María Forni: «Con el grupo Simpatizo con Todo, no paramos de generar proyectos»

Actriz y nervio motor del grupo “Simpatizo con todo”, María Forni protagonizó una de las puestas más destacables del presente año, la corrosiva y excelente “La Maquila”, puesta que pone el dedo en la llaga en relación con el trabajo esclavo. Además, adelanta los proyectos futuros personales y a nivel grupal.


 – María, ¿cómo surge «La Maquila»? 
– Anabella Valencia, directora artística del teatro El Popular, conoce nuestro trabajo, lo viene siguiendo y pensó que podía ser un proyecto de interés para el grupo (Simpatizo con todo-Compañía de teatro) así que nos convocó en Noviembre del 2013 para montar la obra. “La maquila” fue una de las obras ganadoras del primer concurso de dramaturgia organizado por la institución: “Estampas de la Argentina actual”, con un jurado integrado por Patricia Zangaro, Bernardo Carey y Amancay Espíndola y del cual también resultaron los montajes de las obras “Panza Verde” de Julio Molina y “Un mundo flotante” de Marianos Saba.

– Desde el mismo momento que tuviste la primera imagen de la obra, ¿era tu intención llevarla hacia una historia de violencia de género y prostitución? 
– No creo que la obra esté “llevada” hacia ningún lugar que no esté palpable en el texto. En “La maquila” conviven muchas historias. Todos los personajes son víctimas y victimarios. La violencia no tiene género y todos se prostituyen de una forma u otra para poder sobrevivir. El maltrato constante, la desesperanza, la deshumanización los atraviesa a todos y cada uno hace lo que puede con su vida o lo que se ve obligado a hacer.

¿Qué sentiste cuando leíste por primera vez el texto? 
– Me interesó el tema, pero me costó engancharme con el estilo de escritura. Es una obra, como la describe su autora, escrita a retazos y me faltaba en algunos personajes un desarrollo mas profundo. Raquel y Paula sin embargo tenían otra mirada y confié en ellas. Fue bueno también contar siempre con la buena predisposición de Valeria Medina (la autora) para reescribir, corregir y adaptar parlamentos o situaciones a las necesidades que se nos iban planteando a medida que ensayábamos. 

– ¿Llevó mucho tiempo de ensayo? 
– Sí, bastante. Fue un proceso arduo que arrancó a fines del año pasado con un casting de actores y actrices de diferentes nacionalidades para poder conformar el elenco con la variedad de voces que pedía la obra. Más tarde se incorporaron las bailarinas (3). Somos un elenco grande y un equipo de trabajo numeroso también así que el proceso de ensayos fue bastante complicado. Por suerte contamos con un grupo muy creativo y solidario y pudimos ir resolviendo cada complicación que se nos presentó, que no fueron pocas. 

– ¿El dibujo de los personajes siempre tuvo la idea de la incertidumbre? Digo…son personajes contradictorios y no son fácilmente calificables de «buenos» o «malos». 
– Los personajes son víctimas y victimarios a la vez. Maltratan y son maltratados. A veces, parece que están anestesiados respecto del sufrimiento del otro, insensibles. Están todos contaminados por igual, como dice uno de los personajes y conviven permanentemente con la violencia y el abuso. Quizás el personaje que genera más empatía es el de Yakes, interpretado magníficamente por Ignacio Huang. Es un inmigrante al que han sometido a una intervención en el cerebro y que por ende está “loquito” y es el que en determinados momentos de lucidez dice las verdades de forma clara y contundente (“La frontera no te separa del dolor. El asesino se pasa de frontera a frontera”).

¿Qué te decía la gente cuando terminaba la función? No son muchas las obras que toquen estos temas… 
– La gente quedaba en general muy impactada y muy conmovida. Elogiaban muchísimo las actuaciones y la puesta de Paula Etchebehere que combina el teatro, la danza y las proyecciones audiovisuales. La escenografía de Magali Acha también era motivo de elogios y el trabajo que los actores hacemos con ella gusta mucho también.


– Es una puesta que habla de temas de precarización laboral y DD.HH, ¿La llevaron a escuelas o ONG’s? 
– No, no hemos tenido la oportunidad de hacerlo todavía. Quizás el año que viene. 

– Perteneces al grupo Simpatizo con Todo. ¿»La Maquila» cuadra perfectamente con las búsquedas que tienen ustedes? 
– Creo que sí. Somos un grupo de creación e investigación teatral y las temáticas que venimos abordando en nuestros montajes tienen que ver con el maltrato, el abuso de poder, la desprotección, la locura, el abandono, es decir, temas de fuerte contenido social, así que “La maquila” resultó un material acorde para trabajar.


– ¿Cómo fue la conformación del grupo «Simpatizo con todo»? 
– Se dio de manera muy natural. Nos juntamos con Paula Etchebehere, Raquel Albéniz y Magali Acha en el 2009 para el montaje de la obra “Batir de alas” de Gilda Bona y desde ese momento no paramos de generar proyectos juntas. Mas tarde se incorporó Daniela Martínez que nos hace la asistencia general de todas las obras y que nos tiene una paciencia infinita, además de aportar constantemente ideas y soluciones. También tengo que mencionar a Lautaro Cottet que ya es “una de nosotras” y que nos ha compuesto la música original de cada proyecto.
Hay una estética que compartimos, un tipo de dramaturgia que nos atrae y una forma de laburar que nos da felicidad aunque nos agarremos de los pelos más de una vez. Aprendemos mucho juntas, dudamos mucho, discutimos mucho, investigamos, probamos y no tenemos miedo a arriesgarnos. Creo que eso, además del cariño que nos tenemos, nos ha mantenido juntas todo este tiempo

La obra «Simpatizo con todo» tiene un aura relacionada con el poder y cierto toque foucaultiano…¿Puede ser? 
– Uh, que brete! No soy ninguna especialista en Foucault, pero sí, puede ser. Tengo entendido que, según Foucault, son los que tienen el poder quiénes definen lo que es normal y lo que no lo es, lo que es justo y lo que es verdad. Una sociedad puede definir la locura de tal manera que ciertas personas caigan en esa categoría y sean aisladas. Eso sucede en “Simpatizo con todo”, es el narrador (Raquel Albéniz) el que encarna el poder, la razón, el estado. Es una especie de Rey Sol “tatcheriano” que somete a su voluntad y a su capricho el destino de las dos internas amparado, entre otras cosas, por las leyes del mercado. “La razón económica ante todo, porque esa es la razón de todo”- dice el personaje, y se presenta como el dueño de la verdad

¿Va a volver «Simpatizo con todo»? 
– Eso esperamos. Nos costó este año encontrar el momento para hacerlo por los compromisos que ya habíamos tomado como grupo y de forma individual, pero imagino que el año que viene, mejor organizadas, vamos a poder reponerla. 

– ¿Cómo recordás «Totoras»? 
– Fue un delirio catártico salido de la trastornada cabeza de Raquel Albéniz! Nos divertimos muchísimo haciéndola. No es ni por asomo una obra “políticamente correcta”. Creo que a la gente le gustó tanto porque se identifica con los personajes de esta pareja y porque muchas veces nos gustaría poder hacer esa catarsis en la vida real, decirnos esas cosas que sabemos que no podemos decir, porque no está bien, porque puede no haber retorno. La pareja de “Totoras” plantea una serie de acuerdos en los que se habilitan a cruzar esos límites. A ella le cuesta menos, mientras que él (Carlo Argento) es más reticente, más temeroso. La puesta de Paula y Raquel incorporando a los músicos de jazz  Rolando Vismara (trompeta) y Daniel Romano (tuba) en escena jugando casi como dos voyeurs de este momento de ruptura completa un espectáculo, a mí entender, muy disfrutable, sobre todo para parejas que llevan algún tiempo juntas.
Volvemos el año que viene al Teatro del Abasto así que estamos muy contentos. 

– ¿Y «Batir de alas»? 
– “Batir de alas” es la obra que mas quiero y quise hasta ahora. Desde el primer momento que leí el texto quedé prendida de la historia, de los personajes, del universo creado por Gilda Bona y de mi personaje en particular, “la Elva”. Siempre estamos queriendo volver a hacerla. Recuerdo que al final de la última función de la segunda temporada lloré como un marrano sentada en el medio de la escenografía, hubiese querido seguir haciéndola ad eternum, pero se había cumplido un ciclo y no quedaba otra que bajar. Ya volverá, estoy segura.


– Si María Forni no era actriz, ¿Que otra vocación tenía? 
– Esta pregunta es fácil! (risas). Soy diseñadora gráfica egresada de la UBA. Esa fue mi primera vocación y durante muchos años laburé en estudios de diseño. Todavía sigo diseñando free lance y me doy el gusto de diseñar los carteles y programas de nuestras obras. También hice el profesorado de inglés y he dado clases durante muchos años. 

– ¿Estas preparando alguna nueva obra? ¿Tenés planes al respecto? 
– Sí, ya estamos trabajando con SCT en nuestro siguiente proyecto a partir de una serie de imágenes de mujeres notables, muy cuestionadas, pero fascinantes.
Por otro lado tenemos la reposición de “Totoras” en el Abasto y probablemente la de “Simpatizo con todo”. Con Raquel Albéniz como directora estamos en breve arrancando los ensayos de una comedia muy divertida de Patricia Suárez, “Querido San Antonio” junto a Carlos Kaspar, Alicia Staif y Ana Kogan, para estrenar en fecha a confirmar. Y además, estoy ensayando junto a Analía Sánchez con dirección de Alejo Sambán, una comedia delirante, para estrenar en No Avestruz. Esos son los proyectos confirmados, pero hay otros en danza que todavía no tienen sala, o están buscando director y/o elenco, pero que ya están haciendo su camino. 

– Si por la puerta del Teatro El Popular entrase la María que recién empezaba a estudiar teatro, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación? 
– Le diría que no se instale, que no tenga miedo de arriesgarse, que vaya despacio y persevere y fundamentalmente que no se ponga ansiosa, que el camino es largo y hay que caminarlo sin pausa pero sin prisa y con mucha paciencia!

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