La pluma y la palabra
Con Paolo Baseggio, Natalia Fernández Acquier, Ernesto Fontes, Leandro Ibarra, Daniel Miranda, Natalia Olabe y Guillermo Valdéz. Luces: Fernanda Balcells. Fotografía: Jorge Marino. Música: Dos Cachivaches. Video y diseño: Paolo Baseggio. Colaboradoras: Paula Banfi y Claudia Mac Auliffe. Producción: Natalia Fernández Acquier. Dramaturgia y dirección: Martín Seijo.
Jueves 1, viernes 2 y sábado 3 de septiembre. Centro Cultural Rojas. Av. Corrientes 2038. A las 21.30 hs. Entrada gratuita.
En el marco del homenaje a Domingo Faustino Sarmiento organizado por el Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA), por el bicentenario de su natalicio, la Compañía de Funciones Patrióticas no podía estar ausente por lo que estrena la performance “Educación y Distancia”.
La puesta comienza desde el mismo momento en que se ingresa a la sala de exposiciones de objetos en lo que sería una presentación artística previa al lanzamiento de un programa de educación. Como en todo evento que se precie, está la degustación de una bebida, con la seguridad del lugar paso previo al lanzamiento propiamente dicho. Es en ese momento en que comienza el bombardeo de ideas, conceptos y situaciones que combinan con mucho acierto la ironía, el sarcasmo y lo grotesco. Porque si lo que se lo que se va a lanzar es un programa de educación a distancia, con una estética “tinellesca” bajo la sigla de PEDO (Plan de Educasión a Distancia Ovligatorio) y se lo degusta con vinos Menem, está todo dicho. Cuando se presencia este lanzamiento con un Ministro de Educación dice que es “un humilde servidor que nunca quiso este puesto” y lee pésimo, la corrosión –y también, porque no decirlo, bronca- hace que la risa se transforme en esa sonrisa reflexiva, que tuerce la boca. Aquí es donde también juega la implosión en cada uno con respecto a lo observado. La conciencia, la (auto) crítica respecto de lo que uno (no) hizo en situaciones como las presentadas que implican el vaciamiento de la escuela pública en detrimento de modernismo privado sin excelencia de ningún tipo salvo la apropiación y acumulación del vil metal
-Privatizadores, teléfono!-. Todo, frente a la atenta mirada de una sociedad de dedo acusador hacia fuera pero fácilmente sobornable con placebos que satisfagan sus caprichos de clase.
Porque el discurso que dispara la obra no es ajeno a lo que ocurre hoy en día. Es más, ganó un ballotage con el 67% de los votos, con la bandera del “no debate” y frases sin contenido que se repiten como loros.
Como no podía ser de otra manera, están los que se oponen a los designios de los ideólogos del P.E.D.O, invocando la figura del gran educador argentino como un grupo terrorista, armados con lapices y gomas de borrar gigantes y papeles que dicen “La escuela es la base de la civilización. No al Pedo” y “Todo está en los humildes bancos de la escuela. En defensa de la educación pública”. La presentación de este grupo “armado” juega con los términos con que se designa a las personas y situaciones, para ubicarlos según convenga al poder de turno y también al inconsciente colectivo. Con toda esta vorágine de conceptos, surge como banda de sonido interna la famosa frase, “el problema no es lo que hacen los malos sino lo que no hacen los buenos”.
La multimedia es factor importante en esta nueva creación de la Compañía de Funciones Patrióticas en las que se amalgaman distintos lenguajes. Si el final no es tal sino otro y más aún cuando después, quedan por recorrer el salón que recuerda a esa escuela que en la que uno aprendía valores con libros de lectura y no softwares de tecnología de punta. Porque el “Horneritos” seguirá siendo ese recuerdo hermoso mientras la lechuza dice “shh” en tanto que la fibra óptica pasará tan rápido que no dejará tiempo ni siquiera para ver un rastro invisible a las generaciones futuras.
Imperdible y ácida creación de la Compañía de Funciones Patrióticas que vuelve a llamar a la reflexión sobre una situación no tan lejana, a través de la contundencia de sus ideas.