Laika o el hombre actuante (Teatro)

La reproducción constante de “valores” 

Dramaturgia: Raquel Albeniz. Con María Forni y Analia Sánchez. Vestuario y utilería: Jennifer Sankovic. Escenografía e iluminación: Magali Acha. Diseño gráfico: María Forni. Asesoramiento Corporal: Paula Etchebehere. Dirección: Alejo Nicolás Sambán.

Teatro Nün. Juan Ramirez de Velasco 419. Domingo, 19 hs.

En tiempos donde los paradigmas son –por suerte- revisitados, Raquel Albeniz realiza un planteo por demás inteligente. Creó una fantasía corrosiva sobre qué ocurriría ante la aparición de un hombre encargado de la reproducción, en un futuro (año 2300 para ser exactos) en el que dos mujeres son las escogidas para ser las “parejas” del bienvenido. El no-contacto entre hombres y mujeres hace que estas últimas deban ubicarse en un rol de complacencia absoluta para lograr el objetivo tan buscado.

Lo que empieza como una situación completa y sutilmente absurda, no tarda en dar una vuelta de página para convertirse en un fuerte alegato contra el machismo y el “respeto a la moral y buenas costumbres”. Pero ojo, a no confundirse, no es un texto panfletario o pedagógico. Por el contrario, el humor y la ironía son fundamentales en la creación de sentido. Las situaciones hilarantes en la forma en que se quiere recibir al hombre, son muy ricas y dan lugar a las más variadas interpretaciones. Al respecto, queda la sensación y la pregunta flotando de qué hubiera sido de la sociedad (y la mujer en su rol específico), si no se producían algunos cambios a través del tiempo

Aquí llega el momento de destacar el excelente texto pergeñado por Albeniz que, a través del humor y la sutileza, es contundente en su propuesta. Si bien es futurista, no en vano retoma a los años 50 como momento ideal de la mujer, como guiño crítico. De ahí también el nombre de ambos personajes, Marilyn y Doris, dos actrices representativas de la época. El tiempo no es elegido al azar sino que es previo a la explosión de los años 60 y el conservadurismo golpeado por esta oleada. La búsqueda de la mujer sumisa y dispuesta a satisfacer todo lo que el hombre desea. Inclusive, retoma la “Guía de la buena esposa” escrito por Pilar Primo de Rivera (hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, partido de extrema derecha- e hija de Miguel Primo de Rivera, dictador español de la década de 1920), algo que hoy, atrasa años pero no falta el trasnochado que lo añora o lo retomaría con sumo gusto.

La ironía de los personajes estereotipados es apreciable. El vestuario es elocuente al respecto. Vestido negro para una mientras que los colores se imponen en la otra. Incluso la terminología usada por las damas de la puesta da cuenta de las diferencias ideológicas entre ellas que se extiende a la muy buena escenografía creada por Magalí Acha. Esa ambientación “chicle” es poderosa en relación con lo concebido por el texto y el deseo de anclaje de la mujer. Tanto María Forni como Analía Sanchez están exactas en esas dos enemigas íntimas que son Marilyn y Doris respectivamente. La dirección de Alejo Sambán permite que cada una de ellas este en su justo lugar, sin espacio a excesos o desbordes que, con personajes tan ricos, sería una tentación que, sin embargo, no haría honor a los mismos. 

«Laika o el hombre actuante” pone humor, ironía y reflexión a una puesta disfrutable y corrosiva de principio a fín, que dialoga de manera directa con el contexto presente, #NiUnaMenos de por medio.

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