Bien de cambio y de uso
Dramaturgia y producción ejecutiva: Tamara Nabel. Con Lorena Bernasconi, Hernan Corradini y Angeles Martinez, Vestuario: Luciana Bech, Jimena Labraña y Angeles Martinez. Diseño de escenografía y de luces: Luciana Bech. Realización de escenografia: Luciana Bech, Diego Martín Molina y María Gabriela Molina. Musicalización: Gerardo Daniel Gallo. Operación de luces y de sonido: Luciana Bech. Dirección: María Inés Alluz.
El Fino Espacio Escénico. Paraná 673. Sábado, 20 hs.
Hay quienes sostienen que la adolescencia es la etapa más difícil y conflictiva de una persona en tanto establecimiento de sus relaciones sociales que lo definirán como un adulto “serio”. No obstante, la educación y los valores que se van adquiriendo como mandatos sociales, se extienden a lo largo de su vida. De ahí que los individuos recuerden con añoranza u odio ese período de la vida.
Es aquí cuando nos encontramos con Belén y Morita. La primera, bella y de mundo, radiante pero sin suerte en su vida sentimental, cree que a través de un catálogo, puede comprar al hombre de su vida. En cambio, Morita es más introvertida, con otros valores pero con la misma falta de fortuna para conseguir pareja. De más está decir que Belén era “LA” chica del secundario y que Morita tenía un rol más pasivo en su adolescencia. Como no podía ser de otra manera, un hombre será el que esté terciando entre las dos y que es el nexo entre el presente y el pasado.
El desarrollo de la puesta es dinámico y juega con el estereotipo con el que se construye a los personajes pero no se queda en la mofa sino en un sutil planteo con respecto a los valores con los que uno crece y se desarrolla. La escenografía es de buen gusto y fundamental para la construcción del personaje de Belén a cargo de Lorena Bernasconi, quien la dibuja con maestría, añadiéndole todos los aditamentos para que sea odiosa pero sin caer en exageraciones o burlas. Porque como esta Belén, todos conocemos a muchas con esos delirios de Paris Hilton. Angeles Martínez es Morita, la cara de la cordura; timorata y creyente en el amor. Fina en su composición y más aún con la vuelta de tuerca que propone un final que sucede en el momento exacto.
“La compra” es una comedia que tiene mucho para descubrir más allá del humor de las situaciones que plantea.