Actríz polifacética, que se ha destacado tanto en televisión como en teatro ya sea en comedia o drama, ahora encara dos proyectos opuestos en teatro, como “Postparto” y “La estación de la estación Windsor”. Simpática y abierta al diálogo, Silvina Bosco nos adentra en su mundo.
-¿Cómo es abordar dos mundos diferentes como “Postparto” por un lado y “El portero de la estación de Windsor” por el otro?
– Una de las cosas por las cuales elegí esta profesión es porque me encanta todo el tiempo quebrar y hacer composiciones, caracterizaciones. Elegí esta profesión por eso y sobre todo el teatro, que me da esa posibilidad. Hacer estas dos obras diametralmente opuestas me encanta. Son dos mundos distintos. Lo complicado es que estamos haciendo una función semanal de cada una de las obras con lo cual saliste de ese mundo, entraste al otro y como que no tenés tiempo de volver a engancharte. Ahora, con “Postparto”, nos han dicho de hacer una función más los viernes porque estamos llenando y queda gente afuera. Al principio, queríamos hacerla solo el domingo a la tarde porque era un público para ese día pero estamos ampliando los horizontes. Es muy interesante hacer eso con estos mundos. A mi me adentra en una cosa más densa, más difícil lo del Portero por esta cosa de relator y personaje por segundo, que hace que tengas un nivel de concentración muy importante.
– Es toda una vorágine muy importante para el espectador que está sentado, que se rompe la cuarta pared y vuelve...
– A mi me encantó como actriz y dije que si enseguida que me lo ofrecieron. Me encantó trabajar con una directora canadiense como Julie, que es una mujer con una cabeza muy amplia y esa cosa que vos decías de la multimedia, con la ruptura. Ella lo sabe manejar muy bien y es muy fácil trabajar con ella. Fue un desafio muy importante y es una de las obras que me pone más nerviosa antes de empezar a hacerlo porque requiere un poder de concentración muy grande. En un momento estoy con el público casi pegado. Hay escenas que me toca estar ahí adelante y quebrar. Viste que hay una escena en la que me abrazo con Manuel y vuelvo? Tengo que estar con él y después volver a estar para adelante. Siento que si estoy milimétricamente desconcentrada, me perdería. Siento que es una obra que requiere de concentración, como todas, no, pero esta más. Pero me gusta lo que se dice, contar la historia de un personaje que ha sufrido tanto. Además lo contamos humanamente de alguien que no es un héroe sino todo lo contrario. Es una persona que no pudo con su propia vida, con la del hijo que tuvo. El tipo podría haber hecho otra vida pero no pudo por circunstancias externas. Su relación con el amigo, el Golpe…Todo esto es externo y algunas decisiones las supo tomar y otras no. No hay un héroe sino una historia de vida que Julie quiso mostrar. A este señor lo conoció en un bar y empezó a contarle la historia. Lo atrapante es que es una historia de vida y ahí está metido el Golpe, el exilio, el amor y desamor. Es una historia de vida y eso me pareció interesante.
– ¿Cómo fue el trabajo con la multimedia?
– En esta obra, siento que suma, que en ningún momento invade. Hice una obra hace muchos años, que Ignacio Apolo (justo el director de la otra) había hecho la adaptación del texto, en el San Martín, que era “La Historia de Sobremonte”. Todos actuábamos y la multimedia estaba a todo trapo, atrás. En ese caso, lo lamento porque fue una experiencia en que la pasé muy bien pero a mi molestó. En ningún momento sumaba y la gente no sabía si mirar a los actores o la pantalla. Encima en una sala como la Martín Coronado que es enorme. O veías lo que estaba pasando en esa pantalla enorme o a los actores que estábamos que era más chiquitito. En ese momento, sentí que me molestó y que al espectador también. Fue hace muchos años y no estaba de moda como ahora. Pero en este caso, suma. Aparecen imágenes que suman a lo que acabamos de actuar y hay una música excelente que aporta a la actuación. En ningún momento, quita la atención. No es lo mismo hacerlo en el Portón de Sánchez que en la Martín Coronado que era más complicado. Me suma mucho como actriz porque miro las imágenes que están pasando y se cuando entrar. Es amigable y nadie se quejó de la multimedia.
– ¿Y el texto?
– No fue fácil porque si tuviese que dialogar con Manuel o con cualquiera, bien pero aquí tengo que hablar al público y quebrar, ser Claire y después volver a ser la narradora, costaba estudiarlo, quebrarlo y hacerlo sutil. Claire tiene una voz y la narradora otra para diferenciar pero tampoco dos voces diametralmente opuestas porque quedaría horrible. Ya es extraño cuando Claire llora y paro para ser la narradora y hablo. La gente espera que el personaje siga llorando pero el código ya está establecido. Si fuera al comienzo, sería más difícil de entrar pero fue más difícil de estudiar por eso. Pero una vez que lo estudiás y te lo adentrás, es una experiencia muy interesante.
– Contame de Postparto
– Ah! Postparto…es otra cosa porque es un mundo muy afín a mí porque soy mamá. Todo lo que está escrito ahí, si uno no lo vivió, lo tuvo cerquita, con tu mamá o una amiga, pero es como a flor de piel. Lo bueno de Postparto es que tiene humor (adoro el humor) y tengo, por el personaje que me tocó, que elaborar la sutileza del relato donde está todo el tiempo la conmoción que vivió por la depresión postparto. Me permite la obra quebrar al hacer otros personajes, cuando participo de las historias de mis otras compañeras con humor. Eso está bueno.
– Me pareció muy bueno el no caer en una cosa idílica. Además, se engancha mucho con el hombre.
– Si, es cierto. Cuando nos sentamos con Ignacio y los autores, les dijimos un par de cosas: primero que el hombre no se quede afuera y sienta que se lo bastardea. “Claro, ustedes no nos comprenden ni nos ayudan”. Porque no es asi en la realidad. A nosotras nos pasan determinadas cosas hormonales y el hombre no sabe donde está parado. Esto es parte de la naturaleza y está bueno decirlo porque…de eso no se habla. Es el lado oscuro de la maternidad. Hablemos de esto con humor pero hablemos. El tema es que quisimos cuidar al hombre. Encima mi personaje es la que tiene al hombre más amoroso, que es Pablo, que quiere comprenderla y no sabe que le pasa; que en ningún momento la maltrata porque sabe que es depresiva sino que dice “No te entiendo”. Se prende con ella cuando le dice de salir a conversar, no le entiende hasta que la termina que comprendiendo cuando le dice “Te amo” y la abraza.
– Eso fue muy conmovedor.
– Esa última escena fue muy difícil y la reescribimos porque fue decir “¿Qué dice?”. Que diga que queremos que nos digan en realidad…sin caer en ninguna cursilería. Porque además del “Te amo” tiene que haber otra cosa. El abrazo es todo. Queríamos un grado de intensidad. No nos interesaba hacer una obra de mujeres que se sienten en tres sillas de las que ya hemos visto millones de veces. Está todo bien, las he visto, he llorado pero son muchas las que hay en cartel. Entonces no queríamos caer en lo mismo ¿Para que? Además el tema amerita un grado de intensidad, tenía que tener un grado de compromiso. Me comprometí con esta obra y la quiero mucho porque fue muy trabajada para que no caiga en el stand up, algo liviano o estereotipado. Ignacio cuida mucho que en los relatos no estereotipemos como con la típica depresiva. Que sea una mujer a la que le pasan estas cosas y que sea la que relata lo que le está pasando esto.
Impasse: Un barcito pequeño pero confortable, a la vuelta de Pol-ka, es el lugar para hacer el reportaje. La nota se transforma en una charla divertida y amable. Silvina destaca las bondades de haber estudiado en el Conservatorio y recuerda con emoción y cariño sus comienzos en el arte de la actuación.
– ¿Y la Banda de la Risa?
– Tenemos una gira por Europa para el año que viene. Adoro a la Banda. Me siento una actriz inmensa porque hacés de todo. Cantás, hacés comedia del arte, acrobacia. Es muy integral. Para mi, volver a la Banda me encantó. Claudio me dijo que el año que viene teníamos una gira por Europa y le dije “voy”. Cargo a la nena en una mochila y voy.
– Silvina Bosco, si no era actriz, ¿qué hubiese sido?
– ¡Que interesante! Silvina Bosco no sabía que iba a ser actriz. A los 17 años, era muy buena en química y también escribiendo. Pensaba en seguir con Filosofía y Letras o Bioquímica. O sea, dos mundos completamente diferentes. Cuando terminaba el secundario, yo iba a una escuela de mujeres y el papá de una de las chicas dijo de hacer una obra para recaudar fondos para el viaje de egresados. Nos hizo una pequeña pruebita y me dijo “sos buena y quiero que seas la protagonista”. Hice “La Dama del Alba” de Alejandro Casona. Cuando subí al escenario y pude recibir el cariño de la gente y eso, dije “de acá, no me bajo más”. Mi abuelo fue muy astuto y le dijo a mi mamá “Dejala porque va a estudiar en el Conservatorio Nacional –hoy IUNA-, va a estar preparada y no va a hacer cualquier cosa”. Se lo agradezco porque tengo una formación que no te la da el hacer un curso de teatro –y eso que hice muchos-,por eso, cuando se me acercan muchos chicos a preguntar si doy clases o donde estudié, les digo que vayan al IUNA, La preparación intelectual que obtenés ahí, no la sacás en cualquier lado y te sirve muchísimo. Te da una cultura general terrible. Cuando empecé a leer los textos que me daba Augusto Fernández, ya tenía un concepto formado de cada autor por todo esto. Era más fácil. Me hacía hacer un Tio Vania y ya sabía cuando teníamos que estudiar, los mundos de estas personas, allá en Rusia.
– Hablando de toda esta parte teórica que dijiste recién. Ahora hay una cierta crítica a los actores más jóvenes de televisión cuando saltan al teatro que no están preparados.
– Coincido en esa crítica con los actores no preparados. Joaquin Furriel es un actor que salió de Conservatorio y está muy preparado. Además de haber hecho toda la carrera, para el laburo que está haciendo ahora, se preparó con un coach y lo que más laburó fue el tratamiento del texto y la voz. Si el actor se prepara, no hay edad. Hay actores grandes pero no están preparados. Se critica a la nueva generación pero hay actores que están acostumbrados a hacer siempre lo mismo, que les sale bien y queda muy lindo pero no tienen preparación y no pueden salir de ahí. Hay otros que son dotados, que no tienen preparación pero igual hacen todo bien. Son pocos pero son dotados. En general hay que estar preparados y eso se ve cuando se pasan los textos. Si Joaquin no se hubiese preparado, no lo hubiese podido hacer. Creo que “La vida es sueño”es su mejor trabajo. No deja de estudiar, laburar y prepararse. Lo que si veo es que hay una nueva generación que es de televisión y que no está preparada para el teatro es porque le faltan elementos. Para pasar de verdad, la cuarta pared, con energía, se necesita entrenamiento.
– ¿Eso es culpa de la televisión?
– No se si echarle la culpa a la televisión porque si vos hacés únicamente televisión, no tenés que derribar ninguna pared. Cuanto más chiquito lo hagas, mejor. Es más, a muchos actores de teatro los han llamado para hacer tele y les dicen que no sirven porque hacen todo muy exagerado. Es el fundamento de cada uno de ellos. Para hacer teatro tenés que estar entrenado minimamente. Buscarte un director o un coach que te ayude con algunas cosas porque vos crees que estás traspasando la cuarta pared y te estas reventando pero en realidad no pasa nada. El teatro en eso es muy buchón
– Ahora si, la última, si por esta puerta, entrase la Silvina Bosco de los 17 años, a punto de estrenar su obra para el viaje de egresados, ¿qué le dirías?
– Que fuerte! Primero, me emociono de ver que pudiese llegar a entrar aquí. Le diría que… con respecto al futuro? Le diría que le para adelante, con entusiasmo. No dejes de hacer nada que quieras hacer y decí que no a lo que no quieras hacer. En algún momento, siento que hice cosas por temor. Por quedarme fuera del medio, por no ganar dinero, que se yo. Haber dicho algunas cosas que si, por miedo. Le diría “no tengas miedo”. Si lo hacés con fervor, con amor, estás en el camino que te va a salir todo bien.
“Postparto”. Teatro del Nudo. Av Corrientes 1551. Domingos, 17 hs
“El Portero de la Estación de Windsor”. Portón de Sanchez. Sánchez de Bustamante 1034. Viernes, 21 hs.