Marginalidad no romántica
Con Lucrecia Bava, Juan Karlic, Rodrigo Pagano, Melisa Sottile y Lorena Yapura. Maquillaje: Ana Sol García Dinerstein. Luces y Fotografía: María Arnoletto. Asistencia coreográfica: Jazmín Titiunik. Asistencia de dirección: María Arnoletto. Dirección: Sol Titiunik.
Oeste Estudio Teatral. Del Barco Centenera 143 1º. Sábado, 22 hs.
Sol Titiunik creó un mundo de marginalidad donde el romanticismo dicotómico de “ricos inescrupulosos-pobres con códigos” queda de lado. Un grupo de gente en situación de calle intenta resistir la apropiación del lugar donde habitan (que no es lo mismo decir “viviendas”) de manos del “Zorzal”. Lo que parece ser un cuento sencillo, de fácil desarrollo, va navegando por las aguas turbulentas de la creación colectiva en la cual el texto en si –una excepción a la generalidad imperante de estos- es de muy buena factura. O sea, no se basa solo en la actuación de palabras flojas e ideas sin sustento. El patchwork que termina siendo la dramaturgia con la actuación da cuenta de un carácter artesanal en ambas que posibilita llevarlas de la mano, sin ninguna posibilidad que derrape alguna. La obra trasciende de la resistencia de Selva, Lela, Sofia y Winston por preservar su espacio ya que empieza a indagar en las identidades de cada uno de ellos. Estas son un mundo en si mismo que son condición de producción del ser que termina siendo cada uno de ellos pero sin justificarlo. El absurdo se entremezcla con un realismo tal como las situaciones extremas ponen a los individuos en esa delgada línea en la cual no se sabe cual es el mundo real y cual el de la imaginación. Porque, si bien la realidad supera la ficción, que esta trate de ir contra la corriente de cierta dramaturgia “bien pensante” en la concepción de personajes heroicos, es destacable. Los “daños colaterales” no son solo propiedad de unos sino de otros que buscan salvarse de verse expulsados de un área que se ha transformado en una proyección de sus propios deseos e ideas.
La escenografía y la iluminación crean la ominosidad de un ambiente que puede estar no muy lejos de donde usted está leyendo esta crónica. Este espacio será en el cual los actores transitarán con un texto que irá más allá de las palabras del mismo para entremezclarse con situaciones que remiten a palabras como “UCEP”, “Criminalización de la pobreza”, “avance del mercado inmobiliario” y muchas más que dependerán del espectador.
Las actuaciones son de muy buen nivel, en especial, una Lorena Yapura exacta para un rol difícil en el cual “el fin justifica los medios” es la estrella que guía al rebaño.
“Rapaz” plantea situaciones ponzoñosas y arriesgadas que son dignas de verse y vivir como experiencias teatrales, muy ligadas a una vida real que el teatro, hace rato, mira de costado.
Sol Titiunik creó un mundo de marginalidad donde el romanticismo dicotómico de “ricos inescrupulosos-pobres con códigos” queda de lado.