Mente, alma y afectos, en movimiento
Actuación, dramaturgia y dirección: Marcelo Savignone. Asesoría artística: Viviana Iasparra. Iluminación: Nacho Riveros. Música original: Luis Sticco. Asistencia general: Milagros Coll, Damián Minervini y Guido Napolitano. Diseño gráfico: Edgardo Carosia. Vestuario: Mercedes Colombo. Realización del muñeco: Andrea Suárez. Fotografía: Cristian Holzmann. Community manager: Rakia comunicación (Belén Robaina). Co-producción: Instituto Prodanza – Proteatro.
Actuación, dramaturgia y dirección: Marcelo Savignone. Asesoría artística: Viviana Iasparra. Iluminación: Nacho Riveros. Música original: Luis Sticco. Asistencia general: Milagros Coll, Damián Minervini y Guido Napolitano. Diseño gráfico: Edgardo Carosia. Vestuario: Mercedes Colombo. Realización del muñeco: Andrea Suárez. Fotografía: Cristian Holzmann. Community manager: Rakia comunicación (Belén Robaina). Co-producción: Instituto Prodanza – Proteatro.
Centro Cultural Recoleta. Miércoles 27 de enero y 4 de febrero. A las 20 y 21.30 hs
El artista en relación con el espacio y su contexto. Este es el punto de partida para escribir sobre “Cuerpo”, la última creación de Marcelo Savignone. Más aún porque, en este caso, el reconocido actor y director fusiona su arte con la filosofía de Baruj Spinoza, un pensador tan profundo como ponzoñoso con respecto a la precisión de sus ideas y conceptos.
En este caso, la puesta se desarrolla en el Patio del Aljibe del Centro Cultural Recoleta (del cual hemos manifestado nuestro parecer cuando se reinauguró: https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2019/01/aguafuertes-portenas-la-reapertura-del.html), con todo lo que esto implica. Un espacio abierto –que no es lo mismo que un teatro-, donde se intenta respetar la distancia social entre los concurrentes, en medio de las restricciones propias de una pandemia tal como se vive. De ahí que “ir al teatro” cambia su significación en este marco.
Antes de comenzar la función, vuelan algunas palomas alrededor de la copa de la palmera que se ubica en el centro del patio, captando la atención inmediata de los presentes. Parece que las aves fueran el número previo a una función que combinará teatro, música y danza.
El atardecer junto con la caída del sol brindan una iluminación natural que decantará en luces acordes con el devenir de la puesta. Un oso panda ocupa el centro del escenario. La simpatía que despierta se contrapone con el rostro interno que tiene. Es la dualidad del ser humano, tal como las dos caras del teatro. Ahí es donde Spinoza mete la cola con sus planteos y preguntas. “¿Por qué una religión que propone el amor se encarga de generar tantas discordias?”, “¿Por qué nos cuesta tanto aceptar nuestra libertad?”, “¿Por qué luchamos tanto por nuestra esclavitud?”. Una frase suena con la contundencia de un martillo en un contexto –y espacio- de frivolidad. “Deseamos algo no porque es bueno, sino que es bueno porque lo deseamos”.
El talento de Savignone está a la altura de las circunstancias. Baila y canta, cae y se levanta sin perder ritmo ni timing. Rompe la denominada cuarta pared en tanto llevar adelante lo concebido. La risa y los afectos -en la concepción de Spinoza– juegan una partida importante en tanto su función dentro de los seres humanos como en la puesta. La noche cayó y las hienas se manifiestan en esa carcajada estentórea dentro de una manada…o grupo de gente. Todo en el marco de dejar de lado el bien y el mal para introducir lo que es bueno o malo para el individuo.
Será en ese momento en que aproveche el micrófono para dar cuenta de su pensamiento respecto a una coyuntura pandémica que ha afectado muy fuertemente al teatro, con consecuencias terribles para varios que han tenido que cerrar sus puertas. Sus palabras resuenan con mayor fortaleza en tanto lo hace debajo del cartel de “Cultura Hip Hop” de un lugar que pasteuriza y banaliza todo lo que toca. Ni hablar si estas mismas y certeras palabras se dicen enfrente del ministro de Cultura Enrique Avogadro, el mismo que se apena del cierre de los teatros y comenta la situación como si no tuviese ningún tipo de responsabilidad del desastre que está sucediendo en tanto los oídos sordos a los reclamos de la comunidad artística.
Savignone demuestra su profesionalismo y seriedad para llevar a cabo este proyecto, creando sentido de las más diversas maneras. Desde el disfraz de panda hasta un equipo de remera blanca, campera y pantalón negro que recuerda a la selección alemana de fútbol de los años 70 y 80, todo está fríamente calculado.
La música es fundamental en tanto el recorrido que hace en su”playlist”, tal como se la conoce ahora a la lista de temas. Desde la alegría de “En tu pelo” de Lía Crucet, la elocuencia de “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto a la reflexión de Radiohead con “No surprises”.
La cereza del postre es “Ser alucinante”, tema compuesto por Savignone que pone punto final a poco más de sesenta minutos de interpretación sobre el escenario. La relación entre el artista y el público es un pequeño oasis de arte frente a una pandemia, con todas las (ir) responsabilidades que atraviesan (e incluyen) a gran parte de la sociedad –funcionarios incluídos-. Savignone crea en ese marco y dice lo que piensa. A pesar del ostracismo y cambios acontecidos, cortesía del covid 19, algo de esperanza mantiene. No en vano, suena ese arpegio final cuya letra diría “Aquí llega el sol y yo digo que está bien”.