Martín Flores Cárdenas: “Me inspira la complejidad contradictoria del amor”

Dramaturgo y director de reconocida trayectoria, Martín Flores Cárdenas está encarando la segunda temporada de “Entonces bailemos”, puesta que anduvo nominada a varios premios, como los Trinidad Guevara y el ACE. ECDL charló con MFC sobre teatro, reestrenos, inspiraciones y la duración de una obra.


– Martín, ¿cómo surge «Entonces bailemos»? 
– Releyendo viejos textos que había escrito años antes. Aunque eran de otra época mía, no sé… , creo que me reconocí. Me di cuenta que, al final, los temas que interesan siempre son los mismos. Puntualmente estos relatos tenían mucho que ver con algunas situaciones que estaba atravesando nuevamente, en mi vida. Eso me llevó, una vez más, a hablar del vínculo entre el amor, el dolor y la violencia. 

¿Las historias ya las tenías escritas? 
-Cuando empecé a pensar la obra tenía escrito solo dos cuentos. Cada uno era, para mí, una escena. Después escribí tres escenas más. Con eso ya tenía suficiente como para juntarme con el elenco “tentativo”. Digamos para obligarme a escribir y comprometerme con esas ganas inciales. Hago eso a veces. Involucro a otras personas y veo qué pasa. Les leo el texto a ver qué se arma con el otro; si me sigue calentando la idea le doy para adelante. Los cinco relatos que leímos en esa instancia conforman la primera mitad de la obra. Mientras ensayaba con los actores esa primera mitad, escribí en soledad el resto del texto. 

-La puesta gira en la necesidad de verbalizar rupturas y pérdidas respecto al amor. ¿Hay algo de catarsis también? 
-Siempre hay algo… Las situaciones que atraviesan, los miedos y las fantasías de los personajes que yo siento propias… Me reconozco en todos de ellos, de alguna manera. 

-¿Cómo fue la conformación del elenco? ¿Estuvieron ensayando mucho tiempo? 
-Primeramente pensé que en el mismo elenco de “Mujer Armada Hombre Dormido” (2011). Pero al final sólo Laura López Moyano y Javier Pedersoli quedaron de aquel grupo inicial. Florencia Bergallo y Marcelo Mininno se sumaron después y finalmente Julián Rodríguez Rona. Fue un proceso intenso pero muy placentero. Antes de empezar cada ensayo y durante los mismos hablábamos mucho. Sobre todo, de amor, los vínculos… Nuestras experiencias con el sexo, la violencia… Sentía que era necesario estar tirados con un trago en la mano reconociéndonos en los personajes, en sus actos. Revelándonos pensamientos oscuros, debilidades. Después, a la hora de ponerle el cuerpo, era muy útil todo ese bagaje.

¿Cómo fue el trabajo con las coreografías? ¿Te sorprendió la nominación a los Trinidad Guevara por la coreografía de la obra? 
-Manu (Manuel Attwell) hizo un gran trabajo. A algunas partes físicas que nosotros veníamos laburando antes de que él se incorporara, les dio forma y vuelo. Laburó mucho con los chicos toda la coreografía “country”. Los entrenó, digamos, porque la mayoría de ellos no bailaba.
La nominación nos sorprendió sólo porque en general en ese rubro están nominados espectáculos de danza o musicales. Pero la distinción de cualquier tipo la tiene súper merecida. Por este mismo trabajo ahora está nominado al ACE, también. En cambio, “Entonces Bailemos” como está nominada como Mejor Espectáculo Alternativo. 

– ¿De qué manera surge la aparición del guitarrista/protagonista? ¿Las canciones? -Apareció. Muchas veces no sé por qué hago las cosas. Pensé que era parte del mundo de la obra. Después me di cuenta de que lo necesitaba, que podía ser un buen nexo. Funcionó y finalmente terminó siendo el ícono de la obra. Julián (Rodríguez Rona) hasta ese momento jamás había tocado música country o folk. Ni siquiera le interesaba. Pero nos juntamos, escuchamos discos juntos, le mostré algunos videos de referencia y entendió enseguida que era lo que necesitaba de él. A partir de ahí, él proponía y yo elegía. Creo que hicimos una gran selección de temas. Y como Juli es muy buen actor e interpreta esas canciones desde el personaje de cowboy que le toca, la música country parece haber pertenecido a su repertorio de músico desde siempre.

Hasta «Entonces bailemos», te habías caracterizado por realizar obras con un tiempo de duración bastante corto. ¿A qué se debió el cambio respecto a la duración de la puesta? 
– Cuando mis obras duraban 35 minutos jamás me proponía “voy a hacer una obra corta”. Sencillamente era el tiempo que necesitaba para desarrollar ese trabajo en particular. En este caso necesité poco menos de una hora. Que tampoco es mucho. No siento que haya cambiado nada al respecto 

– Con la salida de Laura López Moyano y el ingreso de María Figueras, ¿cambiaste el texto? ¿Hubo algún trabajo especial con respecto al cambio en las actrices?
El texto es exactamente el mismo. Lo que le pedí a María no fue muy diferente de lo que había trabajado con Laura. Claro, son minas distintas, manejan otras energías, son cuerpos distintos y ahí es donde hice foco: en encontrar en ellas, en su forma, en sus cuerpos la voz de los personajes que iban a representar.

-¿Cómo recordás «Matar cansa» y la experiencia de dirigir un texto que no es tuyo? 
– Fue una experiencia muy copada. Diego (Gentile, protagonista de “Matar”) y Santiago (Loza, dramaturgo de la puesta) son amigos míos, personas a las que aprecio y admiro y seguramente con los dos, juntos o separados volvamos a trabajar. Creo que soy mejor director que autor. En cualquier momento me meto con un texto de otro. Tengo que encontrar algo que me caliente mucho y me mando.

-¿Hay alguna de tus obras que quieras volver a reestrenar? ¿Crees en los reestrenos o que las obras pertenecen a un momento determinado? 
– Por ahora no hay nada que quiera reestrenar. Pero tampoco tengo una opinión formada sobre el tema «reestrenos». Estar mucho tiempo con una obra me aburre un poco. Por eso la seguidilla de reemplazos temporarios que estuvo atravesando “Entonces Bailemos” fue un aire para mi. Un aliento. De cada reemplazo creo que la obra sale fortalecida, crece. Este mes volvió el elenco original. Si alguna vez me dan ganas de reestrenar no creo que vaya a plantearme demasiadas cosas para hacerlo. Sin duda será otro proceso. Pero hay que tener ganas.

¿Qué te inspira a escribir al día de hoy? 
– Loque muchos llaman “la complejidad contradictoria del amor”, siempre termina siendo un disparador. Mis miedos, fantasías…Los vínculos en general para mí son una “inspiración” si querés.

¿A quién tenés como referente del teatro? 
-Siempre se me asocia más a autores de narrativa o directores de cine que a referentes del teatro. Hay un montón de directores, autores y actores DE TEATRO que aprecio y admiro mucho. A algunos de ellos son mis amigos y a veces trabajamos juntos. Pero no sé bien si eso los vuelve referentes “estéticos”… Supongo que es ahí adonde apunta la pregunta. Igualmente te voy a decir esto: jamás trabajé con Alejandro Tantanian, pero fue profesor mío y hoy puedo decir que somos amigos. Él me alentó e insistió a que estrenara textos míos como “Mujer Armada Hombre Dormido”. Siento que también me transmitió una forma amistosa de liderazgo, cosa que aplico mucho. A generar climas de trabajo copados, sin tensiones al pedo. Él sí es un referente para mí. Al final, ¿viste? ¡Te tiré un nombre! (risas).

– Si Martín Flores Cárdenas no era dramaturgo, ¿qué sería? 
– Un vagabundo. ¡Ah, no! ¡Pará! Si no fuera dramaturgo me preguntaste…. 

“Entonces bailemos”. Camarín de las musas. Mario Bravo 760. Sábado, 23 hs.

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