Con una carrera consolidada y un prestigio bien ganado, Dolores Fonzi es de esas actrices que buscan desafíos constantes. Tras un 2017 de varios estrenos cinematográficos, el 2018 la tuvo retornando al teatro, tras varios años de ausencia, en Entonces la noche”, junto con Cecilia Roth, Guillermo Arengo y dirección de Martín Flores Cárdenas (Paseo La Plaza, jueves 20.45 hs, viernes 20 hs, sábado 22 hs y domingo, 19 hs). En una distendida charla, Dolores habla de teatro, cine, televisión, el paso del tiempo en lo que sería el éxito y de Calu Rivero, entre tantos temas.
-Entrevista realizada originalmente para la revista Proven y Vos (Córdoba)
-Dolores, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “Entonces la noche”?
– Ah…vamos a hablar de “Entonces la noche”… (risas) ¿Cómo surge? Un poco, no sé. Es la vida, los amigos en común. Tengo un muy buen amigo, Ezequiel Díaz, que hizo “Entonces bailemos”, dirigida por Martín Flores Cárdenas. Fui a ver la obra y me gustó mucho. Después, Martín y “Echi” hicieron “Otello” que casi la haga pero después no pude. Siempre hubo un coqueteo de trabajar con Martín, a partir de Echi, que era nuestro link. Sucedió. Se armó un grupo con ganas de trabajar. Después apareció Cecilia Roth que tenía las mismas ganas que nosotros. A Guille Arengo lo trajo Martín. Había una necesidad de trabajar con amigos y con gente que uno admira. Es por placer que lo hacemos pero también es algo con formato grande ya que se hace en La Plaza.
-¿Cómo es laburar con Cecilia en teatro?
– Ella es bárbara. Cecilia está muy copada de hacer teatro con nosotros y nosotros con ella. Es muy fácil todo. Además, con Cecilia ya había trabajado en “Vidas privadas”, la película de Fito Paez.
-“Entonces la noche” es tu retorno al teatro, después de “Isósceles”, del 2012. ¿Cómo vivís esta vuelta?
– ¡Bien! Trabajar en teatro es diferente a cualquier otro proceso, como el cine o la televisión. En un sentido, es más sufrido porque lo que tenes que encontrar es en la sala de ensayo. Hay que estar en un límite desde el principio del proceso. En cine, uno entiende poco a poco y va compensando la energía. Llega el día de la escena y tenes que estar concentrado en que la emoción esté en ese día y ese momento. En el teatro, estas al mango desde el principio porque vas a hacer la función. En ese sentido, es bastante complicado. No tiene nada que ver con el cine que, en mi caso, es lo que estoy más acostumbrada a hacer. Ahora, esa dificultad me parece divertida. Además, hay algo en la repetición, no solo en el proceso de búsqueda sino en las funciones, que me convierte en algo medio pesadillesco.
-El teatro te da la posibilidad de ir puliendo al personaje a través del paso de las funciones.
– Eso seguro. Obviamente que hay algo que se va masticando y le vas encontrando más sentido a lo mismo, que está bueno. Pero después, el hacer cada día lo mismo y que te persiga la misma escena por siempre… Hay algo de eso que me atosiga. Igualmente no es una locura ya que le encuentro placer al proceso pero es distinto.
-¿Cómo definirías a “Entonces la noche”?
– En lo personal, nunca hice nada parecido. Es bastante particular y muy mandado. Son monólogos muy jugados, de hablar al público y de estar muy ahí. Es una obra de la cual nadie va a salir indiferente. Te vas a conmover porque todos los actores te hablan a la cara. Quien haya visto “Entonces bailemos”, verá que es un hijo de esa obra por el formato y la forma en que se desarrolla. Es una secuela/precuela, con personajes nocturnos que le hablan a la noche. Me encanta la obra. Estoy chocha. Es un desafío enorme. Tengo unos nervios terribles ya que falta poco para estrenar. Hay algo del texto que siento que tiene un visto muy especial que me atrae mucho. Es ir encontrar tus propias imágenes. Alimentarte de vos mismo para ir construyendo en la narrativa. Es como muy…paja….(risas), medio masturbation. La verdad es que está bueno.
-¿Van a bailar como en “Entonces bailemos”?
– Creo que si…¡apaaa! Algunas cosas vamos a hacer.
Luz, cámara, acción
-¿El 2017 fue tu año cinematográfico con tres películas estrenadas, tal como fueron “Nieve negra”, La cordillera” y “El futuro que viene”?
– Más o menos. Si en la cantidad pero en producción no…Es más, fue el peor año. Había como mil películas que se cayeron por las normativas del INCAA y la reforma que están haciendo. Tenía como cinco proyectos que no filmé. Presenté tres películas pero el 2016 fue el año mio por las películas que terminaron saliendo.
-Si te pregunto por el INCAA…
– Estuve hablando con Fernando Lima, que es el vicepresidente, hay esperanzas que si se junta el sentido común con la voluntad, se van a destrabar algunas cosas. Confío en que suceda. No condeno al INCAA para nada pero sé lo que venía pasando. Ahora quiero dirigir mi primera película. Tengo el guión todo, pero como operaprimeriza no puedo. Y eso que hace veinte años que trabajo y tengo más de veinte películas filmadas. Hay un montón de cosas que no están definidas. Las operas primas se pueden filmar solo por concurso. Esto limita muchísimo la producción. Se valoriza a los directores que les va bien de guita a la obra artística. Cuando se convierte todo en mercantilismo, cagamos todos. Pero el país está medio en esa onda.
-¿Crees que el teatro y el cine tienen en Netflix un “enemigo” a superar?
– ¡Que decirte…! No. Cada formato existe por algo. La gente que le gusta el cine va al cine y no lo cambia por nada. Es cierto que con Netflix tenes más a la mano cosas que antes no las tenías de ninguna manera. No me parece mal. El mundo va cambiando. Es verdad que sería una amenaza más para el cine que para el teatro. La gente que va al teatro, va pase lo que pase. Es fiel. Los que no van al teatro, no irán y no es por Netflix. Amenaza más al cine porque podes ver las pelis en la tele. En eso puede perjudicar pero las películas que la gente quiere ver, las va a ver. Sinceramente, fue un año muy malo del cine. Ninguna película alcanzó la expectativa de taquilla. Fue muy complicado pero el año lo fue en todo sentido.
-Si bien es relativamente reciente, tu “Paulina” en “La patota”, ¿podría considerarse un personaje bisagra en tu carrera?
– Si, es bastante bisagra. No solo porque conocí a Santiago por la película -algo que cambió mucho mi vida en general-, sino que fue un personaje complejo. Fue un desafío en todo sentido. Me bajó a una responsabilidad social y civil, como mujer, bastante contundente.
-Es la época en que participas en charlas con Victoria Donda…
– Si, exacto. A través de esa película, conocí a Viki Donda por intermedio de Claudia Acuña, que es la capa de revista MU, la Fumalar. Hice la tapa de la revista MU dos veces. Ahí me puse más en contacto con el grupo de mujeres. Se dio todo a la vez. Se produjo el estreno de “La patota”, que fue para la época de la marcha de #NiUnaMenos. Todo se fue desarrollando naturalmente.
Calu y la sociedad
-Vi tu apoyo a Calu Rivero con la carta que publicó. ¿Como viviste todo eso que pasó?
– Justo ayer me escribieron para que comente algo para una nota a Página/12 sobre el tema. Si querés, te lo leo ya que no lo usaron. “Hay que estar con Calu Rivero. Acompañarla y apoyarla en su valiente gesto. Y con todas las actrices, técnicas y trabajadoras que se animen a denunciar o a explicitar prácticas abusivas que están normalizadas en un medio como la televisión donde no se cuestiona que un actor, en una escena, te meta la lengua hasta la garganta, sin avisártelo. Es un abuso del que todas las actrices estamos, lamentablemente, demasiado acostumbradas. Ojalá que el caso de Calu Rivero sirva para que los hombres de este ambiente –actores, productores, directores- tomen conciencia y se desnaturalice estas prácticas tan de mierda”.
También puse que me parece enfermante que se trate a la víctima que denuncia como la culpable de los hechos. Ya me habían contado anécdotas acerca del actor en cuestión y por suerte, nunca trabajé con él.
-¿Te pasó algo similar a lo de Calu?
– Si me ha pasado de un actor que te meta la lengua…Igualmente, nada que se haya perpetuado en el tiempo. Alguna escena aislada que casi ni recuerdo. Lamentablemente eso que digo, está tan naturalizado que el asunto de aguantar el abuso, como que pasa por debajo. También es cierto que las mujeres –depende quienes- te armas una armadura y no te lo tomas personal. Es verdad que nunca sufrí un maltrato muy explícito pero desubicadeces, mil veces.
-¿Qué pensas de aquellos artistas que no se meten en política para «no contaminar su arte»?
– Eso es de la época de los mecenas, cuando había uno que bancaba porque eras talentoso y venía un rey o alguien y ponía la plata. De la época del gnomo, gnome o ñoquis, que los artistas dependen de los capitales. Obviamente que hubo pintores que morían en la miseria, tal como fue Van Gogh y que después terminó siendo Van Gogh. Hay mil casos pero me parece que ahora no. Depende de qué artista sea. El mundo gira y hay gente que no se quiere subir.
Introspección y televisión
-Empezaste muy chica, a los diecisiete años. ¿Cambió con el paso del tiempo, en el cine y la televisión, la búsqueda del tan mentado “éxito”?
– Antes, los actores que hacían televisión, eran los actores buenos de teatro. Los más prestigiosos. Por esto tenías programas como “Sin condena”, con directores y actores increíbles. Uno podía ver mucha calidad en lo que salía por la televisión de aire. Obviamente esto cae y pasa cada vez menos. De hecho, hubo una sola ficción en el año que fue “Las estrellas”. La otra que había, la levantaron a los dos meses…o menos. Hay algo del “rebote” de las cosas que cambió bastante. Cambió todo, como el mercado. Cuando produje “Soy tu fan”, tuvo un espacio en la televisión; hoy no se podría. Tendría más perdida que otra cosa.
-¿Cómo te llevas con la popularidad?
– Bien. Estoy acostumbrada y es parte de mi vida. Me siento protegida un poco por la popularidad. Protegida y desprotegida por la popularidad. Te protege porque el taxista o cualquiera que te reconoce es medio tu familiar. Sabe que tu hermano tal cosa, que vos no se qué. Hay algo que se vuelve familiar y que también le huyo. Pero si lo sabes administrarlo, es un beneficio.
-Si no eras actriz, ¿a qué te hubieras dedicado?
– ¿Sabes que no tengo ni idea…? Presiento que, en cualquier cosa en contacto con la gente, me hubiera ido bien. Es cierto que no estudié una carrera universitaria por lo cual no sé bien qué podría haber hecho. No lo sé. Por ahí, enfermera. Cuidar personas también me sienta bien
-El peor enemigo de una actriz, ¿es el ego o la repetición?
– El ego es el peor enemigo de cualquier persona. La repetición, no. La vida es eso. Es lo cotidiano. La vida es una repetición de escenas….
-Me estás tirando el título de la nota…
-Ja! Pero es obvio…Creo que la gracia está en vivir esa repetición con alegría, sin que te vuelvas loco ni pierdas el sentido.
-Si tuvieses la oportunidad de hablar con la pequeña Dolores que recién empezaba a estudiar con Gandolfo, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
– Le sacaría una foto. No sé qué le diría. Siento que todo es por algo. El camino recorrido tiene que ver con el lugar hacia donde uno va. No tuve un evento traumático que me haya marcado de una manera irreparable. El recorrido es lo que importa y el que tuve, me sirvió bastante. No tuve que “sufrir” en demasía.
Dolores Fonzi en cinco puntos:
1-Nacida bajo el signo de Cáncer, el 19 de julio de 1978, Dolores María Fonzi es una reconocida actriz, con importantes trabajos en cine, televisión y teatro. Es mamá de Lázaro y Libertad, fruto de su relación con Gael García Bernal. En la actualidad, está en pareja con el director de cine Santiago Mitre. Su hermano Tomás, también es actor. Estudió teatro con Carlos Gandolfo.
2-En cine, inicia su carrera en el año 2000 en dos películas de importante visibilidad como fueron “Esperando al Mesías” (guión y dirección de Daniel Burman) y “Plata Quemada” (dirigida por Marcelo Piñeyro). Su rica carrera cinematográfica cuenta con participaciones en “Vidas privadas” (de Fito Paez, con Cecilia Roth y Gael García Bernal), “Caja negra” (de Luis Ortega), “El fondo del mar” (de Damián Szifron, con Daniel Hendler), “El aura” (de Fabián Bielinsky, con Ricardo Darín), “El campo” (de Hernán Belón, coprotagonizando con Leonardo Sbaraglia), “El crítico” (de Hernán Guerschuny), “Truman” (coproducción argentino-española, con guión y dirección de Cesc Gay y la participación de Ricardo Darín) y “La patota” (remake de la película de Daniel Tinayre sobre guion de Eduardo Borrás, ahora dirigida por Santiago Mitre), entre otras. Con múltiples nominaciones por su trabajo, obtiene el premio a Mejor Actríz en el Festival de Málaga por “El campo” pero será su trabajo en “La patota” donde obtiene el reconocimiento unánime. Gana la categoría de “Mejor actriz” en los Premios Cóndor de Plata, Sur, Platino del Cine Iberoamericano y del Festival Biarritz.
3-En televisión, debuta a los diecisiete años, en “La nena”. Después forma parte de “Verano del 98” como Clara Vázquez, una villana que le reporta gran popularidad. Participa en ciclos reconocidos como “El sodero de mi vida”, “Disputas”, “Mujeres asesinas”, “El tiempo no para”, “Soy tu fan” (del cual es productora), “Graduados”, “En terapia” y “La leona”.
4-En teatro, empieza su camino bajo la dirección de Roberto Castro en el Teatro San Martín, en “El señor Bergman y Dios” (2000) y una versión de “Amanda y Eduardo” (2001), dirigida por Roberto Villanueva. En el 2003, junto a Carolina Fal y Luis Machín, realiza “Dios perro”, con dirección de Alejandra Ciurlanti, en el Centro Cultural Recoleta. En el 2012, une fuerzas con Violeta Urtizberea y Ezequiel Diaz para protagonizar “Isósceles” en el Chacarerean.
5- Su versatilidad la llevó tanto a protagonizar video clips como “Bello abril” (de Fito Paez y Luis Alberto Spinetta) y “Algún día” (de Leandro Fresco) como a interesarse en propuestas más independientes y marginales, tal como fue “Caja negra”, valiente y elogiada ópera prima de Luis Ortega. Con múltiples personajes en su haber, una carrera a punto de cumplir veinte años y la curiosidad intacta (se sale de la vaina por dirigir su primera película), Dolores Fonzi es una de las actrices más completas de su generación.
Su obra audiovisual «Blondi» la consagra como una artista.