
Tras abordar el colectivo 2, medio de transporte que nos suele comunicar con dicha zona, llegamos a la hora señalada para presenciar un concierto excelente pero que va más allá de lo visto sobre el escenario. ¿A que nos referimos?
Primeramente, el cuarteto integrado por Analía Rosenberg en piano, acordeón, arreglos y dirección musical, Daniela Horovitz, voz y guitarra, Soledad Maciel, voz y ukelele y Melina Kyrkiris en violonchelo, desarrollan un rico y excelentemente bien interpretado repertorio basado en la canción francesa al que adosan su toque particular. De esta manera, canciones de Jacques Brel y Serge Gainsbourg se resignificarán en cada uno de los comensales a partir de los arreglos de las mismas. Igualmente, el repertorio no se queda en el recuerdo y la nostalgia. Los arreglos revitalizan esos clásicos al tiempo que el abordaje abarcará a otros artistas más cercanos en el tiempo como Les Négresses Vertes.
Ataviadas con elegantes vestidos negros y zapatos rojos, las cuatro damas se ubican para dar comienzo a uno de esos shows que uno puede disfrutar tanto desde la escucha atenta o del acompañamiento que implica una mano siguiendo el ritmo asi como el deseo de levantarse de la silla y bailar.
El viaje musical que propone La Impertinente se inicia con “C´est pas la mer a boire”, de Les negresses vertes y “La Javanaise” de Serge Gainsbourg. Será en ésta donde Rosenberg cambiará por primera vez al acordeón para un temazo de un grande de la canción francesa. Daniela Horovitz y Soledad Maciel serán las que lleven adelante el show con carisma y simpatía desde diferentes roles. Horovitz será temperamental y arrolladora mientras que Maciel será la voz delicada y sutil. Ambas brindarán variados matices a la interpretación de las canciones al tiempo que se complementarán de maravillas en los dúos que realizarán. Por su parte, Melina Kyrkiris será fundamental en las melodías.
Los arreglos que han realizado para las canciones no solo dan cuenta de la versatilidad y el virtuosismo de la banda sino su creatividad. Percusión con cucharas para “C´est magnifique”, del gran Cole Porter para saltar sin escalas a para alguna composición propia de la banda, tal como “Le contorsioniste de Lisieux.
El cambio de ritmo es constante, como en el clásico de Francisco Canaro, “Me enamore otra vez” o de “La Foule”, un gran éxito cantado por Edith Piaf, que es la versión francesa del famoso vals peruano compuesto por Ángel Cabral llamado “Que nadie sepa mi sufrir”. También habrá tiempo para recordar a ese personaje tan especial como Amelie Poulain y el “La valse de Amelie”, de Yann Tiersenn.
Será en este instante que uno se percata como el tiempo pasa sin que uno se percate del mismo, atrapado por el buen gusto y mejor interpretación que hace La Impertinente de canciones conocidas para muchos o descubiertas por otros tantos. La química que hay en el cuarteto es palpable a través de los guiños y diálogos al tiempo que la relación con el público es constante.
En el show no solo presentan su disco “Voilá” sino que incluiyen canciones que forman parte del mismo estilo que vienen transitando, no incluídas en el CD. O sea, escuchas el disco –el cual es menester comprar a la finalización del show- y de paso, te enriqueces con temas que, probablemente, no conocias. Hete aquí un beneficioso efecto colateral de lo presenciado que es la imperiosa necesidad de curiosear. Hacer el proceso inverso con las canciones que es, a partir de haber visto las excelentes versiones a cargo de la Impertinente, ir a buscar como eran las originales. De esta manera, se amplía el bagaje musical y se abre a nuevos estilos.
El recital termina con esa gemita que es “Les Triplettes de Belleville”, canción homónima de la reconocida película animada francesa en la que tres ancianas van al rescate de un joven ciclista secuestrado por la mafia.
Termina el show y nos vamos con “Voilá”, el disco de La Impertinente del cual ya hablaremos más adelante. Pero ahora, los invitamos a ver un recital de esos que son inclusivos en todo el sentido de la palabra. Abarcarán diversos públicos a los cuales captará por la combinación de la elección de un repertorio determinado, la exploración de nuevos caminos a través de sus arreglos y una interpretación tan virtuosa como sensible. Por estos motivos, no se pierda de ver a La Impertinente Señorita Orquesta. Va a salir cantando en francés y seguramente, con ganas de recomendarlo a todo aquél que tenga oído refinado y un sano deseo de expandir su horizonte musical.