De Erika Halvorsen. Con Susana Cart, Cristina Fridman e Ignacio Rodríguez De Anca. Diseño de vestuario: Sofía Di Nunzio. Diseño de escenografía y de luces: Gonzalo Córdova. Video y dirección artística: Verónica Mc Loughlin. Música: Gregorio Vatenberg. Dirección: Luciano Cáceres.
Teatro Cervantes. Libertad 815. Viernes y sábado, 19 hs; domingos, 18.30 hs
Una historia negra y televisiva en su contenido y en su idea. Clara y Bety son dos hermanas en la que la primera está casada con Armando. Este no aparece por ningún lado y dice que fue secuestrado por Al Queda.
Si bien el inicio y posterior desarrollo de la puesta es absolutamente delirante, es este mismo delirio el que se aprecia en varios eslabones de nuestra sociedad. La instalación de un discurso discriminador y vacio pero matizado por el “pertenecer a una clase social alta” no está exento de una fuerte crítica social, extensible al rol vaciador de los medios en tanto reproductores de valores. Como crítica en sí, es fuerte e incluso provoca bronca en tanto su fuerte realidad pero si vamos a analizar el hecho teatral, este no termina de consolidarse en tanto tal.
Con una puesta que combina multimedia por enésima vez y un relator que entra y sale de la acción, se hace reiterativa en su desarrollo. Es tal la cantidad de conceptos y contenidos que tiene que siempre se está yendo hacia adelante, como un tren sin freno. Ese vértigo es el que termina cansando y vaciando también del contenido propiamente dicho aunque no es el desborde de “Sex según Mae West”. Algunos se divertirán, otros preguntarán cuando termina la puesta.