Este reportaje tiene su historia. Corría el año 1993 y teníamos con Gabriel Cócaro (colega y amigo) un programa de radio. Estabamos haciendo nuestras primeras armas en el periodismo y tuvimos la chance de hacer un reportaje con quien era uno de nuestros músicos más admirados: David Lebón. Fuimos hasta Casa Williams, una casa de música, en el barrio de Belgrano, donde David ensayaba para presentar el que iba a ser su disco nuevo “Mágico”. Llegamos, hicimos una nota de 30 minutos en la que David habló de todo y de todos. Salimos con Gabriel contentisimos y nos compramos una Coca Cola para celebrar en una plaza cercana. Prendemos el grabador y no se había grabado nada.
Cosas del destino hicieron que pasen casi diecisiete años(!!!) para volver a tener la chance de hacer una nota, los dos juntos, a David. Le contamos esta anécdota y nos reíamos entre los tres. Antes de la primera pregunta, David nos mira y dice “¿Está grabando ahora, no?”. Confirmamos todo y empezamos la nota.
– David, ¿cómo es “Deja vu”, el nuevo disco?
– El disco es crudo. Lo estamos haciendo con Gustavo Gauvry, como técnico, que hacía mucho que no nos juntabamos a trabajar. Estoy muy felíz con el producto. Está saliendo muy bien. Es muy simple. No le estoy poniendo nada de cuerdas ni de cosas raras. Es solo guitarra, bajo, batería, un Hammond, un Rhodes….
– Sonido clásico….
– Si pero estamos utilizando el sonido de hoy, que es muy bueno. Muy buen sonido de guitarra, muy buen sonido de bajo y muy buen sonido de batería. Utilizando toda la técnica de hoy pero con la cosa clásica mía.
– ¿Cómo te movés dentro del estudio? ¿Vas con los temas craneados o dejás volar la imaginación?
– Lo bueno de laburar con Gustavo es que ya grabamos once discos juntos y ya me conoce. Los dos sabemos bien como somos. No tenemos ni que mirarnos. El se ocupa de la producción del disco y del sonido y yo de los temas. Obviamente que él opina. “Mirá, acá esta bueno hacer esto o poner tal cosa”. Entre los dos y la banda estamos haciendo este proyecto que está saliendo más que maravilloso. Aparte, mis otros discos eran como que vos grababas la base y nunca salías de ella. Estos temas van mutando. Un día vino Ricardito Mollo para poner unos solos de guitarra en unos temas. Mi hijo me dijo “Papá, es otro tema”. Entonces lo que me gusta de este disco es que va mutando. Cada vez que alguien venía y le ponía algo, el tema cambiaba. Estamos muy contentos.
– Dentro del estilo de guitarra, bajo, batería y algunas teclas, ¿sería una vuelta a “Desnuque”, con sus temas en vivo?
– “Desnuque” tiene dos temas en vivo y después es en estudio. Pero…si. Puede ser. Tiene algo que ver con eso pero tiene otra onda en los temas y con otra experiencia.
-¿Qué se siente el tener un público fiel que abarrota, por ejemplo, dos Ateneos?
– Nunca me lo aseguro ya que soy de dudar bastante. Puede decirse que soy un clásico. No soy un gran vendedor de discos pero tengo un público. Lo bueno de esto es cuando éste entiende. A veces, un grupo tiene gente porque es «moderno» y «hay que verlo». Está de moda y si no lo ves, «sos un grasa». Lo mío es algo clásico, “toca David, toca Spinetta, vamos a verlo porque nos gusta”. Eso es lo que pasa y la gente que va, le gusta en serio. No va porque me visto bien o tengo un tema que está pegando en la radio. Va porque toco la viola, el momento en que sucede. Creo que soy un ser de luz, que doy amor y tranquilidad. La siento yo y la puedo transmitir. Eso es lo que por ahí, gusta.
– ¿Que pasó con “Mágico”? (N de R: Mágico era el disco que iba a sacar David hace para 1993, cuando se presentó en el Maxi)
– “Mágico” fue una selección increíble. Estaba el Mono Fontana, Vadalá, Alexis Batista que es un gran saxofonista y ahora canta…Jota Morelli. Un discazo. Pero bueno, en un momento dado yo abandoné. Me fui a Estados Unidos y quedó todo en la nada. Inclusive hay un tema llamado “Tigre y Dragón” que va a salir en este disco. Pero está ahí. El recital del Maxi en vivo lo tengo en una caja fuerte, para que no lo toque nadie. Tengo ganas de sacarlo algún día. Fue un muy lindo show, que estuvo muy bien grabado por Adrián Bilbao. Se lo voy a agradecer siempre. Lo tengo en mi corazón. En algún momento, va a salir.
– Un par de años antes, habías sacado “Nuevas Mañanas”….
– Lo que pasó con “Nuevas mañanas” fue que la compañía discográfica lo sacó una semana antes de “Seru 92”. Imaginate que si vos te enterás que va a salir algo de Seru, no te vas a comprar algo de uno de ellos. Quedó en la nada. Ojala que algún día lo puedan volver a sacar.
– Me acuerdo que tenía muchas influencias latinas.
– Si. Fue grabado en Miami y co-compuesto con Julio Presas, un gran compositor. Hicimos juntos los temas y por eso, no era una cosa que se diga que era algo típico de David. Fue grabado con músicos de Miami Sound Machine. Imposible no decir que no. Me di el gustazo de grabar en Estados Unidos, con músicos muy buenos. También está Pedro. Me parece un discazo y está muy bien grabado. Pero pasó lo que pasó.
– Volviendo atrás a tu historia….
– ¿Cuanto atrás? (risas)
– Un tiempo importante! (risas). Formaste parte de bandas legendarias. Fuiste bajista de Pappo’s Blues en el primer disco que muchos consideran que fue lo mejor que hizo el Carpo. ¿Qué recordás de esa época? Sos un gran violero y ahí estabas con el bajo.
– ¡Por eso me puso como bajista! ¡Fue muy inteligente Pappo! (risas). Era mi hermano. Viví con él en su casa, con su mamá, su papá y su abuela. Ahora casi no está ninguno salvo la hermana y su marido. Era el hermano menor de Norberto (asi le decíamos). A veces no me dejaba salir de noche. Él salía con Luis (Spinetta), que lo pasaba a buscar. Me acuerdo una noche que vino Luis con dos tailandesas y se fueron. Me dejaron en casa porque era chico. Pappo me decía “Colonio (imita la voz de Pappo) escuchame. Vos te quedás porque la noche es muy jodida”. Me llamaba “Colonio” porque había una colonia que se llama Devon. Lo extraño muchísimo. No me da pena hablar de él como si de Morito, porque se nos fue de otra manera. No creo que él quisiese haberse ido así. Pappo se fue como se tenía que ir: arriba de una moto.
– ¿Qué recordás de la grabación del disco?
– Fue increíble. Era todo en vivo. No existían los playbacks ni nada por el estilo. En “Algo ha cambiado”, al negro Black se le rompió el parche del tambor. No dejó de tocar. Lo dio vuelta. Está grabado así y no se nota. Lo dio vuelta y siguió tocando con la parte donde está la bordona del redoblante. Le daba de ese lado. Recuerdo que el negro era el único tipo que terminaba tocando parado de lo caliente que estaba. Rompía pedales de bombo, no solo palillos. Era una banda muy fuerte, con mucha polenta y muy unidos. Éramos jóvenes los tres y era yo el más joven. La pasabamos muy bien y aprendí muchisimo de ellos.
-¡Un grande, Black!
– Al Negro lo adoro. Ahora nos llamamos por teléfono y nos maileamos. Para mi, Pappo’s Blues fue terrible. No puedo más que que dar gracias a mi Creador por estos regalos. Toqué en bandas increíbles. No me pregunten cómo y por qué. Solo estuve ahí. Si no fueron las mejores, creo que estuve en las mejores. No tengo más que agradecer porque podría estar haciendo otra cosa de mi vida.
– Tocaste con Pappo’s Blues, fuiste un Pescado Rabioso en su mejor etapa….
– ¡Qué hermosos recuerdos! Luis quería que toque la guitarra. “Vos no podés estar tocando el bajo” y yo tocaba el triangulo con tal de estar en el grupo. Le dije que quería tocar, estar con él. Lo admiro y sigo poniéndome nervioso cuando lo veo.
– ¿Si?
– Si si…es mi hermano….
– ¿No sos un par de él?
– No….a mi me falta mucho para como él. Es único. Es imposible llegar a donde llegó él.
– Sentís ese escalofrío cuando lo ves….
– Me pongo nervioso porque lo admiro mucho. Hasta me da vergüenza hasta preguntarle algo…
– ¿Te pasa solo con Luis o también pasó con Charly o Pappo?
– No, solo con Luis. Con Pedro también es algo parecido…a pesar de que es más chico. Es un gran músico. Lo admiro muchísimo sobre todo por cómo trabaja. Yo soy muy fiaca. No trabajo ni el 25% de lo que él trabaja.
– Siempre que hay encuestas respecto a los mejores grupos, Seru, Pescado y Pappo’s Blues siempre están en los primeros cinco puestos. ¿Cómo lo tomás?
– A mi…te puedo decir…sin desmerecer a ningún grupo, siempre elijo Pescado como mejor grupo en el que estuve.
– ¿Si?
– Si. Por la edad, por la experiencia, por el momento que era cuando todo se estaba inventando y era el principio de todas las cosas. No había a quien copiar. Pescado fue muy personal. Los temas de Luis son muy personales. Él no copia nadie y es imposible copiarlo a él. Ojo, tampoco hay grupos que puedan copiar a Seru Giran. No hay ningún grupo que puedas decir que lo haya copiado. Lo que me pasaba con Soda y lo digo con todo respeto ya que a Cerati lo admiro muchísimo, es que fue un grupo que se pudo copiar. Después salieron muchos grupos parecidos a Soda en el estilo de cantar y de tocar. Porque también estaba The Cure que tenía que ver con Soda….
– Y la primera época, ellos sonaban a The Police.
– Si, lo que era el pop en ese momento. Seru era un rejunte de cuatro solista por ahí, Moro era un solista a su manera, y se armó una banda en la que componíamos los tres. De ahí se armaba algo muy extraño y muy personal. Lo mismo pasaba con Pescado. Cuando llegué de Estados Unidos, me mató ver a Manal y Almendra. Me acuerdo que fui a ver a Almendra una mañana al teatro Coliseo. Los vi haciendo “Gabinetes espaciales” por primera vez, no entendía nada y después a Manal con “Avellaneda Blues”, un blues en castellano. ¡Guau! Le dije a mamá “yo me quedo en Argentina”. Gracias a esos dos grupos me pude quedar en Argentina. Me guste o no, estoy acá.
– En esa época, viéndolo en retrospectiva, ¿por qué duraban tan poco?
– Creo que era la búsqueda. Tanto Luis como Pappo estaban con sus propias búsquedas. A veces sos como un perro que das la vuelta y terminas sentado en el mismo lugar. Yo también busqué y busqué hasta que te conformás. Llega un momento en que decís que en realidad, estabas bien dónde estabas. ¿Para qué fuiste tan lejos cuando estaba todo tan cerca? Luis y Pedro son tipos que buscaron. Todos buscamos lo mejor y capaz que lo mejor lo tenías en tus manos y no te dabas cuenta.
– Además, no primaba tanto el negocio.
– No había negocio. Sobre lo que puedo recordar, en las bandas en las que estuve no hubo negocio que después si vino. Donde tampoco se entendía mucho. En Seru 92, fue el último gran negocio y yo ni siquiera supe cuanto cobré.
– En retrospectiva, ¿cómo ves esa reunión….artísticamente?
– A mi me encantó. Lo que pasó fue que Seru era la gallina de los huevos de oro. Estábamos rodeados de ciento veinte personas. Venía un tipo y me decía “soy tu asistente” y ni sabía quien era. Era el asistente del asistente del asistente. A nosotros nos destruyó un poco eso ya que la idea era seguir por toda Latinoamérica. Frenamos porque nos volvieron locos por el tema de la mosca. Nos empezamos a sentir mal y nosotros no nos juntamos por la guita sino porque queríamos estar juntos. No queríamos que fuera un revival. Por eso primero grabamos Seru 92, que fue un poco como el Disco Blanco de los Beatles porque es un discazo. Tiene temas muy lindos donde se demostró que se podía seguir mucho más.
– En Seru 92, ya no estaba la dupla Garcia-Lebon.
– Por otro lado fue bueno porque vimos un Seru más maduro. Donde cada uno componía sus canciones y el otro no se metía con el otro. Compuse mas temas con Pedro. “Nos veremos otra vez” lo hicimos con Pedro y es un tema de cabecera mío. Lo que pasó fue que cada uno ya traía sus temas. Me acuerdo que cuando llevé “Mundo Agradable” me parecía una cagada pero si Pedro y Charly dicen que esta bueno, vamos a hacerlo. Terminó siendo un tema bueno y no me había dado cuenta. Lo sigo haciendo por el feedback que tuve con ellos. Cada uno mostraba sus temas. Pedro había crecido terriblemente componiendo. Me gustaron mucho sus temas y los de Charly, ni hablar.
– En esa época dieron unas notas para Clarín, una vos y otra Charly. No me acuerdo el orden pero vos decías que “tendrían que darles una medalla por luchar por el país”.
– Fue hace millones de años. Puede ser que estaba enojado pero aprendí a no quejarme más de Argentina. Es como es. Si no me gusta, me voy. Lo que pasa es que cada vez que me fui, extrañé y volví y cuando volví, puteaba. Entonces, ¿qué querés? Soy de acá. Cuando vine con mi vieja, me di cuenta que era de acá y me quedé. Claro, me quejo porque se que se puede solucionar todo esto y podríamos vivir muchísimo mejor pero bueno. Están las mariconeadas que hay, pasan las cosas que pasan y uno tiene que esperar y bancarsela. Porque si nos vamos todos, ¿quién queda para dar lo que hay que dar?
– Tanto en la época original como en la vuelta de Seru, ¿hubo choques de ego?
– Hubo cosas pero trabajábamos tanto que no había tiempo para pensar quien era el mejor. Eso pasó después, en Seru 92. Charly estaba muy como “Charly y Seru Giran” que era lo que él quería hacer. Se notó en vivo. Si ves las filmaciones, yo estoy con una cara de culo infernal.
– Me acuerdo que fui al primer concierto de los dos y que las papas del fuego las sacaban vos y Pedro, cuando Charly estaba un poco…loco….
– Si, sin faltar el respeto estaba un poco enloquecido. Eso fue lo que pasó…
– Estabas tan enojado que tocabas sentado arriba de uno de los amplificadores…
– Si, puede ser. En realidad, me daba pena que Charly no lo disfrutara. Se puso tan nervioso que no lo disfruto y no nos dejó disfrutar lo que estaba pasando. Ni en sueños pensamos que íbamos a llenar dos River. Me daba cosa que Charly no estuviese con las antenas puestas diciendo “para mi, esto es un regalo” y se puso medio molesto, hincha.
– Recién te llamó Héctor Starc. Hace un tiempo, le hice una nota y me contó que cuando vos empezaste, el círculo era muy cerrado.
– Iba a Manzana, un boliche en el que estaban todos los músicos. No era de Billy Bond pero medio que lo manejaba. Quería ver si me dejaban tocar y no me daban bola ya que era un pendejo de 15, 16 años. Tocaban Pappo, Spinetta, el negro Black y más. Héctor trabajaba en Oca Intercargo y venía de traje a las ocho de la noche con su Les Paul. Tener una Les Paul en esa época era como tener un Rolls Royce. Entraba enloquecido y la enchufaba. Él ya me había escuchado tocar y me dijo “Quedate acá al lado que cuando viene el solo de guitarra te la paso”. Me pasó la guitarra y hago un solito. Esa noche me contrata Billy Bond para tocar en La Pesada y Pappo para tocar el bajo en Pappo’s Blues. Tuve dos laburos al toque. Gracias a Héctor estoy donde estoy.
– Esa amistad se mantuvo a través del tiempo…
– Si. Somos hermanos del alma. Los dos estamos pasando por lo mismo. Fuimos ex consumidores…de lo que sea. Nos estamos cuidando los dos. “¿Te estás portando bien?”, “Si y ¿vos?”, “Si, yo también”. Nos hacemos los hippies. “Loco, ¿tenés merca?”. Nos jodemos para simplemente reírnos de toda esa etapa.
– Hablando de reírnos, ¿qué opinión tenés de Peter Capussotto?
– Lo amo. Una vez, vino un productor de él a la grabación, en el estudio. Estaba grabando una voz de un tema y en chiste, tiré una frase “Quiero conocerte, Capussotto”. Creo que lo grabó y se lo llevó. Me parece que me quiere y me admira ya que le dijo “Vas a la grabación de David?”, como diciendo a ver si lo invitaba. Lo admiro mucho. Me parece un tipo muy inteligente, muy piola, con huevos. Lo veo el programa y me muero…
– De hecho, hace una parodia a Luis Alberto…
– A todos! Es un divino.
– Además, pasa música buenísima, más allá de los personajes…..
– Si aunque algunas cosas son duras ya que fue hace muchos años pero pasa Procol Harum o Zappa que te dan vuelto el bocho. – Y…ver a Zappa en Canal 7, es una experiencia!
– En muchas de tus respuestas, hablas de tu Creador. ¿Cómo te llevás con la religión?
– Yo no soy religioso. Fui monaguillo cuatro años y busqué a Dios concientemente hasta que empecé a ver cosas que me disgustaban. La religión en si, es una cosa complicada. El Dios que creó el hombre es medio malo. Que te vas al infierno si te portás mal, mea culpa. Cada vez que pasás por la iglesia, te hacés la cruz y seguís siendo el mismo boludo de siempre. Entonces empecé a buscar adentro mío y encontré un maestro hace 32 años, el Maharashi Preprawat, que me enseñó a estar conmigo. Ver para adentro, cerrar los ojos y encontrarme conmigo y con ese pedacito que Dios dejó a cada uno que es la respiración misma.
– ¡Mirá vos!
– La respiración se va y te moriste. Te vas a dormir hasta el día siguiente y alguien te bombeó. Porque si dejáramos de respirar andaríamos todos verdes por la calle. Dios está ahí, acá. Creo mucho en mi Creador y le pido tanto que debe decir “Si es David, decile que no estoy”. Le he prometido de todo y hay veces que no puedo cumplir pero siempre está ahí. Siempre me ha ayudado. Esta vida es mágica. Lo que pasa es que hay que tomarse el tiempo y frenar un poco el diablo interior y ver que estás vivo, respirando, caminando. La vida es mágica pero buscando, el ser humano se fue un poquito a la merda.
– Dijiste ¿el diablo interior?
– No, el diálogo interior. El diablito también, eh. Lo que pasa es que te vas a dormir y la cabeza empieza. Ta-ta-tá y vos escuchás todo lo que te dice la cabeza pero no sabe más que lo que aprendió desde que nació. Es como una computadora. El corazón no habla pero te hace sentir. Cuando vos enamoras, esto se abre. Cuando te sentís triste, esto se cierra y la cabeza te habla, te habla, te lleva para acá, para allá. Aprendí a frenar el diálogo interior y así descansar la cabeza.
– En el escenario se te ve calmo y tranquilo pero con una energía y un sonido impresionante. ¿Cómo combinas esa dualidad?
– Yo no escucho. Es un regalo para mí. No soy yo el que está tocando. Eso pasa a través mío. Mientras más lo deje pasar, mejor voy a tocar. Si me meto en el medio, aparecen todos los ruidos. Si pasa la música por la aduana, cagamos. Siento que aprendí a dejar que mi corazón toque. Siempre digo que hay alguien dentro mío que sabe más que yo. Me callo y dejo que pase. Me gusta porque yo también puedo disfrutar también. Yo mismo empiezo a escuchar y digo “Upa, ¿quien está tocando?”. Yo no podía ni tocar ni La Bamba si fuese por mi. Siempre digo que la inspiración está en un lugar que no es la cabeza sino el corazón. Hay que aprender a conocer el corazón. Tanto un taximetrero como yo que toco música.
– ¿En alguna etapa tocaste más con la cabeza que con el corazón?
– Si, muchas veces. Amé con la cabeza y es imposible hacer esto. Es más, amé y destruí con la cabeza. Hice muchas cosas con la cabeza. Te diría que la cabeza es el problema del mundo. Igual que el ego.
– ¿Qué música estás escuchando?
– Nada porque tiendo a copiar. Escuchaba a The Police y me salía un tema parecido, en esa onda. Dejé de escuchar tanta música y empezar a hacer cosas mías, personales. Empecé a componer. También jugué al tenis, a jugar con mis hijos y me empezó a gustar. Después de tantos años de trabajar con la música, lo que menos hago es llegar a casa y poner música. Ni en pedo. Hago música cuando tengo que trabajar, tengo que ensayar o componer. Ahora un amigo mío me mandó un CD de Keb Mo’, un blusero. Me enamoré por completo y me devolvió el blues con una vida…
– Siempre fue un amor el blues…
– Este tipo le dio vida. Se los recomiendo. Bajenló, escuchenló…es lo más grande que hay. Enchufo el Hammond y toco con él. La viola, no. Yo lo acompaño.
– ¿Cómo haces la lista de temas, con tantas canciones…?
– La dejo que la haga mi hijo o mi manager. Trato de no meterme. Hay tanto que no se que hacer. Por suerte hay mucho material.
– La última, fueron quince años de espera…(risas). ¿Qué te dio la música y que te quitó?
– La música me dio el amor incondicional. La gente no sabe quien soy, yo no se quien es la gente y sin embargo, nos amamos. Lo que me quitó fueron aquellos amores que quise tener pero no pude porque no pude darle ese mismo tiempo que a la música, a las personas. A veces fui injusto con las personas a las que debería haberle dado más tiempo y le di tiempo a otras a las que no tendría que haberle dado tanto tiempo. En las relaciones humanas, la música me quitó tiempo para estar con las personas que realmente quería. Pero bueno, es así.