Consumación o consumo
De Emanuel Medina. Con Maria Camila Donato, Leandro Ibarra, Lucía Maciel, Armenia Martínez, Antonella Querzoli, Carmen Roig y Nacho Ciatti. Diseño de vestuario: Merlina Molina Castaño. Diseño de escenografía: Julieta Potenze. Diseño de luces: Rocío Caliri. Realización de escenografia: Iskena, Sergio Fassani, Julieta Potenze. Realización de vestuario: Nelly de Carli, Merlina Molina Castaño. Música original: Martín Simonovich. Fotografía y asistencia de producción: Belén Charpentier. Diseño gráfico: Leandro Ibarra. Realizacion de imagenes: Pepo Zamora. Meritorio: María José Schroeder. Asistencia artística: Emanuel Medina. Asistencia musical: Juliana Hernández. Producción ejecutiva: Paula Baró, Belén Charpentier, Emanuel Medina, Antonella Querzoli. Producción general: Efímero. Puesta en escena y Dirección: Paula Baró.
Abasto Social Club. Yatay 666. Domingos, 20.30 hs.
Siempre que uno va al supermercado de una cadena de negocios, camina y busca los productos para comprar sin prestar la más mínima atención a quienes se encargan de reponer la mercadería o cobra el importe de lo que se ha comprado. Como seres invisibles al ojo del consumidor, la puesta girará en torno a esos seres alienados que se ganan la vida en un supermercado. Que buscan comunicarse al tiempo que denotan una seria dificultad para oír al próximo al tiempo que se pide a gritos por atención a sus propios reclamos. Pero siempre mediado todo por las particularidades de cada individuo. El que busca respeto por su cargo y que lo usa para sus propios beneficios, la que viene con problemas con su madre o aquella que está a punto de explotar por su rabia contenido. Relaciones de amistad y deseos correspondidos o no, al tiempo que se ven las aspiraciones de cada uno.
Se esboza un interés en reflexionar sobre esas relaciones tan intrincadas que se producen en el marco de un trabajo que abarca a mucha gente. Éste es el caldo de cultivo para todo tipo de afectos asi como relaciones que mezclan el trabajo, la amistad, el amor y la lealtad amén de los valores con los que se ha criado. La presencia de una clienta o de una madre como “aquello que no se quiere ser”, son elocuentes en tanto deseo como imposibilidad como para romper con la monotonía impuesta por la tan mentada “seguridad”, ya sea a través de un amor correspondido o un trabajo estable.
Tomada en tono de comedia, la puesta se queda en la sintonía la anécdota de una historia de “gente común” cuando, probablemente, se podría haber desarrollado más los diversos temas abordados. Tanto el buen vestuario como la escenografía ponen sobre autos las características de cada uno de los personajes. Las actuaciones son correctas, logrando una inmediata empatía con el espectador.
“Linea de cajas” es una opción entretenida para un domingo a la noche.