Libro: “Las Letras de Rock en Argentina”

Hace un tiempo, habíamos hablado con Emiliano Scaricaciottoli con respecto a la publicación de su libro “Las letras de rock en Argentina” (Editorial Colihue) que había escrito junto a Oscar Blanco. Era hora de escribir algo al respecto porque es un material tan rico como polémico.

La dupla Scaricaciottoli-Blanco no se anduvo con chiquitas y pone en duda casi todo lo que el establishment rockero de músicos y periodistas estuvieron difundiendo a lo largo de los años. El recorte que hacen entre 1983 y 2001, “de la caída de la dictadura a la crisis de la democracia”, no es inocente ni vano. Toman el período que más ha afectado a la actualidad de nuestro rock argentino que, mal que le pese a muchos, sería la condición de producción de la música que escuchamos hoy en día.

La dupla retomará una de las máximas de Bourdieu cuando sostiene que “se conoce contra un conocimiento anterior” al tiempo que hay un rechazo a recetas preestablecidas que dicen cómo se debe investigar. En el caso de este libro, se corren de la tendencia mayoritaria de respetar a las “vacas sagradas” del medio. Periodistas con ciertos saberes y prestigios que han trascendido a través del tiempo, como si fueran leyes casi inquebrantables. Lo mismo con músicos intocables, casi como si fueran dioses en la Tierra. Asi se reproduce, una “tradición” donde nada se pone en duda y todo está bien de antemano. Por suerte, la dupla Blanco-Scaricaciottoli hicieron su propio camino investigativo, abriendo nuevas ideas.  


El punto de partida son las letras que han ido pergeñando los músicos durante el período mencionado. Virus, Abuelos de la Nada, Soda Stereo, los Twist, las Viudas e Hijas de Roque Enroll, Riff, V8, Violadores, Sumo y Redonditos de Ricota crean todo una paleta de colores, sonidos e ideas en los 80 -primavera alfonsinista como contexto de algunas de estas bandas- para que el “movimiento” implosione y se reinvente a través de las separaciones estilísticas (¿será tan asi?) en los años 90, menemismo de por medio y con la cultura del “aguante” bendiciendo estilos en detrimento de otros.  


El libro toma como puntos neurálgicos al Festival de la Solidaridad y el BARock 82 poniendo sobre el tapete la actitud de los músicos e inclusive preguntándose si el rock era tan contestatario como decía serlo. Ahí es donde uno podría abrir el espacio crítico y hacerse la misma pregunta respecto al folklore y la respuesta sería otra. Uno recuerda que, en esos años, llamaban rock a Piero o Marilina Ross……

Más de un purista preguntará “¿Se puede hacer este tipo de recortes sin tomar en cuenta a Luis Alberto Spinetta o Charly García?”. Si, se puede porque no es que los omite por completo sino que centra su mirada en otras aristas donde los mencionados no tenían tanta preponderancia. Tal es el caso de Litto Nebbia que nunca vio con buenos ojos a las nuevas olas como Virus o Riff en el marco de una década en la que, prácticamente, no tuvo mayor incidencia en relación al aporte que si hicieron las bandas mencionadas. El libro destaca a músicos como Federico Moura, Ricardo Iorio o Luca Prodan. De los popes de antaño, Pappo -que tiene hasta un capitulo especial con sus «musas»-, Javier Martinez y Miguel Abuelo son tomados como referencia.

Aquí es menester hacer un análisis profundo por la forma en que algunas visiones fueron absorbidas y difundidas por los medios y un público que aceptaba sin repetir y sin chistar lo que decían los popes consagrados.  


Será en los años 90, donde se abrirá el debate con respecto a la separación que va trazando entre diversas bandas y sus respectivos públicos. El surgimiento de espacios que difieren con similares de antaño (no es lo mismo Cemento –mucho menos Die Schule- que el Stud, Arpegios que Prix D’Ami), de estilos musicales nuevos (rock chabón, movida sónica), rivalidades musicales (Soda Stereo vs Redonditos de Ricota y sus respectivas poesías a través de la pluma de Gustavo Cerati y el Indio Solari), de movimientos que vuelven a cobrar importancia (punks, skinheads) o surgen por construcciones sociales propias (rolingas) se analizan desde varios lugares, con una bibliografía rica y extensa, llegando a una descripción pormenorizada de la época. Pero mientras Blanco-Scaricaciottoli analizan letras y músicos con precisión quirúrgica, pareciera que el público –como colectivo- no podría ser criticado bajo ningún concepto, justificándose todo lo que crea. Al día de hoy –tal como lo he planteado en numerosas ocasiones- sigo esperando una foto de Mick Jagger con flequillo, pañuelo, jardinero y zapatillas Topper que aparezca como condición de producción de los “rolingas” de la época.


No obstante, el análisis del contexto de época y su reflejo en las letras de bandas es pormenorizado y exhaustivo. Hermética, Almafuerte, Attaque 77, Todos tus Muertos aparecen junto con Babasónicos, El Otro Yo o Ilya Kuryaki como la banda de sonido de una década dura, con un menemismo que golpeaba no solo a nivel económico sino cultural, cuyas devastadoras consecuencias se aprecian al día de hoy. El aspecto político-social atraviesa cada uno de los capítulos con algunos tópicos especiales como pueden ser la influencia de la policía o los desaparecidos.

A más de uno sorprenderá la aparición de bandas como Karamelo Santo o los Tintoreros, mientras que brinda el lugar que corresponde a bandas que, a la postre, terminaron siendo “de culto” tal como Los Brujos, Fun People o Flema.


El libro tiene la gran virtud de tener la rigidez teórica de un material de cátedra junto con el dinamismo de una investigación periodística de un tema interesantísimo. Tal como lo habíamos dicho, en su momento con “Retromanía” de Simon Reynolds, es mucho más enriquecedor si, a medida que se lee y se llega a una canción desconocida, buscarla en You Tube para apreciar bien de que se está hablando.


“Las letras de rock en Argentina” es de esos libros con los cuales se puede discutir –obviamente con argumentos- o estar de acuerdo en sus planteos. Lo que es indudable es la seriedad investigativa con que se lo ha encarado asi como el plantear nuevas ideas sobre el rock argentino. Recomendable al 100% para leer, releer, regalar y debatir.

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