Hacía tiempo que no veíamos a Tomi Lebrero. El calor no era tan agobiante por lo que era una buena chance para presenciar el concierto que iba a dar el pasado viernes 17 de enero. Esta vez, apeló a un formato más pequeño y por demás sólido, con la presencia de Lucila Pivetta en bajo y Santi Grandone en piano.
Lebrero viene presentando su proyecto “12”, un disco de doce volúmenes editado en doce meses, finalizando en octubre del pasado año. Ergo, hay material de calidad para tocar y disfrutar.
Bandoneonista, guitarrista y arreglador, su carrera podría considerarse como patchwork de múltiples búsquedas. Tocó el bandoneón con la Fernández Fierro, Rodolfo Mederos y Palo Pandolfo para convertirse luego en un cantautor curioso y versatil. Sus discos y sus múltiples canciones darán cuenta de esto. De esta manera, inicia su show con “Trucha novena”, a la que liga a la victimización al tiempo que también es una alusión al Salmón, no solo como aquél pez que nada contra la corriente sino con el extenso disco de Andrés Calamaro. Es el inicio de un concierto que contará con variados ritmos y climas diversos. Habrá un momento para la emoción que Lebrero siente por Vicente Luy, poeta cordobés que conoció y le dedica un sentido tema que lleva su nombre.
El show es de atmósfera atrapante. No suena ningún celular por lo que la música se expande sin ningún tipo de interrupciones. La calidez del ambiente es apreciable. Sube a cantar su esposa Laura junto con la pequeña hijita de la pareja. Es la conjunción exacta de música y familia en el marco de un show que dejará a todos contentos en su disfrute.
Tomi salta del bandoneón a la guitarra sin inconvenientes para mostrar su repertorio. La escucha atenta será el corolario de una interpretación exacta. Esto es algo a lo que alude en «Vincent» que toma por referencia a Vincent Van Gogh y “la búsqueda de los artistas en pos de la perfección”, de acuerdo a sus propias palabras.
Suenan temas como “Warnes” (del último “12”) donde describe poéticamente el devenir de los acontecimientos en la famosa calle de repuestos. “Puerto de Buenos Aires” y “Dejemonos de fantasear con la realidad” son temas que miran a la ciudad y su coyuntura, empleo y avisos clasificados de por medio.
“Krefeld” será otro de las muy interesantes paginas musicales que cuenta “12” que, por su extensión y múltiples búsquedas como obra completa, siempre tendrá algo nuevo para descubrir.
El final llega con “Doctorado en Santiago del Estero” y no queda mucho más para agregar. Solamente la recomendación constante de ver a un cantautor inquieto, que tiene algo que decir en sus letras y mucho para investigar en el infinito mundo de la música.
Tomi Lebrero es una garantía en tanto calidad y sensibilidad. Marca de fábrica para un músico que pone todo en cada presentación y del cual vale la pena sumergirse en su discografía.