Teatro La Vieja Guarida. Guardia Vieja 3777. Viernes, 21 hs.
A partir de pequeños relatos que juegan con la inocencia y la crueldad, se moldeará el carácter de una crianza donde todo se acepta porque…hay que aceptarlo (Y aquí empieza el debate). Desde la invitación de un amiguito a ver como matan a un chancho a como un novio le rompe el vestido en el medio del campo. La niña que se vuelve mujer. De pequeña ave a un cisne con las alas dispuestas para volar. El deseo de libertad atravesará toda la puesta pero de manera sutil, logrando un efecto devastador en las formas de escamoteo que encara el personaje en pos de su obtención. Incluso, a través de su metamorfosis con su contexto.
Desde de la construcción de los espacios, el “afuera” y “adentro”, lo conocido y lo desconocido, se dirimirán los pasos a seguir. La mujer bella, que podría ser lo que quisiera a través de una belleza que la pone en otro lugar. Una simple bufanda será la divisoria de aguas, la frontera entre uno y otro. Su “ying” y “yang”. Porque será esa bufanda de plumas la que puede convertirla en vedette o en una vuelta a sus orígenes relacionados con las gallinas. Inclusive convirtiendo el gallinero en el camarín de un teatro.
Con un texto riquísimo y una dirección sutil y precisa, la actuación de Mijal Katzowicz es atrapante tanto a nivel actoral como en su trabajo con el cuerpo Con una energía y visceralidad bien dosificada, Katzowicz compone un personaje tan entrañable como subyugante. La escenografía es otro de los puntos altos que, junto con la iluminación, conciben diversos climas y atmósferas en el marco de un gallinero.
“En corral ajeno” es de esas puestas que, como la gota que horada sobre la piedra, tiene su proceso de decantación. Eso si, cuando se de cuenta de la gema que presenció, solo hay que hacer dos cosas: volver a verla y recomendarla.