Carlos Irusta: La vida debajo del ring.

Se crió en el ambiente pugilístico: su cuna fue el Luna Park. Dice que nunca estudió periodismo y que éste llegó a él. Carlos Irusta, uno de los mejores peridistas de boxeo, le cuenta a ECDL sus impresiones de la actualidad del deporte de los puños, las mujeres boxeadoras, La Hiena Barrios, Locomotora Castro y más.

– ¿Siempre le gustó el boxeo? ¿Usted quería ser periodista?

– En realidad, viene primero el boxeo porque mi papá era entrenador por lo que de chico me crié en un ambiente netamente pugilístico. Cuando era chico, mi diversión era ir los sábados al mediodía al gimnasio del Luna Park. Ver los entrenamientos era un mundo muy difícil de explicar si uno no lo ha visto. El gimnasio estaba enfrente al Luna Park, en un estacionamiento de autos que todavía existe. Era una cueva, justo enfrente de Bouchard 465. El ambiente no era sórdido pero si oscuro, con los tipos que se preparaban para la guerra. Eso me apasionaba. Después a los 10 años, empecé a ir a ver boxeo y no lo dejé nunca más.

– ¿Practicó boxeo?

– Si, cuando tenía 13 años. Iba al gimnasio en las vacaciones porque mi papá me inculcaba que hacer gimnasia le hacía bien al cuerpo. Algo que ahora no se hace más. Esto me sirvió muchísimo. En ese momento, ni me di cuenta pero visto ahora, no es común que un chico de 12 o 13 años entrene en un gimnasio de boxeo profesional y menos en el Luna. Claro, yo era «el hijo de Irusta». Todos los técnicos me enseñaron algo y aprendí muchísimo. Cada técnico tiene su librito. Por ejemplo, Héctor Nesi, -ayudante de Porsio, que después trabajó con Bonavena y el Goyo Peralta-, me enseñó a tirar los ganchos al cuerpo porque le gustaban esos golpes. Manuel Hermida me enseñó a caminar el ring, algo que, años después iba a hacer con Carlos Monzón y asi sucesivamente.

Por el otro lado, me gustaba mucho escribir. Hijo único, no era de salir a la calle pero vivía el mundo de la radio. No existía la televisión ya que era para los ricos y nosotros vivíamos en un conventillo de dos piezas de 2×2. Era muy introvertido y muy lector. Siempre hacía composiciones y me salían muy bien para el colegio. Un día, vi una pelea y se me ocurrió hacerla como un cuento.

– ¿Se acuerda la pelea?

– Si, era Manuel Alvarez, que era tucumano contra…ahora no recuerdo bien si era Ramón La Cruz el rival. Manuel Alvarez perdió por KO. Cuando terminó la pelea, estaba en la zona de vestuarios que, hoy en día, está en lo que sería la esquina de Madero y Corrientes. Por ahí pasó Manuel Álvarez solo. Escribí un cuento pero al revés, en el que el veterano hacía un último esfuerzo y en lugar de perder, ganaba. Se lo presenté a Simón Bronenberg y lo publicó en “KO mundial”, una revista semanal. Tendría 15 años y me gustó eso de verme ahí. Lo llevé al colegio (estudiaba en el Nacional 3, Mariano Moreno), y la profesora de literatura lo leyó en voz alta. Mis amigos, en vez de cargarme, me decían “que bien”, “que bueno…”. Esto debe haber tocado una parte importante de mi ego porque además, me gustaba.

-Fue el comienzo de todo….

-Si. Empecé a escribir y a publicar. Cuando quise acordarme, vino Ernesto Mizrahi que, en ese entonces trabajaba en Radio Porteña, para que lo ayude en un programa de radio que producía Juan Pedro Puebla y Néstor Ibarra. Era los sábados a la tarde. Tenía una debilidad por los micrófonos porque mi tío, Agustín Irusta, era cantor. Había trabajado en muchas películas y era integrante del trio Irusta-Fugazot-Demare. Por eso, cuando era chico, me apasionaba el tema de la guitarra y el cantar.

– ¿Qué edad tenía usted?

– Tenía dieciséis años y me dio exactamente lo mismo. Asi que cuando me quise acordar, ya estaba integrado. No estudié nunca. Podría decir que el periodismo me llegó a mi ya que nunca lo busqué. Que de chico soñaba con ser periodista. No, nada que ver.

– ¿Cómo ve la situación del boxeo argentino al día de hoy?

– Es la misma situación de siempre. A ver, podría parecerse, de lejos, a lo que pasa en el fútbol. Tenemos a los mejores jugadores del mundo pero están todos en cualquier parte menos acá. Los mejores boxeadores, lo más lógico sería que no estén acá porque las bolsas son muy exiguas. No sería justo compararlo con lo de antes porque todo tiempo pasado fue mejor. Hay buenos boxeadores pero cobran poco dinero. Los que tienen una visión más profesional hacen lo que creo que es lo correcto: firman con una empresa extranjera o se van como Maravilla Martinez, Baldomir..

– O Maidana mismo…

– Si, si. O el Potro Abregú, donde la exigencia es mucho mayor. Acá el boxeador en general, tiende más a entrenar para pelear que entrenar para vivir. No es profesional. Es cierto que no hay plata y que no recibe apoyo suficiente, pero el boxeador argentino, en general, cree que si no tiene plata, no puede entrenar. Pero entrenar es otra cosa, es no tomarse un litro de cerveza y si uno de jugo. Si te acostás a las 3 de la mañana y tenés 10 kgs arriba, por mas plata que tengas, no es un justificativo. “Si tuviera plata como De la Hoya, entrenaría” pero para tener la plata de De la Hoya, primero, hay que entrenar.

– Como en su momento entrenó De la Hoya…

– Si…y todos los que están arriba. Esto es asi. Entonces ahora tenemos un boxeo dividido en tres. Por un lado, Osvaldo Rivero que tiene casi la totalidad de los campeones mundiales. Después Mario Margossian, totalmente debilitado con el escándalo de Maidana aunque todavía insiste que es más inocente de lo que parece, cosa que habrá que ver…En algún momento se sabrá pero hay alguien que no dice la verdad. Y a lo último, Mario Arano, que es el que más apuesta a llenar estadios y al que mas le cuesta todo siempre. Es muy luchador. Lo que a uno de afuera le duele es que están peleados entre ellos y lo peor es que tampoco negocian…

– No se cruzan los boxeadores.

– Los que se pueden cruzar no generarían el dinero como para pagarlos. Volviendo el tiempo atrás, Jorge Fernández le dio dos peleas a Carlos Monzón y era Jorge Fernández. Si, pero cuando terminaban la pelea, se llevaban una bolsa de plata, ahora no.

– ¿La última pelea grande de boxeadores buenos locales puede haber sido Lujan-Matthysse?

– Si, puede haber sido esa.

– ¿Hay una carencia de ídolos que atraigan a los chicos al boxeo? Más allá del título de campeón…

– El ídolo es inexplicable. No se sabe porqué pero debe tener un vínculo con la gente. Saldaño fue un ídolo desde el primer momento que peleó en el Luna pero ya lo era en Tucumán. Salió en televisión un miércoles a la noche e impactó. Ahora es más complicado porque las transmisiones de TyC empiezan a las 12 de la noche. Es muy tarde. Hay gente que duerme a esa hora pero le encanta el boxeo. Entonces es difícil que te pregunten por boxeadores porque nadie los conoce. Maidana es un caso especial pero tampoco es ídolo. No tiene carisma o tiene uno distinto, como fue Monzón. Hoy no hay ídolos. La palabra «ídolo» es muy difícil porque es aquél con quien todos están de acuerdo. El último fue Nicolino Locche, indiscutido en Capital Federal. Llenaba el Luna Park peleando conmigo. Saldaño fue querido y tuvo algo cercano al ídolo.

– ¿A Bonavena no lo pone en esa categoría?

– No. Creo que fue un tipo….A ver, Locche era un ídolo a pesar de si mismo, casi no hablaba. Él no decía “lo mato”. Tampoco Saldaño pero Bonavena, como hablaba tanto, obligaba a meterle el micrófono y a querer verlo. De hecho, cuando él pelea con Gregorio Peralta, el 50% de la gente lo fue a ver perder.

– Si le pregunto por Locomotora Castro…

– Ahí si se puede decir que fue un ídolo pero le faltó “su” Luna Park. En su momento de apogeo, pelea con “El Puma” Arroyo y la verdad es que fueron siete mil personas, que no era tanto. Es el Maradona del boxeo. Goza de mayor respeto y admiración dentro de la gente del boxeo que del afuera porque tampoco ha tenido la chance de demostrar su condición de ídolo a través de la venta de entradas. Pero esto no es culpa de él.

– ¿Usted tenía algún boxeador al que siguiese?

– El primer boxeador que vi y me deslumbró fue Luis Federico Thompson. La primera pelea que recuerdo concientemente de haber visto fue en 1957 entre Luis Federico Thompson y Juan Carlos “Rocky” Rivero. Me deslumbraba y tenía una gran admiración por él. Era un boxeador extraordinario y muy inestable. Si su rival era malo, la pelea era horrible pero si era muy bueno, se lucía. Medio que despreciaba al mal boxeador. Decía “este es un burro, no sabe boxear” porque él boxeaba muy bien. Después, cuando apareció Nicolino Locche, recuerdo haberlo visto en una preliminar y dije “que tipo raro que es este”. Ya el nombre era un poco gracioso y era medio pelado. No me gustó mucho. Después lo vi cuando le ganó el título a Jaime Giné y se armó una polémica muy grande porque decían “este no boxea” , “se sienta contra las sogas y no hace nada”.

-¿Eso decían?

– Si. Fue puliendo ese estilo y me convertí en confeso fanático de Nicolino. Además, a partir del año 64 y más allá de que iba con mi papá al Luna Park, tuve la suerte -por quien hacía el servicio de guantes en el Luna- de sentarme al borde del ring. Estaba el cronometrista, un banquito y el servicio de guantes por lo que ví peleas ahí, como Peralta-Bonavena. Uno debe agradecer al destino, a Dios o lo que sea porque no era cosa de mi papá sino de un señor que mi mamá conocía porque tenía una mercería y él hacía el servicio de guantes. Me dijo “cuando vengas al Luna, vení a verme”. Iba y me sentaba ahí sin que nadie diga nada ¡Tenía quince años! Verlo a Locche a esa distancia era algo extraordinario. Todavía hay gente que lo cuestiona. Me parece perfecto que lo haga. Son gustos.

Intermedio: Una vez lo encontré a Carlos Irusta, caminando por la calle Corrientes. Me acerqué y le dije de hacer una nota. Al poco tiempo, acordamos encontrarnos a charlar en la confitería del Hotel Dorá. La voz de Carlos es inconfundible y familiar. Tanto para quien lo escuchó como lo leyó en sus fantásticas crónicas de la revista El Gráfico. Dice lo que piensa con su tono característico que mezcla sabiduría con un toque de urbana ironía.

– ¿El mejor boxeador es aquél que uno más desea ir a ver?

– Es una pregunta interesante y complicada de responder. Esto es lo mismo que si el mejor escritor es el que más vende. Locche es el que más vendía, es cierto. Ojo, no digo que Locche era el mejor aunque era fanático suyo. Además, era una liga aparte. Thompson se podía comparar con cualquier boxeador. Era medio mediano y si agarrás una pelea de él, que casi no hay, y ponés una pelea de Leonard –salvando las distancias- vas a ver que son muy buenos. El estilo de Locche porque era un estilo absolutamente personal.

– Le hago la pregunta porque personalmente siempre me gustó para ver a Thomas Hearns. Ganaba o perdía pero siempre estaba esa cosa del KO dando vuelta…

– A mi me gustaba más ver a Leonard. Pero asi como te digo Leonard también me gustaba ver a Roldán y este no era el mejor pero metía una mano y se acababa la discusión. Me gustaba ver a Abel Cachazu. Te puede gustar mucho sin significar que sea el mejor porque nadie puede determinar quién fue el mejor.

– Para usted, ¿quién fue el mejor?

– En realidad, el mejor en cuanto a técnica, elegancia, poderío y coraje fue Sugar Ray Robinson. Fue el más completo de todos pero el más grande fue Muhammad Ali.

– ¿Qué diferencia haría al respecto?

– Porque todo el mundo lo conoce a Muhammad Ali pero no todos lo conocen a Sugar Ray Robinson. Se lo conoce no solo por lo que hizo dentro del ring sino lo que hizo afuera. El ejemplo de Muhammad Ali con no ir a la guerra de Vietnam lo convierte en algo tan grande como un chiste que él contaba. Un día fue a verlo al Papa y salíeron al balcón y todos preguntaban “¿quién es el señor vestido de blanco al lado de Ali?” Como dijo también alguna vez, “cuando se es tan grande como yo, es imposible ser modesto”. Y realmente en eso, fue el más grande.

– ¿Qué opinión tiene del boxeo femenino?

– No me vuelve loco. Confieso que cuando empezó el boxeo femenino fui, por razones de trabajo. No me voy a atribuir cosas, de los primeros en apoyarlo y difundirlo. Si una mujer quiere que le rompan la cabeza a golpes, puede hacerlo. Puede ser presidenta, tiene derecho a hacer lo que ella quiera. Sería muy tonto, en esta época, decir que no pueda boxear. Igual no me convence del todo aunque hay boxeadoras como Yessica Bopp que boxea muy bien, la Tigresa Acuña,o la Pantera Farias. Es agresiva, fuerte y tiene carácter pero volviendo a lo que hablábamos recién ¿Pagaría para ver una pelea de boxeo femenino? Hubiese pagado por ver a la Tigresa Acuña con la Locomotora Oliveras pero si no….Me parece bárbaro pero no me conmueve.

– ¿La Tigresa es ídola?

– Podría decirse que si. Trajo muchas mujeres al Luna y a los gimnasios. Es la Luis Angel Firpo del boxeo femenino. Se dio el gusto y el lujo de pelear con Christy Martin sin ser boxeadora. El día que se analice lo que hizo la Tigresa Acuña va a ser extraordinario. Si es por asistencia de público al Luna como termómetro, le gana a más de un hombre reconocido….

– ¿Y de las criticas que se le hacen a la Tigresa?

– ¿Por ejemplo?

– Que en las últimas peleas no estuvo a la altura de las circunstancias y que con Alicia Ashley, muchos sostienen –me incluyo- no ganó.

– Lo que pasa es que ya la Tigresa lleva diez años en esto. No acepta la más mínima crítica al respecto. Tampoco la vi ganar contra Ashley pero me consta que ha llegado a ofenderse con alguno que ha pensado distinto. En las últimas peleas no estuvo a la altura de sus pergaminos y lo lógico – y ella lo dijo-, sería retirarse y decir «chau» antes que venga una piba joven y se la lleve por delante. Ya hizo todo lo que tenía que hacer y está más que cumplido.

– El ciclo boxístico de una mujer es menor al de un hombre?

– No, creo que debería ser mayor ya que hay algunos excesos que los comenten más los hombres que las mujeres. No veo una mujer bebiendo demasiado. La veo más profesional a la hora de salir a la mañana a correr. Supongo que el desgaste sexual debe ser menor en la mujer, algunas dicen que no. También es claro que la mujer es más frágil que el hombre pero está peleando con mujeres…aunque entrenan con hombres. No, creo que hasta debería ser más extenso.

– Siempre se habla de la posibilidad de Yesica Bopp contra Susi Kentikian.

– Es un tema complicado porque me da la impresión de que Yessica no ha tenido, en los últimos tiempos, rivales que la hayan puesto realmente en peligro. Entonces, dicho con el mayor respeto, iría a pelear con Kentikian –allá-, amparada en una confianza que no le fuera favorable. La última pelea de Kentikián fue con una mexicana que le fue a tirar golpes de todos lados y se le complicó. Yessica lo puede hacer muy bien pero siente más la pelea de contragolpe. De todas formas , sería bárbaro para Yessica que comprobase por si misma si es tan buena como lo es, que lo es.

– ¿Por qué los boxeadores argentinos, cada vez que salen, pierden mal?

– Porque no son profesionales. El boxeador, en general, entrena cuando tiene una fecha sino no. No vive profesionalmente. Entonces, cuando le avisan de una pelea con veinte días de anticipación, no llega porque emplea su energía en bajar de peso. Primero esto y después ponerse al día. A esto se le suman factores insignificantes que hay que tener en cuenta. Hay promotores extranjeros que contratan a boxeadores para pelear con los suyos de categorías menores con lo cual el local –ellos- ya tiene ventaja. Segundo, tienen la costumbre de hacerlos llegar muy sobre la hora con pasajes baratos. Si tiene que ir a Paris, hace Buenos Aires, México, Miami, cambio de vuelo, en Nueva York, Londres. Cuando llegó a Francia, después de 24 hs, está muerto. Es desleal pero absolutamente común. El boxeador sabe que va a perder y pregunta “¿cuanto me pagan?”. Va para hacer lo que puede.

– Esto pasa también con los argentinos que pelean por un título que nada que ver como el Pan Pacific..

– Si, también es lo mismo. Un caso de un boxeador que fue con todas las ganas de ganar pero que perdió mal y recibió tremenda paliza es el de Mariano Plotinsky. No fue a regalar el título. También tuvo mala suerte, con una lesión en un codo y problemas de vuelo que esta vez fueron muy serios, pero cae en la misma bolsa siendo él un tipo responsable, docente, entrenado. Habrá muchos Plotinsky pero los ves subir al ring, con la banderita y el folklore de la remera con la Panadería Don José. Es muy lindo pero no me gusta esto aunque sé que es lo que hay.

– Unas palabras sobre la Hiena Barrios.

– Es un tipo al que quiero mucho y que, como todos nosotros, es artífice de su propio destino. Tuvo mala suerte…siempre tuvo mala suerte. La tuvo con Popó Freitas que recibe una mano en la que todo el mundo le dice “¿como, no sabía?”, como si estuviera jugando al ajedrez. ¡Estaba peleando! Estuve ahí esa noche y la única forma que se podía saber si estaba parejo en las tarjetas era ir, como hacía Arano, de ir mirando pero él no lo sabía. Además lo había tirado…Se comió una mano y bueno. Con Rocky Juarez termina totalmente cortado y con Joan Guzman, hizo algo que no hizo ningún boxeador debería haber hecho que es haberse pasado de peso tan groseramente. Ahora tiene un problema muy grave que todavía no está determinado en su grado de responsabilidad. Después sale en fotos manejando autos, volvió a chocar, tuvo un problema con el Roña Castro en Cocodrilo. Todos somos artífices de nuestro destino. Una vez puede ser mala suerte, la segunda también pero ya la décima… Me da mucha pena porque es un buen tipo pero hay algo dentro de él que lo maneja y lo lleva a la destrucción. Como si fuera Jeckyl y Hyde.

– Siempre se critica a la FAB por el tema de las bolsas y demás. ¿Coincide con esa crítica?

– La Federación Argentina de Box es una entidad que no está atravesando un buen momento. El tema de las bolsas…la FAB tiene firmado un contrato con Torneos y Competencias casi igual al que tenía firmado la AFA. Los promotores son los que se hacen responsables de cada velada, sea Rivero, Margossian y las pocas peleas que le dan a Arano. Una vez le hice la pregunta a Osvaldo Bisbal y me dijo que no tiene nada que ver. O sea que las bajas bolsas y las malas peleas o las peleas que no son buenas son responsabilidad de los promotores. Pero si la FAB rige el boxeo profesional, debería intervenir en algo. Pareciera que, para la FAB, está todo bien. La contratación de Fuentes le hizo muy bien al boxeo amateur argentino. Es difícil… voy a los festivales de boxeo que se realizan en Capital y no veo a ningún dirigente de la FAB. Estaría bueno que haya algún dirigente de la FAB mirando los combates. Me gustaría que, cuando haya algún problema, Osvaldo Bisbal de algún consejo pero parece que todo es un problema de los boxeadores y los promotores. Entonces ¿para qué está la Federación? Creo que haría falta una gran renovación la cual veo imposible ahora.

– La última, si por esta puerta entrase el Carlos Irusta que escribía el cuento de boxeo, qué le diría?

– Es interesante el tema…Le diría que se divierta muchísimo y que agradezca a Dios el haber recibido esa oportunidad casi a pesar de si mismo. A veces, nos da la oportunidad, y cuando nos dimos cuenta…o no nos damos cuenta nunca (risas). Le diría que se divierta haciendo lo que hace y que trate de aprender mucho.

– Ahora si, la última. ¿Qué pelea le hubiese gustado ver?

– Daría cualquier cosa para ver Prada-Gatica. Además, casi hubiese estado ahí para verlas…ponele tres años. No las pude ver pero me hubiese gustado mucho….

– También de afuera digame…

– La que podría haber visto pero no ví por esas cosas del destino –tenía 20 años y no me di cuenta de lo que me estaba perdiendo- son dos. Una tenía 20 y otra 25, que fue Bonavena-Ali y Ali-Foreman. Después si pudiese entrar en el Tunel del Tiempo, sería otra cosa como Prada-Gatica o Ali-Frazier pero la tercera fue en Manila pero nadie sabía que iba a pasar. También me hubiese gustado ver alguna de Sugar Ray Robinson…

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