Salvadora pasteurizada
De Salvadora Medina Onrubia. Versión y dirección: Eva Halac. Con Eleonora Wexler, Ernesto Claudio, Agostina Degasperi, Guadalupe Docampo, Alejandra Flores, Facundo Garcia Dupont, Nazareno Molina, Gabriel Rivas, Maria del Carmen Sanchez, Carlos Scornik, Maria Urdapilleta y Roberto Vallejos. Vestuario y Escenografía: Micaela Sleigh. Iluminación: Miguel Solowej. Música: Sergio Vainikoff.
Teatro Regio. Av Cordoba 6056. Jueves a sábado, 20.30 hs. Domingos, 19.30 hs.
Salvadora Medina Onrubia fue una mujer de fuertes convicciones que se manifestaron en “Las Descentradas”, un texto estrenado en 1929. Allí, describe la historia de Elvira, una mujer que no respeta las buenas costumbres que le exige una sociedad por su condición para que esta sea considerada como tal. Machismo, prejuicios sociales y un fuerte deseo de libertad que va más allá de la cuestión de género, se enmarcan en esta versión de “Las Descentradas”. Este excelente texto de Salvadora Medina Onrubia llega al Teatro Regio pero de una manera pasteurizada en relación a la fuerza de su palabra.
La puesta se queda en el melodrama de época, dejando de lado la gran cantidad de recursos a los que podría recurrir. Desde ya, con un escenario grande, que tiene tres escenografías diferentes en las que se desarrollara la acción, pero que se mantienen en escena, sin terminar de explotarse. Esto provoca la superposición de objetos en escena. Tampoco olvidamos que al comienzo de la obra, se utiliza un proyector que no se condice con la época a la que hace referencia la obra.
Por otra parte, el texto queda sometido a la puesta en si, quitándole fortaleza y contundencia a las palabras para hacerlo más “digerible” y menos “volcánico”. El resultado es un relato más llano cuando el texto es mucho más que eso. Elvira se mueve entre las clases altas de Buenos Aires, que incluye a políticos, jueces y periodistas, con la impunidad que le brindaba su temperamento e inteligencia. Irónica y mordaz, su verba es un cuchillo de sentimientos encontrados que atraviesa la piel de costumbresque no le interesa respetar. Esa individualidad y ese discurso quedan desdibujados por la forma en que se encaró una puesta que esboza diversos puntos a desarrollar pero sin terminar de desarrollar ninguno de manera profunda. Hay un poco de todo. Un poco de política, de corrupción, de feminismo, y un poco más (pero tampoco mucho más) de una trama amorosa.
La puesta se centra en la gran actuación de Eleonora Wexler como Elvira. Es ella el nervio motor de toda la obra, quien la lleva adelante. Y esto es lo que también conspira contra la obra ya que los demás personajes no aparecen con una fortaleza interpretativa, que al menos, sirva para acompañar el despliegue de Wexler o tenga alguna contraparte a su altura.
“Las descentradas” es una buena obra de teatro que se deja ver pero que se no termina de desarrollar todo el potencial de un texto de excelente factura.