En corral ajeno (Teatro)

Chicken run

Dramaturgia: Maria Soledad Manes. Con Mijal Katzowicz. Vestuario: Sol Ruiz Luparia. Escenografía: Diego Rojas Borquez y Esteban Siderakis. Diseño de luces: Alejo Maglio. Música original: Pedro Canale. Ilustrador: Esteban Siderakis. Diseño gráfico: Maria Soledad Manes. Asistencia De Escenas: Leandro Bonafé, Dante Mercuri. Producción general: Mijal Katzowicz. Coreografía: Georgina Forconesi y Mijal Katzowicz. Dirección: Vanesa Madia.

Teatro La Vieja Guarida. Guardia Vieja 3777. Viernes, 21 hs.



Un reducto diminuto pero excelentemente realizado. No cabe ninguna duda. Es un gallinero en el cual no hay ninguna gallina. Solamente se encuentra ella, en el medio de la escena. Será ella quien hablará, gritará, cacareará y declamará. Como si fuera un chiste de mal gusto, con consecuencias no deseadas, esta vez no se escapó una tortuga sino las gallinas de su lugar de origen por un accidente del cual ella es responsable directa por cortar –sin querer- el alambrado.


Lo que empieza como una fábula un tanto bizarra por el origen de la misma, poco a poco va decantando en una historias de esas que, como una cebolla, se irá descubriendo/pelando capa por capa. La inocencia del comienzo da lugar a la historia de una mujer que va y viene a través del tiempo, recordando lo que fue (y es) su estadía en una granja donde será su cárcel y su hogar al mismo tiempo. Será esa doble condición que la define a nivel identitario como niña-mujer que busca sus propios horizontes al tiempo que la condiciona para decidir al respecto.
A partir de pequeños relatos que juegan con la inocencia y la crueldad, se moldeará el carácter de una crianza donde todo se acepta porque…hay que aceptarlo (Y aquí empieza el debate). Desde la invitación de un amiguito a ver como matan a un chancho a como un novio le rompe el vestido en el medio del campo. La niña que se vuelve mujer. De pequeña ave a un cisne con las alas dispuestas para volar. El deseo de libertad atravesará toda la puesta pero de manera sutil, logrando un efecto devastador en las formas de escamoteo que encara el personaje en pos de su obtención. Incluso, a través de su metamorfosis con su contexto.

Desde de la construcción de los espacios, el “afuera” y “adentro”, lo conocido y lo desconocido, se dirimirán los pasos a seguir. La mujer bella, que podría ser lo que quisiera a través de una belleza que la pone en otro lugar. Una simple bufanda será la divisoria de aguas, la frontera entre uno y otro. Su “ying” y “yang”. Porque será esa bufanda de plumas la que puede convertirla en vedette o en una vuelta a sus orígenes relacionados con las gallinas. Inclusive convirtiendo el gallinero en el camarín de un teatro.
Con un texto riquísimo y una dirección sutil y precisa, la actuación de Mijal Katzowicz es atrapante tanto a nivel actoral como en su trabajo con el cuerpo Con una energía y visceralidad bien dosificada, Katzowicz compone un personaje tan entrañable como subyugante. La escenografía es otro de los puntos altos que, junto con la iluminación, conciben diversos climas y atmósferas en el marco de un gallinero.

“En corral ajeno” es de esas puestas que, como la gota que horada sobre la piedra, tiene su proceso de decantación. Eso si, cuando se de cuenta de la gema que presenció, solo hay que hacer dos cosas: volver a verla y recomendarla.   

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