25 millones de argentinos (Teatro)

La oscuridad, detras de los goles


Dramaturgia y dirección: Lisandro Fiks. Con Romina Fernandes, Patricia Rozas, Brenda Bonotto, Lisandro Fiks y Manuel Novoa. Peinados y maquillaje: Silvia Zavaglia. Diseño de vestuario: Ludmila Fincic. Diseño de escenografía: Coop «25 Millones». Diseño de luces: Lisandro Fiks. Edición de video: Fernando Sanz. Fotografía: Pablo Rojas. Diseño gráfico: Fernando Sanz. Asistencia de dirección: Yoana Redondo.

Teatro El Opalo. Junin 380. Martes, 21 hs.


Hay momentos relevantes dentro de un hecho de mayor envergadura. Tal es el caso del Mundial 78, en el marco de la Dictadura que azotó nuestro país desde 1976 hasta 1983. Siempre se habló de esa paradoja de estar festejando un título de fútbol mientras se torturaba y desaparecía gente. Al respecto, Lisandro Fiks concibió un texto atrapante que parte de un título tomado del himno del Mundial. “25 millones de Argentinos/jugaremos el mundial” se escuchaba en forma de marcha heroica antes de convertirse en una frase por demás representativa. Fiks tiene el gran tino de cruzar el futbol y la política a partir de una historia en la que el amor y los ideales son puntos fundamentales en la construcción del relato.


En un rincón, lo suficientemente iluminado para que se la vea y enmarque cierta ominosidad del ambiente, será Ana la que relate los hechos en un primer instante para luego sumergirse en su propia historia. Ella brinda el contexto previo al devenir de los acontecimientos asi como las explicaciones por la cual termina siendo la “oveja negra” de su familia –de buen pasar y origen militar- por haberse enamorado de Juan, un líder de la Juventud Peronista. El estar esperando un hijo de Juan, hace que deba volver a la casa paterna, por su estado de salud.

Pero será en el texto y en la concepción de los diálogos, donde reside una de las tantas riquezas de la obra. Cada uno de ellos es ideológicamente preciso en cuanto a lo planteado, sin caer en estereotipos u obviedades de diversa índole ni perder nunca de vista que es una historia de amor.

Los modelos políticos y sociales contrapuestos son apreciables tanto en aquellos que conocían perfectamente el paño como en quienes “algo sabían» pero sin darse cuenta de lo que pasaba. Una madre orgullosa de su raíz castrense, un padre de alto rango militar fallecido, un custodio que se toma demasiado a pecho su sagrado deber y una pareja de amigos de Ana, conforman un cuadro de situación inclusivo a todas las posturas que atravesaban la época….y se extienden al día de hoy. Ana quiere ayudar a Juan en una “operación” pero necesita el traje militar de su amado padre para tal fin, aunque sea el día del definitorio partido entre Argentina y Perú.

Alejándose de todo lugar común y planteando las diferencias ideológicas que han atravesado a la sociedad argentina desde hace mucho tiempo, también se da el tiempo de plasmar la influencia de las apariencias las cuales caen por su propio peso nulo apenas se pone en duda cuestiones simples que implicarían modificar el carácter identitario de los individuos. Esto es muy apreciable en esas preguntas que no pueden responderse de manera lineal, como si fuera una simple fórmula matemática. El convencimiento del camino elegido recibe los reproches y la incredulidad asi como la manipulación de la culpa para paliar lo acontecido. Por todos estos motivos es que termina siendo una puesta ponzoñosa a cierto inconsciente colectivo que ha sido parte fundamental en la crianza a lo largo de los años.


La escenografía es precisa al igual que la iluminación. Las actuaciones son muy buenas en tanto son acordes a los requerimientos del texto y el director. No obstante, párrafo aparte para Romina Fernández que lleva adelante la puesta pero también desgrana su monólogo inicial con sensibilidad y precisión.


De alta calidad y sutilmente corrosiva, “25 millones de argentinos” pone el dedo en la llaga no en el partido de fútbol sino en la forma en que se desarrollaron los acontecimientos durante la Dictadura y como diversos paradigmas -pareciera- no pasan de moda. Por el contrario, parece como si quisieran una reivindicación que no merecen en absoluto.

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