Una mente brillante
Silvia escribe su historia y se la lee a su psiquiatra como si fuese un editor aunque la realidad marca que su deseo es ser escuchada para exorcizar sus fantasmas. Igualmente, estos van más allá del trasfondo familiar, para tocar de diversas maneras, el maltrato familiar, los roles, la sexualidad y un trasfondo político de la época.
El escenario, dividido en dos, junto con una escenografía liviana e ilustrativa, brindan el marco adecuado para que Silvia reviva su vida y sus pesadillas a través del tiempo. El derrotero de la escritora –muy bien compuesta por Edda Diaz-, es la de tantos que arrastran cruces y estigmas por años pero sin tener la chance de confrontarlos y resolverlos. La batalla, para muchos perdida, por una narcotización del individuo a través del mal denominado “respeto” asi como de las “buenas costumbres” y reglas para vivir en una supuesta sociedad moderna.