El delicado encanto de la sencillez
Dramaturgia y dirección: Ignacio Sánchez Mestre. Con Martín Piroyansky, Monica Raiola, Emma Rivera, Juan Manuel Castiglione y Pía Patruno. Vestuario: Mariel Fernández. Iluminación: Brenda Bianco. Diseño de espacio: Estudio Normal. Realización de escenografia: Ariel Vaccaro. Fotografía: Ignacio Coló. Diseño gráfico: Max Rompo. Asistencia de dirección: Agustin Scalise. Producción: María La Greca.
Beckett Teatro. Guardia Vieja 3556. Sábado, 21 hs.
Las peluquerías de barrio –en neta vía de extinción- tienen ese no se qué que mezcla el servicio propiamente dicho junto con un ambiente de contención entre los clientes, cercano a un consultorio psicológico donde surgen las más variadas formas para sobrellevar los problemas que depara la vida.
Carmen mantiene su propia peluquería en la que atiende a Leónidas, al que ayuda en su lucha por mantener una cabellera abundante, al tiempo que tiene como compañía a Elvira, su ayudante que perdió la voz. Este será uno de los puntos fundamentales de la puesta donde el presente es una ominosa consecuencia de un pasado que fue mejor y que no pudo extenderse a través del tiempo.
Los personajes miran ese pasado en busca de reverdecer los laureles de una felicidad que les ha sido esquiva pero con distintas herramientas. El “optimismo” de Carmen tendrá su correlato con la “energía” del joven Leónidas al tiempo que el “silencio” de Elvira también le servirá para dialogar a través de la mirada.
Ellos sueñan, construyendo un momento pleno al tiempo que produce una implosión en el seno de los personajes pero que abre el sentido a nuevos horizontes donde la incertidumbre y la esperanza se dan la mano. Pasado y presente buscan reconciliarse en pos de un futuro que llegó hace rato, por más que se lo niegue como tal, con resultados no deseados.
Ignacio Sanchez Mestre creó una fábula hermosamente costumbrista que la hace fácilmente reconocible pero sin caer en los clichés de esa particularidad. Va y viene a través del tiempo por medio de un relato tan onírico como lúdica, sosteniéndose en una historia sencilla pero con varias capas para ir descubriendo.
Cada uno de los personajes está excelentemente creado, sin excesos y con el registro justo.
Con una escenografía sencilla y precisa a los requerimientos de la puesta, la misma cuenta con actuaciones de calidad. Mónica Raiola es una Carmen querible y exacta, mientras que Martín Piroyansky -¿por qué no actuará más seguido en teatro?- es un Leonidas tan identificable que uno hasta tomaría nota de lo que le ocurre para no repetir sus errores. Párrafo aparte para Emma Rivera que, sin emitir una palabra, capta la atención del público con su gestualidad. Por su parte, Juan Manuel Castiglione y Pía Patruno cumplen con sapiencia sus participaciones.
Divertida e ingeniosa de principio a fín, “Lunes abierto” es una propuesta atrapante con un mecanismo de relojería en su aceitado desarrollo, donde todo está en su lugar pero con el toque artesanal de las historias de seres tan simples por fuera como ricos en su interior.