FIBA 2017. Verónica Cendoya. “Creo en un arte comprometido”

Es una de las puestas más intrigantes del FIBA tanto por propuesta artística como por los lugares en donde se iba a realizar. Con un espíritu creativo y un compromiso con el arte y sus propias ideas, la directora catalana Verónica Cendoya creó “La partida” donde realiza un mix de futbol y danza al tiempo que busca abrir esta última a una mayor cantidad de público.

Entrevista realizada junto a Laura Ferré (Telam)

-Vero, ¿cuando surge el proyecto de “La partida”?

– La estrenamos en España en el 2015, en Fila de Tárrega, un festival de teatro de calle en Catalunya. Luego nos han propusieron hacerlo en varios sitios como El Salvador, Chile y varios festivales. Como es un espectáculo con doce intérpretes más músicos y mucha gente, en Chile armamos medio casting y medio de España aunque ya no es así. Tenemos dos argentinos, un venezolano, un gambiano, una sueca y un catalán entre otros. Ahora, para venir al FIBA, pensamos que estaba bien volver a colaborar con los de Chile.

-¿En qué consiste el espectáculo?

– Tiene el esquema de un partido de fútbol con sus himnos, media parte y penaltis. Se enfrentan cinco futbolistas –que lo son en la vida real- contra cinco bailarinas. El árbitro también es bailarín. Es una conversación sobre la vida a través de la danza y el futbol. Hay un poco de lucha de género (hombres contra mujeres), critica social en tanto las desigualdades de oportunidades entre hombres y mujeres y la dificultad de las mujeres de compatibilizar su profesión y su familia.

Desde que empezamos con la compañía quisimos juntar la danza contemporánea con pintura, poesía, música, transformismo y demás actividades artísticas. Lo del futbol es por la preocupación del mundo de la danza en España que es la falta de público. Cuando pensé en esto, me acerqué a donde se convocaba más público. Es una manera de juntar a David y Goliat. Hay mucha gente que sabe de futbol –ahora conozco un poco más- que me ha dicho que no es tan diferente, por las coreografías y regates. Entonces nos hemos fijado en la parte técnica -lo físico, como se parecen- y la parte social -como es visto el futbol y la danza-. Busco “contaminar” la danza de otras cosas que le aporten…como los espectadores. Hay gente que no le gusta la danza pero fueron a ver esto y después….ya la entienden y le gusta un poco más.

-El espectáculo está pensado para espacios abiertos, ¿no?

– Está pensado para calle pero en febrero estrenaremos la versión para sala. Es con la misma base pero pondremos el foco en la parte más poética, que en la calle no podes hacerlo tanto. La calle siempre me ha gustado mucho. La parte social siempre la he tenido. Tenemos un compromiso con la sociedad de denunciar lo que nosotros creemos. Creo en un arte comprometido.

-La decisión de las cinco bailarinas tiene algo de eso…

– Si. Al principio, el público se enfadaba con el tópico de “las bailarinas son mujeres y los futbolistas, hombres”. Pero cuando he querido enfrentar a la danza con lo más potente, universal y visto. Si ponía cinco futbolistas mujeres y cinco bailarines hombres, la cosa hubiera quedado más igualada. Más en el tema de género aunque con los hombres están mucho más igualados en varias cosas. Entonces, dije «no». Voy a poner la danza, con mujeres y que sean más maduras que los hombres. Era la idea aunque ahora se ha igualado un poco la edad. Pero nos vamos a enfrentar con los hombres así y no queremos ventajas (risas). En el escenario no hay desigualdad. No he querido conceder ventaja al mundo de la danza porque creo en ella y que es muy potente.

-Sabes que en el Festival, van a hacer la función en un barrio de la periferia, muy humilde.

– Me gusta la parte social que ha adquirido “La partida”. Hay un grupo de seguidores que forman parte del espectáculo, que es gente del mismo sitio en el que vamos a actuar. Llegamos y convocamos a un grupo de voluntarios que hacen de seguidores. Es una manera de encontrarnos con la gente del lugar, con diferentes procedencias y clases. Veo que, con este espectáculo, se tiene una capacidad muy grande para reunir a gente diferente para montarlo. Me gusta mucho esta parte social.

-Aquí, en Argentina, el fútbol era una salida para la clase baja de salir de esa situación y obtener reivindicación y ascenso social. ¿Tomaste esta idea para la obra?

– Lo he tomado más como si fuera algo universal, que no entiende de clases sociales. Es lo que me gusta del futbol. En Africa hay unos partidos fantásticos en la playa y lo único que necesitas es una pelota.  Eso es una de las cosas que más me gusta. Lo que no me hace muy fan del futbol es todo el circo alrededor que se genera. Pero en verdad, si me fijo en la esencia, es muy democrático. Los pueblos se terminan comunicando a través de una pelota. Es un lenguaje universal.

-No sos futbolera…

– No pero si tuviera que ser de alguno, sería del Barcelona. Pero hay tal sobredosis cuando vives en Barcelona. Es muy pesado. Aunque no te interesa el futbol, al final del día sabes que pantalón tiene Messi o el nuevo corte de pelo de Cristiano Ronaldo. Eso nos ha dado mucho el pie a la comicidad que hay en la obra. Del futbol y la danza podría montar cinco espectáculos más con material diferente. La compositora de la banda de sonido Adele Madau había jugado al futbol antes por lo que nos ha asesorado al respecto. También fui a ver equipos, como al Barsa….

-¿Como fue esa experiencia?

– Es muy fuerte por más que no te atraiga el futbol. La concentración de tal cantidad de gente, en un mismo sitio, en pos de un objetivo determinado que es el gol….El futbol tiene cosas muy buenas y me ha hecho pensar el porque la danza no tiene tantos seguidores. Esta es mucho más ambigua y busca abrir mentes. En cambio el futbol es todo un estadio enfocado en que alguien meta la pelota en la portería. No dudo que tenga poética –que la tiene- pero te sientas allí sabiendo lo que buscas. En la danza miro y espero que me sorprenda.

-La idea es hacerlo aquí y después en sala.

– Si. Vamos a intentar venderlo para salas. Lo hemos actuado en los sitios más alucinantes. Desde el castillo de Shakespeare en Dinamarca hasta el Museo de la Memoria en Chile. Muchos sitios…un muelle de carga en un puerto de Suecia, una plaza donde están todos los teatros concentrados en Barcelona. Ahora me apetece ver que queda de la esencia de «La partida». Al llevarlo a la sala, no hay tanto elemento contaminante. Lo guay de bailar en la calle es contaminarte de lo que pasa. Si pasa un hombre con un perro, puedas reaccionar. En sala, es la condensación del material de “La partida”.

-En el elenco hay muchas nacionalidades y orígenes. Al día de hoy, ¿puede resignificarse la obra por temas como el racismo y el rechazo a los inmigrantes?

– Si. En España, están estos problemas pero no tan fuerte como en otros lugares, ni tan graves. Ni me di cuenta que los equipos tenían estas diferencias. En la obra, el arbitro es abiertamente gay y con esto, tratamos el machismo y la homofobia en el deporte. Hay una parte en que el árbitro hace playback super gay con una canción estilo Cabaret. Los jugadores lo insultan y la gente, se pone del lado de él. Funciona muy bien en Catalunya. Decimos “les mostramos lo que pasa y a la vez, tu mismo te das cuenta que no está bien que esto ocurra”. En El Salvador, pasó que lo tomaran como normal y no vieran donde estaba lo malo y el conflicto. Entonces había que decir que lo íbamos a animar y que iba a ser “el rey de la fiesta”, de manera positiva. Es muy curioso cómo cambia todo depende del lugar en el que la hagamos.

-¿Ha mutado mucho el espectáculo a través del tiempo?

– Si. Desde que el momento en que hay pelota, hay una parte que no controlas al 100%. Nos ha costado encontrar la fórmula. El ritmo debe mantenerse y la pelota va para donde quiere. Hemos ido probando cosas hasta encontrar una manera en que no pareciera 100% coreografiada y que fuera libre, manteniendo la emoción del espectador. Hemos encontrado muchas cosas donde fuimos a actuar que nos han ayudado. Ideas que las hemos aplicado. Nos ha pasado con el tema de la pelota que se ha hecho un gol cuando no correspondía y no teníamos preparado nada, salvo improvisar. Ahora ya sabemos cuántos goles va a haber.

– También pasan otras cosas espontáneas con el público.

– Hay una parte en que a las chicas les hacen un gol y hacen un baile que es “Las Plañideras”, en que lloran. En el estreno, la gente empezó a animarlas y decirles “Vamos!”. Estaban llorando y de repente, se hizo un clima de cancha pero también con mucho respeto porque es danza. Es muy bonito.

-Ahí es donde logras mezclar los dos mundos.

– Si. Me gusta como mira la gente a la danza pero también está esa libertad que hay en un campo de fútbol para expresarte sobre algo que te gusta….y que no! A veces se pasan con lo que dicen… (risas) pero si, buscar ese punto medio de respeto, cuidado y cariño que se mira el teatro pero también el disfrute que tiene el mirar un deporte.

«La partida». Lunes 16 de octubre. Manzana 30, Villa 20. A las 16 hs.

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