El jorobado de Paris (Teatro)


La vuelta de un clásico

Autoría y dirección: Pepe Cibrian Campoy. Con Nacho Mintz, Diego Duarte Conde, Florencia Spinelli, Adriana Rolla, Mauro Murcia, Nicolás Bertolotto, Manuela Perin, Ramiro Moreno, Diego Cáceres, Cristian Irrute, Erica Nuñez, Magalí Saisi, Mara del Federico y Miguel Gómez Vicari Dirección musical: Damián Mahler. Música original y orquestación: Angel Mahler. Diseño de luces: Pepe Cibrián Campoy y Carlos Gaber. Diseño escenográfico: Osvaldo Mahler, Luis Blanco y Damián Demattei. Diseño de Vestuario: Alfredo Miranda. Diseño de sonido: Osvaldo Mahler. Arreglos Corales y dirección: Carlos Di Palma. Repositor de puesta y coreografía: Nicolás Bertolotto.  

Teatro Presidente Alvear. Av.Corrientes 1659. Martes a viernes, 20.30 hs; sábado, 18 y 21.30 hs; domingos, 19.30 hs.

Con motivo de su 20 aniversario, se reestrenó “El Jorobado de Paris” a cargo de la dupla compuesta por Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler. En este caso, el escenario elegido fue el Teatro Presidente Alvear. 

La puesta se basa en la novela “Nuestra Señora de Paris” de Víctor Hugo. El comienzo muestra a Esmeralda, una bailarina gitana que había sido robada de su madre. Esmeralda deslumbra al archidiácono de Paris, Claudio Frollo. Este es el protector de Quasimodo, el jorobado que da título a la obra. Aquí se presentan dos mundos, el que es brutal y egoísta, centrado en la imagen de Frollo y el del mundo festivo de Magot y Filipon, Reyes de la Corte de los Milagros, un lugar subterráneo, marginal y pasional. El sacerdote ordena a Quasimodo raptar a Esmeralda pero el capitán Febo descubre el plan. La gitana se enamora del capitán lo que provoca la furia del párroco que intenta matarlo al tiempo que la culpan a ella de ello. A partir de allí, se ven tres historias paralelas en las que Quasimodo planea el rescate de Esmeralda, los gitanos su búsqueda, Febo saciar su sed de venganza de la supuesta traición de su amada y una madre que aparece en busca a su hija perdida hace años.

Con una escenografía y una iluminación de calidad, la puesta es disfrutable de principio a fin, con un marcado deseo de Cibrián de hacer girar todo en torno a la libertad del individuo y sus valores, con una fuerte crítica a quienes postulan a la belleza exterior como valor fundamental, algo muy en boga al día de hoy. El amor en sus distintas facetas atraviesa la obra y hace pie en los personajes de diversas formas que irán desde la locura, la pasión hasta el más inocente y puro, encarnado por Quasimodo. Las actuaciones son sólidas y atrapantes, en especial la de Diego Duarte Conde, como Frollo, el archidiácono de París, que logra captar a la perfección el mix de maldad, deseo y amor que lleva su personaje a cometer los actos más deleznables cuyo único motor es, paradójicamente, el amor. 

“El jorobado de París” ha vuelto con una puesta de probada eficacia de la mano de la dupla que logró darle vida al musical en Argentina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio