La mujer del Don (Teatro)

Magia veneno


Dramaturgia y dirección: Guillermo Hermida. Con Silvina Sabater. Coros: Carolina Borca e Ignacio Francavilla. Vestuario: Marisol Castañeda. Escenografía: Lucila Rojo. Peinados y maquillaje: Dino Balanzino. Diseño de luces: Ricardo Sica. Fotografía: Silvina Galdi. Asistencia de dirección: Jose Barocelli. Producción: Sebastián Ezcurra. Coreografía: Valeria Narvaez


Teatro Beckett. Guardia Vieja 3559. Jueves, 21 hs.


Siempre hay frases que pueden condensar de manera precisa, una vida, ya sea real o ficcional, en cualquiera de sus soportes, como el cine o el teatro. Tal es el caso de la máxima que recibe Peter Parker (Spiderman) de su tio Ben, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.


En el caso que nos compete, hay una mujer que se ubica en el centro de la escena. Invita al público a pasar a su mundo, tan mágico como misterioso. Se mueve con la gracia de quien ha visto todo…y un poco más. Será la heroína y villana de su propia vida. Pero necesita hablar. Contar su historia y ser escuchada en relación a ese poder, que ha atravesado a su familia. Más precisamente, a su abuela y su madre, hasta llegar a ella. Tiene el “don” (no es un hombre –sutil y delator juego de palabras-), de ver el futuro y el porvenir de las personas. Todo gira alrededor de su vida con este privilegio y la forma en que se fue abriendo paso en la sociedad como una bruja de consulta. A todo esto, debe sortear las tentaciones que le brinda “el lado oscuro de la –esa- Fuerza” por la simple posesión de esta gracia. Su rol de bruja y pitonisa es la que la ubica en esa dicotomía de cómo vivir en relación con este poder y su relación con el mundo lo cual resulta atrapante. 
El texto es preciso en tanto va y viene entre sus vaivenes personales por su condición y su lucha personal contra ese fantasma tan difícil de enfrentar y vencer como es la soledad. 

Pero para que dicho texto logre la fuerza que pide, necesita de una actriz de gran presencia y sensibilidad. Será por eso que todo gira alrededor de la cautivante Silvina Sabater. Su presencia acapara todo el escenario, con una muy buena actuación.
Al respecto, y teniendo en cuenta que la fortaleza del texto logra sus puntos fuertes en la mencionada Sabater, pierde un poco de potencia en la intervención de algunas coreografías que se extienden más de lo necesario, permitiendo que se disperse la atención. “Personal Jesus” suena exacto para contextualizar la época y levantar la temperatura con ese sonido tan “moderno” como clásico, pero otras no logran el mismo cometido.

Por otra parte, si bien el espacio es amplio, se lo utiliza con muy buen tino logrando que se adecúe a la pieza.


“La mujer del Don” es de esos relatos que cautivan al espectador a partir del tándem texto-dirección que logra en la actuación de Silvina Sabater, un punto tan alto como exacto.

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