Curacó, agua de piedra (Teatro)

El lado B de Aníbal Ford


Con Esteban Bortnik, Soledad Chavarría, Martin Cutino Antelo y Bernardo Morico. Iluminación: Esteban Bortnik. Proyecciones: Martin Cutino Antelo y Bernardo Morico. Fotografía: Diego Furci. Dibujos: Cali Mallo. Diseño gráfico: Pilar Perdoménico. Entrenamiento actoral: Vanina García. Asistencia de dirección: Stella Birchmeyer. Dirección artística: Soledad Chavarría. Dirección: Graciela Camino.

Oeste Estudio Teatral. Del Barco Centenera 143 «A». Sábado, 21 hs.


Anibal Ford fue un intelectual de gran prestigio en nuestro país. Entre tantas cosas, fue escritor, investigador, periodista y primer director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Amigo de Haroldo Conti, tuvo sus particularidades que hicieron que se transforme en un personaje en si mismo, más allá de su caudal teórico. A ese personaje en si mismo es a donde apunta “Curacó, agua de piedra”. Se apela más al hombre curioso e investigador que al intelectual teórico. Con un muy buen diseño del espacio donde transcurren los acontecimientos, primero se ingresa a lo que sería la habitación de Aníbal, permitiendo el acercamiento al protagonista. Los objetos –cedidos especialmente por Nora Manzotti, su viuda- están ubicados de manera precisa y artesanal, al tiempo que los espectadores logran captar la esencia del protagonista de la puesta. Mapas, libros, apuntes, todo se haya en esa habitación en la cual, desde las pantallas de una PC se podrán escuchar algunos de sus pensamientos y sus recorridos filosóficos. El aura de este recinto es particularmente acogedora. La luz tenue, con vidrieras donde se pueden ver los detalles de sus aventuras y exploraciones, permite esa conjunción entre el espectador y Ford.  


Con un relato de quienes, a la postre, serán protagonistas de la puesta en si, se sale de esa habitación para ingresar a la sala propiamente dicha. Allí, como es costumbre en el Oeste Estudio Teatral, el diseño del espacio y la escenografía reciben un tratamiento especial y creativo. La iluminación tenue conformara parte fundamental de la puesta. De esta manera, se desarrollará el viaje de Ford junto con sus amigos al norte del país. Se los ve navegar en una embarcación por demás precaria y es imposible despegarse de los versos de Tanguito, “cuando mi balsa esté lista/partiré hacia la locura/Con mi balsa yo me iré a naufragar”.  El elenco llevará a cabo una tarea por demás interesante al tomar sus ideas y conceptos pero no para repetir sino para construir sentido a partir de la resignificación de los mismos por medio de una puesta por demás rica en tanto su contenido. La palabra se encuentra disociada de la construcción poética de la escena, construida con artesanal delicadeza. Quedarán momentos impresos como fotos de sensaciones vividas enfrente de uno a través del cruce de varios lenguajes como puede ser la historieta, el cine o la literatura. Asi se conforma un especie de “yo soy él, vos sos él, vos sos yo y estamos todos juntos”, que inicia a esa famosa Morsa pergeñada por John Lennon en 1967.


Las alusiones políticas están a la orden del día por lo que será menester prestar atención al respecto. Dinámica y rápida, es entretenida en su desarrollo y rica en su contenido.

“Curacó, agua de piedra” es toda una experiencia teatral que vale la pena abrazar y dejarse llevar por la gran cantidad de sensaciones que implica viajar al centro del mundo de Anibal Ford.

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