Eterno Spinetta

Ayer hubiese cumplido años pero hace casi uno, que se fue el Flaco. Por Dios…que difícil que es escribir..! 
La fría exactitud de los datos dirá que el 23 de enero de 1950 nació Luis Alberto Spinetta. También dirá que pasó por grupos como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade, Los Socios del Desierto y una carrera solista impresionante. Lo que no dirá o no podrá expresar con precisión es aquella influencia que ejerció El Flaco. Desde su particular y genial forma de componer a la maestría con la que jugaba con las seis cuerdas de su guitarra.


Luis Alberto combinaba misterio y sabiduría. Marcó con su poesía no solo el espectro de la música de la cual será, sin dudas, uno de los músicos más importantes de la historia argentina, sino también el de la cultura de nuestro país. Su influencia es reconocida por artistas de las más vastas disciplinas. 

Hay músicos que, a través de sus obras, terminan siendo la banda de sonido de la vida de uno. Luis Alberto fue uno de los de la mía. Imposible no recordar cuando buscaba el vinilo de “Artaud” en esas disquerías –hoy en vías de extinción- del centro, de Flores o en la feria del Parque Rivadavia. O cuando compré “Tester de violencia” o “Pescado 2”, en vinilo, que les hice firmar a Black Amaya y a David Lebon pero no a él. Justamente, David decía de Luis, en un reportaje para ECDL, “Lo admiro y sigo poniéndome nervioso cuando lo veo. Es mi hermano….me falta mucho para como él. Es único. Es imposible llegar a donde llegó él. Me pongo nervioso porque lo admiro mucho. Hasta me da vergüenza hasta preguntarle algo…

No puedo dejar de recordar cuando lo fui a ver con las Bandas Eternas. Temblaba como un crio. ¡Por fín iba a ver Pescado Rabioso! Y el hermoso placer de Invisible, que sonó como si nunca se hubiera separado. Cuanta emoción…y ese momento inolvidable, que se resignifica por esta actualidad perversa, cuando él y su hijo pródigo, un tal Gustavo Cerati, cantaron “Bajan”.

Allá lejos, por el 96, fue otro momento sublime, el verlo con los Socios del Desierto y más aún, cuando me mandaron unos amigos, un cassette por correo mientras deambulaba con una mochila al hombro, por otros lares. Todo un flash escuchar temas como “Cheques” en Jerusalén, o emocionarme con “Bosnia”, mientras daba vueltas con el colectivo100 por Berlín.

Más de una vez, soñé con alguna señorita que sea merecedora de “Seguir viviendo sin tu amor”, o inclusive conocer a alguna que se llame Ludmila para dedicarle el tema homónimo. Cursilerías todas que uno tiene para ese tipo de momentos.

Recuerdo haber abierto la compu para trabajar y leer que EL no está, que había “partido”. Juro que grité “No es posible”. ¿Cómo se puede morir “El Flaco”? Un hombre digno, un músico con mayúsculas, que ya no esté. Me siento niño, indefenso, desprotegido. Con bronca y odio ante aquello que nos va a llegar a todos, con noticias que nos hacen doler el alma y llorar. Porque El Flaco es de esos tipos que uno no cree que pueda “no estar”, como esos héroes eternos u oráculos a los cuales apelar en momentos de confusión.

Ayer, 23 de enero, algunos medios recordaban su onomástico aunque, lamentablemente, con el Flaco en vida, pasaban muy de vez en cuando sus canciones. Digo algunos –una gran mayoría- y no todos, porque ya dejó de ser noticia en este canibalismo mediático de la inmediatez. Aparecieron los “buitres” como bien dijo Luis Alberto. Como esas cobardes fotos que realizaron en su momento, tocándole el timbre de su casa. No veo ningún recordatorio hacia Spinetta por parte de Fontevecchia y la revista Caras, ¿ya se olvidaron de Luis Alberto?


Miguel Cantilo dijo sobre este tema es que “el tratamiento que le dio el periodismo es el tratamiento que le da a cualquier noticia que puede generarle ventas o relleno de programas” y no está equivocado. Pero, en Facebook, blogs e internet, los homenajes son constantes y de variado tipo. Canciones, poesías, reportajes y frases se llenan en el muro en el cual el “jardín de gente” expresa su sentir.
Ayer 23 de enero, la concentración de energía fue tal que parecía que el tiempo reflejaba los sentimientos de uno. La lluvia con la melancolía de su partida y el sol, por el vasto legado que ha dejado asi como la alegría de recordarlo de recitales y entrevistas, con esa forma de expresarse que era un combo de sabiduría y dignidad. Lluvia y sol, alegría y tristeza, todo junto, justo el día de su cumple.

Escribo estas líneas y me siento errático. Empiezo a escribir, paro y vuelvo a retomar. Lo necesito como catarsis frente a la tristeza de una pérdida irreparable. Siento que el faro se apagó pero que su luz iluminará por siempre, con esa mueca de brillantez que nunca pasará de moda.

Gracias Flaco querido, por habernos iluminado por tu música y tu poesía. Tu legado nunca será olvidado…tal como nunca lo serás vos…..Gracias, Eterno Flaco, Luis Alberto Spinetta y feliz cumple!

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