Lo sutil no quita lo contundente
Dramaturgia y dirección: Mariana Mazover. Con Gabriela Julis y Carolina Setton. Diseño y de Vestuario: Pía Drugueri. Diseño de escenografía e iluminación: Félix Padrón. Diseño de Maquillaje: Ana Pepe. Fotografía: Gustavo Pascaner. Voz en Off: Laura Lértora y Hernán Lewkowicz. Asistencia de dirección y producción: Carolina Mazzaferro
Teatro La Carpintería. Jean Jaures 858. Domingos 17.45 hs.
Suele ocurrir que la utilización de la palabra no siempre va de la mano de la exactitud en su sentido/contenido en una puesta teatral. Mariana Mazover siempre fue una observadora fiel de esta cuestión en sus diversas creaciones en las que el lenguaje fue piedra fundamental. Su utilización en la creación de sentido es precisa y armoniosa.
Tras su anterior y exitosa puesta, “Esquinas en el cielo”, Mazover vuelve a enfocar su pluma en el universo de los niños y será a partir de esa visión infantil la construcción del universo de “Etiopia”.
En este caso, la sutileza de su pluma y su creatividad se funden con la seriedad –no confundir con solemnidad- que implica una mirada hacia los años 70 asi como los diversos acontecimientos que los atravesaron. La coyuntura de un país que se debatía entre la militancia y una dictadura sangrienta es el marco que da vida a dos muñecas, Germinal y Brumaria (atenti con el nombre elegido y su carácter simbólico) que esperan por Herminia, la niña-dueña del espacio en el que ambas habitan como sus compañeras de juego.
Por otra parte, la idea de encierro atraviesa nuevamente a Mazover pero logra desmarcarse de cualquier intento de repetición. En este caso, las muñecas están “solas y esperan” al tiempo que dan rienda suelta a sus ideas respecto al mundo que contemplan desde sus propios ojos. Todo, mientras la espera se hace larga y tratan de elucubrar planes para solucionar dicha ausencia y los males del mundo. Al acompañar a Herminia en sus distintas actividades, Brumaria tendrá una visión más política y Germinal, más relacionada con las matemáticas. Pero esta combinación hará que palabras como “lucha” vuelvan a resignificarse al tiempo que se construye un mundo exterior de tensión y ominosidad. Ellas descubren lo que ocurre con esa mezcla de descubrimiento, sorpresa y también desconocimiento la que, al relacionarse con el espectador, logra un efecto devastador..
El gran Muhammad Ali definía a su forma de boxear como “flota como mariposa, pica como avispa”. A su manera, Mazover retoma esta máxima ya que la puesta se desarrolla con dinamismo e impacta como un aguijón ponzoñoso. Se mueve, bailaentre distintos temas, apuntando a varios frentes como la mencionada dictadura, los deseos de una militancia tan vivaz como inocente en muchos aspectos o el “no te metas” de una sociedad cómplice de la masacre que se estaba llevando a cabo. La sutileza con la que se alude a los desaparecidos y a la dictadura es elocuente. Es la manera en que se puede hablar de un tema y crear una pieza teatral de muy buen gusto, sin caer en lo didáctico, pedagógico o panfletario.
Los diálogos combinan humor y mordacidad en un mundo de niños que no encaja en esa adultez represora. El vestuario es fundamental en la creación de sentido. Gestos y voces hacen que el cambio sea tan imperceptible como constante, siempre acompañado por una iluminación precisa. Las actuaciones son exactas, con un especial cuidado en los detalles. Gabriela Julis y Carolina Setton realizan un trabajo excelente y pormenorizado para que Germania y Brumaria sean creibles en todos los mundos que transitan, sin caer en caricaturizaciones ni infantilismos que desvirtuarían la idea original. Quizás, el único punto a considerar sea que, con algunos minutos menos, se lograría una contundencia mayor.
Atrapante y corrosiva, “Etiopía” se sumerge en los años 70 y lo aborda desde otro mirada, donde las palabras y sus silencios son tan elocuentes como la vida misma de una época cuya influencia se extiende hasta nuestros días.