Emoción y barbarie
Dramaturgia: Natalia Villamil. Con Mariano Mazzei. Vestuario y escenografía: Valeria Cook. Diseño de luces: Jessica Tortul. Música: Gustavo García Mendy. Fotografía: Christian Inglize y DeadossolerVeronese. Asistencia de dirección: Guillermo Aragones y Gabriel Guz. Producción: Gabriel Guz. Dirección: Ana Alvarado.
La Carpintería. Jean Jaures 858. Sábado, 20.30 hs
Un espacio absolutamente vacio. O casi. En ocasiones, el protagonista podrá sentarse para construir una escena. Después, nada. El minimalismo escenográfico se contrasta con el muy buen trabajo de iluminación que es el adecuado para los climas que requiere la puesta, la cual solo necesitará de un vestido en el marco del vestuario. Después, solo un actor, texto, dirección e iluminación. ¿Parece poco? En absoluto. Pero vayamos por partes y empecemos por donde se debe, que es el principio.
Un ser que vive en el envase equivocado. Sensaciones encontradas a través de quien se ve en otro cuerpo y su lucha por la reivindicación de su propio ser. La búsqueda de la identidad cuando, en realidad, la misma es palpable. Solo falta el reconocimiento de los otros (¿importa acaso? ¿en que medida? son algunos interrogantes que quedan planteados). Quienes tengan aguzado el oído musical, podrán sentir como tema de fondo aquella gran canción de Man Ray, “Sola en los bares”. En cambio, habrá quienes opten por dejarse llevar por un texto que busca la sensibilidad a través de las diversas situaciones por las que va pasando su protagonista.
Será en este momento donde entran en acción las otras dos patas que conforman una obra absolutamente disfrutable como la acertadísima dirección de Ana Alvarado y la actuación de Mariano Mazzei.
En el caso de la dirección, si no se afinaba la marcación, se corría el riesgo de caer en sobreactuaciones o que la sensibilidad se transforme en sensiblería, saltando del escenario hacia la platea. Precisión quirúrgica y pulgares arriba para Ana Alvarado en su trabajo, en el que tuvo a un actor de las características de Mariano Mazzei para un personaje complejo que también corría el riesgo de caer en una exageración con respecto a las peripecias que le toca vivir. Mazzei ya cuenta con una probada experiencia en unipersonales (su “Quien lo probó lo sabe” sobre la vida de Lope de Vega ha sido reestrenado y es una gema que no pasa nunca de moda) por lo que sabe perfectamente los secretos del formato. Camina y actúa, transita el escenario bordeando las peripecias que debe sortear en una vida difícil.
Con una dirección precisa y un Mariano Mazzei exacto, “Sola no eres nadie” es del tipo de obras que buscan conmover y lo logran al ciento por ciento con una historia donde todo está ubicado en su lugar, en su justa medida.