amparándose únicamente en sus palabras y su significación?
Diremos como dato histórico que Fazazi fue detenido y condenado a treinta años de prisión, en relación con los atentados en Casablanca y Madrid.
Los aspectos técnicos del documental son mínimos, con planos básicos que permiten que el hincapié se haga a partir de los pequeños gestos de Zapatka y la contundencia de sus palabras. Después el discurso en sí puede ser analizado de mil maneras que no vienen al caso aquí pero que a través de la forma en que Karmakar lo presenta, abre la posibilidad de un debate largo y rico