El milagro de hacer fácil lo dificil
Dramaturgia y dirección: Gonzalo Demaria. Con Daniel Campomenosi, Fabian Minelli y Fanny Bianco. Escenografía y diseño gráfico: Alberto Diaz Navarro. Diseño de vestuario: Julio Suárez. Diseño de luces: Gonzalo Córdova. Asistencia de dirección: Lalo Lanusse. Producción ejecutiva: Maximiliano Tamborini. Producción: KIm Producciones.
Hasta Trilce. Maza 177. Viernes, 21 hs.
Siempre se habla muy malamente respecto de cuando un actor deja de actuar para ser él mismo. Ese límite entre la realidad y la ficción, el ego y los aplausos. Pero ¿qué ocurre si a esto le sumamos un componente místico?
Un escenario oscuro. En el medio, solo un sillón. Una iluminación cuidada se conjuga con sapiencia con las marcaciones que permiten que el escenario sea el adecuado, con esos elementos, para albergar una fábula loca, graciosa e irónica donde el presente real y las visiones de un pasado de gloria se mezclan en una puesta actual y corrosiva. Un actor caído en desgracia representa al Sumo Pontífice con todas las características que éste no debería tener para su investidura pero jugando con el inconsciente colectivo respecto de las conductas de Su Santidad. Pero, en este caso, el Papa ronda por el Regimiento 1 de Patricios mientras mira a esos jóvenes y bellos soldados con intenciones “non sanctas”. Como no podía ser de otra manera, contará con los servicios de un fiel servidor que será todos los servidores que necesite. Una mujer que no responde a los estereotipos de una mucama, será la encargada de abrir el cerrojo de un secreto que el dúo de delirantes no quiere dar a conocer.
El texto es irreverente y ponzoñoso. Se toma todas las licencias respecto a la construcción de un personaje controvertido como el Papa pero lo relaciona con proximidad a todas aquellas creencias que se pueden tener (y actos a realizar) cuando no hay otra salida. La fé y su consumo, al tiempo que sirve para propósitos más terrenales como convertir al chino del supermercado.
En la posibilidad de hacer “fácil lo difícil” reside el gran hallazgo de la puesta. Prescinde de todo tipo de objetos en el escenario (salvo los necesarios) para que la atención se la lleven las actuaciones y el texto. La risa que se produce es aquella que se establece más allá de lo gracioso y que apunta a la certeza de saber de que se está hablando. Se aprecia un trabajo serio en el desarrollo de un texto que no da respiro en su contundencia, tanto para la ironía como para el humor. La dirección es fundamental para que los actores no caigan en excesos interpretativos. El tándem actuación-dirección funciona a pleno en cada uno de los actores. La exuberancia de Fanny Bianco es exacta; hace reir y provoca al tiempo que utiliza los clichés de público conocimiento pero en favor de no caricaturizar a su personaje. En cambio, Fabián Minelli es el Papa en cuestión. Aquel ser sensible, despótico, malcriado y querible que salta de lo dramático a lo bizarro sin escalas y con mucha clase. Finalmente, Daniel Campomenosi pone su histrionismo al servicio de Su Santidad con la sapiencia que le es reconocida.
“Conurbano I” es burlona, divertida, bizarra al tiempo que irónica, sarcástica y actual. Un coctel explosivo que vale la pena ver, un viernes por la noche.