Con un escenario despojado y utilización mínima de elementos que vienen al caso y están al servicio de la puesta, se creará un mundo de ensoñación poética que permitirá sentir –con todo lo que implica el término- a través de las palabras emanadas por la voz y el corazón de Fabiana Rey. Palabras que vienen de una exhaustiva elección a través de las memorias, relatos y poesías de Don Ata.
De tal manera, se establece un vínculo muy profundo con la tierra, a través de las idas y vueltas que realizó el poeta a lo largo de su vida. Melancolía, recuerdos, añoranza, asi como la relación que establece con la Naturaleza forman parte del corazón de la obra. No obstante, la misma no sería la misma sin la voz y la pasión de Fabiana Rey, que pone –literalmente hablando- el cuerpo a lo que dice. Su persona al servicio de las palabras de Don Ata, para que estas lleguen a su punto exacto. Un tono de voz grueso, fuerte pero sensible y emotivo cuando asi lo requiere el texto se matiza con una gestualidad exacta para lo requerido. Los silencios son parte fundamental para la creación de sentido y conmoverse frente a lo escuchado.
Ideal para adentrarse en el mundo de Atahualpa o incluso para cerrar los ojos e iniciar un viaje de ensueño con la única guía de las palabras y sensaciones de su poesía, “Atahualpa, el rito del Silencio” hace del teatro un rito de homenaje a uno de los grandes de la música argentina.