«Se nos ve de negro vestidos. Siete enfoques sobre el heavy metal argentino”. Emiliano Scaricaciottoli (Compilador)


Es paradójico el caso del heavy metal. Género reconocido por sus aportes a la música a través de una identidad propia, ha luchado por mantener su esencia por encima de los requerimientos de un mercado que lo ha ninguneado de diversas maneras.
Con la voz siempre contraria a los diversos Aparatos Ideológicos del Estado –al decir de Althusser-, se ha sostenido a través del tiempo, reverdeciendo sus laureles de diferentes formas.
En este marco, aparece “Se nos ve de negro vestidos” (Ediciones La Parte Maldita), un libro que reúne siete ensayos acerca del heavy metal argentino. El mismo permite la unión de dicho género musical con la tan mentada “academia”. Más de uno podría pensar que son el agua y el aceite pero no es así. Desde el mismo prólogo, realizado por Sandra Gasparini (investigadora de la UBA y doctora en Letras), se lee una frase por demás elocuente, que requiere ir más allá del primer golpe de vista de cada término. “El carácter militante de este libro parecería indicarnos que lo heavy metal no quita lo académico”.

Cada uno de los ensayos combina algunas aristas del heavy metal junto a un importante cruce teórico, al tiempo que realiza una gambeta corta a esa academia fría y cerrada, que vive en su Torre de Babel de conocimientos en los que teoriza sobre cuestiones que nunca han vivido. Esto se debe a que los ensayistas forman parte del G.I.I.H.M.A (Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino) que tiene su sede en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. O sea, hay un mix de música y academia que permite un conocimiento cabal del objeto de estudio elegido a través de la seriedad de la investigación realizada.

Son siete ensayos por demás ricos y atrapantes en su lectura y análisis. Gustavo Torreiro se encargó del heavy metal como “subcultura; identidad y resistencia”. Es un recorte de la historia del género a partir de los años 80 teniendo en cuenta la relación con el contexto de la Dictadura y el retorno a la democracia, momento en que el género seguía manifestándose contrario a los paradigmas sociales que continuaban con su idea de explotación del individuo. Véase lo dicho en “La mano maldita” de V8 o  “Gil Trabajador” de Hermética en dos décadas diferentes pero dando cuenta de la insatisfacción ante los modelos imperantes.

La religión no podía estar ausente y fue Gito Minore –mastermind creadora de la Feria del Libro Heavy Metal en Argentina- el encargado de realizar un análisis pormenorizado de un tema que sorprenderá a más de uno. A partir del disco “El fin de los inicuos” de V8, Minore analiza los vaivenes –que no son tales- entre la religión y el heavy metal en su ensayo “Huestes del cielo y otros demonios”. En lo que sería la parte más política del texto, se ve claramente el deseo de cortar de cuajo a la Teología de la Liberación, la influencia de la CIA en los años 80 y los medios de comunicación como pilares de una época funesta. El famoso “Club 700” que solía verse los sábados o domingos por la mañana, no era tan inocente sino que ocultaba ideas por demás nefastas en tanto la construcción de nuevas identidades.


Como no podía ser de otra manera, la influencia de Ricardo Iorio está presente en dos textos de alta calidad analítica. Tal es el caso de “Andar andando sólo andando por andar: el viaje como ethos en la poética de Ricardo Iorio” de Manuel Bernal y Diego Caballero y “La pasión y la ética: un lugar para la palabra y la tradición en las letras de Iorio”, de Juan Ignacio Pisano.
En el primero de los nombrados, será ese viaje con diversos significados en la obra de Iorio al tiempo que se mixtura con las visiones de folkloristas del calibre de José Larralde e inclusive, Atahualpa Yupanqui. Viaje como fuga, enriquecimiento artístico o simple placer pero siempre trascendiendo las palabras para resignificarse a cada momento, pero siempre teniendo la identidad presente y construida, tal como definía Stuart Hall.
En el caso del texto pergeñado por Pisano, desde el primer párrafo sale a definir qué va a tener en cuenta. “El modo de comprender la relación entre lo humano, las palabras y las cosas es la que está en juego en la poética de Iorio: entre lo común y la propia singularidad se plantea la libertad de la letra”. Pisano detalla un corpus compuesto por la discografía de Hermética y Almafuerte para cruzarla con las ideas de Michel Foucault y Walter Benjamin. Ambos textos llaman, a través del reconocimiento de la figura de Iorio, a una pregunta no esgrimida. ¿Qué pasa después de Iorio con su legado y el arribo de nuevas generaciones?

En el texto de Ezequiel Alasia, “La razón y el porqué de mi escribir: otro día para ser”, será Pierre Bourdieu y su noción de “campo” la que inicie el ensayo para después desarrollar la metáfora de la enfermedad –motivos y efectos- dentro del heavy metal. Será esa misma noción de “campo” la que adopta Luciano Scarrone, para su “Violencia de género. El heavy metal en el mercado de la música” al sostener que, “el heavy metal argentino, como género musical, como escena, como estilo y como mercado (…) debe analizarse conjunta y contextualmente”. También recuerda que “el heavy metal argentino se presenta como la apropiación de un fenómeno cultural foráneo y como tal presenta unas características que lo diferencian del mismo género desarrollado en otras partes del mundo”.

Si el libro fuera un disco, diríamos que Emiliano Scaricaciottoli lo cierra con “Piedra Libre: Tensiones referenciales en las letras del heavy metal argentino a partir de la crisis política del 2001/2002”. Aquí, Scaricaciottoli parte de la crisis del 2001 para plantear que “la intervención de la política nacional a partir de organismos de doble poder, la deslegitimación de la democracia burguesa y sus instituciones, los muertos de De la Rua, la represión en Puente Pueyrredon y un debate en torno al rol o al papel de los agentes culturales en el epicentro de la crisis obligan a resemantizar el peso específico del heavy metal argentino”. A partir de allí, comienza un análisis que cruzará canciones de Hermética, Horcas, Tren Loco a partir de las tensiones simbólicas y referenciales que plantean en sus letras, en relación directa con un contexto de sujetos estigmatizados –estigma tanto como marca sobrenatural, castigo individual o enfermedad. La imagen mítica de Darío Santillán con su remera de Hermética al tiempo que leía la biografía del Che “recuerda el peso específico del metal nacional entre las barriadas militantes estudiantiles del conurbano”. La identidad de clase como reivindicación del individuo.

La tapa, realizada por Isidoro Reta, retoma el concepto de «Ácido argentino» de Hermética, para acercarla al contexto actual. Reta ha participado de las diversas ferias del libro Heavy Metal con sus ilustraciones de gran creatividad. La foto de la contratapa, pertenece a Leandro Sebastián de Francisco.


¿Alguna vez pensaste leer en un mismo libro a Foucault con Iorio? ¿Gramsci con V8? ¿Riff con Bourdieu? El tener la capacidad de sacar a la academia de su regazo de –perdón la expresión- “paja intelectual” eterna para realizar aportes valiosísimos en cruces con el heavy metal es de un valor incalculable.

“Se nos ve de negro vestidos” es un libro de alta calidad que logra algo que no es muy común, que la academia y un género musical, como el heavy metal, puedan apreciarse en justas dimensiones para permitir enriquecer el conocimiento.

– Consultas: http://facebook.com/giihmargentino

– Puntos de venta: Badaraco Libros (Av. Entre Ríos 932), Mu Punto de Encuentro (Hipólito Yrigoyen 1440), Gambito (Puan 511), La gata y la luna (Manuela Pedraza 2365, a mts de Av. Cabildo) y en la web: http://matenalmensajero.mitiendanube.com/ediciones-la-parte-maldita/academicos/giihma/

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