Poesía hecha teatro
Con Hermes Molaro. Escenografía: Adriana Avanzini. Música original: Leandro Cacioni. Arte: Adriana Avanzini. Entrenamiento corporal: Romina Tescari. Asistente de producción: Victoria Mayoral. Producción ejecutiva: Fernando Alegre. Dirección de actores: Favio Rizzotti. Puesta en escena y Dirección: Ana Jusid.
Centro Cultural Caras y Caretas. Venezuela 330. Viernes, 22.30 hs.
Un hombre se acerca. Recita un poema. Se expresa. Habla. Hace un silencio y continúa con su relato. Un recital de poesía hecha teatro con un hilo conductor dramatúrgico pergeñado por Ana Jusid. Para algún desprevenido sonará como que estamos descubriendo la polvora. No, no es así sino el destacar la manera en que se puede realizar un festival de poesía sin caer en cliches de ningún tipo. O sea, recitar sin solemnidad ni pidiendo perdón, tal como muchos poetas inician su alocución.
Los poemas elegidos son de excelente gusto y harán referencia a la pasión de mujeres que viven con intensidad su propia vida, sin medias tintas y sin rendirse a un contexto que no es de los más favorables. Poesías que parten desde un compromiso con su propia persona y reconocimiento como tal frente a la soledad (“Me he casado, me he casado conmigo, me he dado el si”, de Susana Theron), una ícono social (“Eva” de María Elena Walsh, mezcla de admiración y odio pero con deseo de “entender” ese sentimiento) o ese hermosísimo poema que abre la puesta basada en la relación de un nieto y su abuela, sin dar a conocer el primero el vínculo que lo une a ella. Es más, el título de la puesta responde a un poema de Olga Orozco que dice “En el final era el verbo/Como si fueran sombras de sombras…”.
Un diseño de espacio y una escenografía sutil, al tiempo que expresiva, dan cuenta del fino trabajo realizado para que la puesta llegue a buen puerto. El vestuario enmarca en un presente de actualidad pero que, a la vez, se aleja de la posibilidad de caer en cualquier encasillamiento del actor-relator, el excelente Hermes Molaro. Por medio de su voz, la plasticidad de movimientos y la composición de un ser que podría ser cualquier habitante de la ciudad, desmitifica el prejuicio que la poesía es aburrida. A través de su cuerpo, desfilarán poetisas de los más diversos estilos, manteniendo cada uno de ellas, su impronta y su personal identidad. Aquí es otro punto para destacar en la forma en que la pasión y el sentir de una mujer se llevado al relato por el mencionado Molaro.
La puesta es etérea. La buena iluminación y una escenografía basada en telas conforman pequeños ambientes por donde caminará el protagonista, brindandole dinamismo tanto a la puesta como al relato.
«Como si fueran sombras de sombras» es un recital de poesía en formato teatral, que mezcla pociones importantes de realidad. Sensible pero no meloso, es la puesta ideal para destruir prejuicios y abrir la puerta a otro tipo de experiencia teatral/literaria.