El viernes transcurre sus últimos sesenta minutos. Llegamos demasiado temprano a El Piso, el confortable reducto de la calle Hidalgo que está en el vértice que une Caballito, El Cid Campeador y Parque Centenario. Es más, llegamos al mismo tiempo que la mismísima Flopa Lestani, artista que se presentaría en la siguiente hora.
Pero este no es un recital más. Forma parte de un ciclo llamado “Nada que ver”, un show “100% acústico, 100% a oscuras”. Reconocida cantautora, casi “de culto”, Flopa Lestani conoce los escenarios desde hace mucho tiempo. Es donde se siente más cómoda. Fue bajista de Mata Violeta, guitarrista en Barro al tiempo que colaboró con Pablo Krantz, Francisco Bochatón y Gabo Ferro. En 2003, formó un trío junto a Mariano Esaín y Ariel Minimal, editando un muy buen disco bajo el nombre de Flopa-Manza-Minimal. Cuenta con dos discos solitas, “Dulce, fuerte, grave” (2004) y “Emoción homicida” (2007) así como su última creación, el EP “5 finales para el mismo cuento”.
Ahora, la historia es diferente. El recinto donde se realiza el show está iluminado de manera muy tenue. Nos sentamos y se apaga la poca luz que había. De repente, en el medio de la oscuridad, se escucha un “hola!” claro de Flopa que se despacha con seis temas seguidos logrando un clima difícil de describir. La ausencia de luz permite aguzar el oído el cual percibirá no solo el feeling para la interpretación en las seis cuerdas sino la forma en que impacta su voz tan suave como contundente.
El silencio es atento y subyugante. ¡Hasta da cierta aprehensión aplaudir! La capitana de la nave musical pregunta “¿Están ahí?”. Las risas acompañan el momento que es aprovechado para acomodarnos en la silla. Se la escucha feliz con este proyecto, completamente despojado que derriba cualquier tipo de preconcepto frente a lo que se puede ver (¿) en el escenario. Es pura música y letra, con un artista en pleno desarrollo de sus facultades.
De esta manera, sonará su último y excelente disco –mejor dicho EP- “5 finales para el mismo cuento” con toda la pureza de una interpretación a guitarra limpia, sin los arreglos y el formato de banda que lo rodearon. Al respecto, es menester decir que el mismo contó con la participación de Luciano Esain en batería, Federico Ghazarossian en bajo (2/3 de Acorazado Potemkin) y Mariano “Manza” Esain en guitarras, coros, teclados y producción del mismo.
Cada canción, cada verso, da cuenta de la poética de las letras de Flopa que, en formato acústico permite una resignificación constante. Sensibilidad y crudeza en pociones justas. Es más, no será nada raro que se escuche, por parte del público, una expresión de sorpresa, un lagrimeo contenido o una sonrisa cómplice. Será la cereza del postre de un viaje profundo hacia dentro de uno mismo con canciones que dialogan con nuestras propias vivencias.
Se suceden los temas y la atmósfera que se respira es de felicidad, de esa comunión única que se establece entre el artista y el público. Pareciera que la música le hizo una gambeta corta al tiempo el cual aparenta no pasar, sucumbiendo ante lo percibido desde ese escenario invisible que se ubica –aparentemente- frente a la platea. Esa especie de no-lugar en el que nos encontramos, donde impera la música, es único. Podes estar con los ojos abiertos o cerrados. No importa. Los sentidos están en estado de alerta y disfrute completo.
“¿Es la primera vez que alguien viene a verme…bueno, o algo así?” pregunta Flopa y se escuchan varios “si”, La respuesta es un soplo de alegría en tanto hay quienes buscan nuevas propuestas, más aun si vienen de la mano una cantautora que siempre se mantuvo fiel a sus convicciones.
Tras un poco más de ochenta minutos (¡puede fallar el cálculo del tiempo!), el concierto llega a su fín. Se encienden unas pocas luces que nos hacen volver a la realidad. Mientras algunes espectadores esperan en el patio de El Piso, preferimos retirarnos con la tranquilidad y la satisfacción dibujada en una sonrisa de oreja a oreja.
Se viene el último recital del ciclo “Nada para ver”. Lo menos que podíamos hacer es escribir sobre lo vivido hace poco menos de una semana. El haber presenciado una ceremonia musical a cargo de la pitonisa Flopa Lestani. De más está decir que, si el/la que lee estas líneas es amante de la buena música, este viernes a las 23 hs, tiene un compromiso ineludible.