Inocencia interrumpida
Dramaturgia: Armando Saire y Lorena Szekely. Con Lorena Szekely. Vestuario y escenografía: Mercedes Piñero. Diseño de luces y asistencia de dirección: Néstor Navarría. Video: Lucía Manzano y Andrés Portaluppi. Operación de luces: Miguel Angel Madrid. Diseño gráfico: Diana Rutkus. Asistente de producción: Ana Laura Schechtel. Producción: Pablo Mariuzzi. Producción general: Grupo Sin Guardia. Dirección: Leonardo Odierna y Armando Saire.
Vera Vera Teatro. Vera 108. Sábado, 21 hs.
Hay temas que deben ser tratados con cuidado en tanto mantener la seriedad del mismo pero sin caer en la solemnidad o el golpe bajo. Este es el caso de Alma, que refleja la historia de una joven llamada Victoria, que llega a Buenos Aires, desde el interior del país, en busca de trabajo en la “gran ciudad”. Lamentablemente, Victoria termina cayendo en una red de trata de mujeres para que ejerzan la prostitución. Allí es cuando decide cambiarse el nombre, tomando el Alma, como propio.
La puesta es el devenir de la joven a través del tiempo mientras ejerce el oficio que menos esperaba ejercer desde la llegada desde sus pagos.
La dramaturgia es sólida y contundente, al tiempo que va y viene a través del tiempo. De esta forma se podrá apreciar como era la niñez de Victoria, sus sueños y el carácter alegre y vivaz de una niña a la que la realidad le hará una jugarreta muy difícil de sobrellevar. Es en la dramaturgia donde se sostiene la excelente actuación de Lorena Szekely, logrando llevar esas palabras y situaciones tan fuertes a un nivel de teatralidad donde la precisión del relato y su extensión en la actriz forman un dueto indestructible. Con muy pocos elementos y una iluminación tenue e imaginativa, crea los contextos en los cuales se desarrollaran los acontecimientos, gracias a una muy buena utilización del espacio.
El espectador no solo será testigo de la vida de Alma sino que la vivirá como propia, sintiendo en carne propia lo acontecido, alejándose de ser un testigo distante de un tema que hoy en día se encuentra –lamentablemente- muy en boga. El ambiente que se crea es de una realidad para nada lejana en la cual, el silencio y la complicidad se juntan para ponerle la llave a un cerrojo que es muy difícil de abrir.
El teatro vuelve –por fin- a reflejar una temática actual, sin caer en un panfleto ni ser política y alejándose, por suerte, de las puestas que giran en torno del artista incomprendido con el ego herido porque su talento no es percibido como tal.
“Alma” es de esas puestas necesarias al tiempo que difícil por el tema que aborda.