Libro: “Gustavo Cerati. Elegancia pop”, de Miguel Ángel Dente.


La Colección Disconario, pergeñada por Miguel Ángel Dente, sigue su camino. Acaba de publicar el cuarto libro de la misma, dedicado a Gustavo Cerati. Desde su más tierna infancia (“De muy chico, Gus reconocía cualquier marca o modelo de automóvil que circulara por la calle mientras jugaba al fútbol en la vereda, desplegando su velocidad de delantero”), en la que se describe su gusto por la ciencia ficción, la música y sus primeros grupos, el libro recorre año por año su actividad musical, ya sea a través de conciertos o participaciones de distinto tipo.

La riqueza del libro se aprecia desde el mismo momento en que enriquece al fan e ilustra al neófito en la obra de Cerati. La influencia de la comunicación y sus medios asi como la cuestión estética que atravesó su carrera –que va más allá del corte de pelo- son analizados con precisión y con la ventaja que da el tiempo transcurrido. El Gustavo que buscaba ampliar sus horizontes a través de una creatividad desbordante es reflejado a través de la palabra de Carlos Alomar –productor del disco “Doble Vida”- o Daniel Melero. Inclusive, Dente logra mostrar la forma en que Cerati, a través de gestos y declaraciones basadas en la coherencia que siempre ha mantenido, se expresaba en cuestiones relacionadas con la política. Esto va desde la ironía de las primeras letras respecto del consumismo (“Jet Set”), el exacerbado cuidado del cuerpo (“Dietético”, donde se juega con el contexto de época y la letra de la canción al grito de “El régimen se acabó, se acabó”) o las comunicaciones (“Nada personal”) hasta su apoyo a la Ley del Músico y la Ley de Medios.

El libro corre el velo con respecto a esa tonta dicotomía basada en que Soda era un grupo “cheto” –Cerati nació en Barracas y entre sus influencias se cuenta a Led Zeppelin, Sex Pistols y The Clash-, en marcada oposición con la “autenticidad e independencia” que -supuestamente-, enarbolan los Redonditos de Ricota. Con opiniones al respecto del mismísimo Indio Solari (“Cerati es uno de los mejores músicos, de los más prolijo, de los más meticulosos de la cultura rock de la Argentina”), el libro cierra la puerta a los enfrentamientos y abre el diálogo e intercambio entre los diversos estilos.


A través de las palabras del propio Cerati –ya sea en reportajes o sus propias canciones- como de alegatos de alto valor, Dente pinta la personalidad de un músico pleno y creativo, como hubo pocos en estos pagos. Amén de utilizar un lenguaje ameno, el libro trae datos por demás interesantes asi como fotos y tapas de revistas que harán viajar en el tiempo a esos fans de Soda que están transitando su cuarta década (presentaciones de Soda en Pinar de Rocha y La Esquina del Sol o un show con Virus en La Casona de Lanús).

Lejos de estridencias y oportunismos, Dente toma la vida del ex líder de Soda Stereo y la desmenuza con la sapiencia y respeto que ya es una marca de fábrica. Recopiló todo tipo de testimonios que van desde el propio Cerati hasta su familia, Pedro Aznar,  Fernando Samalea, Richard Coleman, Andrea Alvarez o Gonzalo Aloras, pasando por otros más recónditos como el de Coco Boudakian (Danger Four) o el actor Boy Olmi, realizador del documental acerca del disco Dynamo.

Como es costumbre en la colección, un color atraviesa al artista y al libro. En este caso, es un verde que es exacto al personaje en cuestión. Un verde esperanza, de vida, que se ve a través del sutil diseño de la foto de tapa (cortesía de la gran Nora Lezano), con la corbata de ese color.

Con datos precisos, anécdotas y testimonios por demás jugosos y enriquecedores, “Elegancia Pop” es un libro necesario para todo aquél que tenga algún interrogante sobre la gran influencia que tuvo (y tiene) Gustavo Cerati sobre el rock argentino y latinoamericano.

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