Al otro lado del mundo.
Actriz: Carola Reyna. Adaptación: Paula Herrera Nóbile con colaboración de Sandra Durán y Carola Reyna. Escenografía y utilería: Cecilia Zuvialde. Luces: Matías Sendón. Vestuario: Ana Markarian. Asistente de vestuario: Julia Seras Rodríguez. Música: Gingo Ono. Visuales: Ivana Kairiyama. Animación: Clara Hernandez. Diseño de maquillaje: Karina Camporino. Pelo: Josefina Fascetto. Fotografía: Nora Lezano. Diseño gráfico: Paola Ledesma. Producción ejecutiva: Luciana Becerra. Producción general: Sandra Durán y Carola Reyna. Asistente de dirección: Denise Yañez. Dirección: Paula Herrera Nóbile. Duración: 75 minutos.
Teatro El Picadero. Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857. Viernes 14, 21 y 28 de julio y 4 de agosto, 22 hs.
Una madre suele hacer de todo en pos de sus hijos. Tal como cruzar todo el globo terráqueo si fuera necesario (o no). Una aventura de vaivenes personales, que implosiona en su humanidad desde el mismo momento en que aborda el avión que la depositará en Japón. Ella ve cómo cambia toda su vida y lo que creía que era “lo correcto”. Al fin y al cabo, es algo que puede ocurrir al momento en que se hace las valijas para partir a otros rumbos. Como dicen por ahí, un viaje es como el amor o la guerra, “se sabe cómo empieza pero no como termina”
A partir del encendido de las luces del escenario, comienza un devenir que ubica a la madre en cuestión frente a la sorpresa de la mutación constante de su mundo. Fluctuaciones que se suceden tras su arribo a la tierra del Sol Naciente. Esto va más allá de las costumbres que cambian por las obvias diferencias culturales. Ni hablar de la influencia que ejerce sobre su hijo y la relación que tenían. Se habla en pasado porque el cambio es más que evidente. La cosmovisión que se adquiere por las nuevas vivencias respecto a lo que era la existencia previa es más que palpable. El interrogante respecto a como nos paramos frente a esto cae de maduro. Más aún si no coincide con lo vivido anteriormente. La mujer que es madre y el surgimiento de este nuevo hombre que es su hijo.
La complejidad de los vínculos es visibilizada con sabiduría no exenta del misterio propio para concebir una puesta de calidad. El texto lleva adelante un diario de viaje que no deja sentimiento ni reflexión a realizar pero dotando de sutileza cada uno de los matices que atraviesan la relación madre-hijo. Es más, el planteo de hacer una reflexión de preguntas invertidas puede llevar a diversas y enriquecedoras respuestas. El porqué ocurre este viaje en un momento determinado y como influye en la vida no ya del hijo sino de la madre. Nuevas experiencias que se reciben y un nuevo mundo a descubrir, dependiendo siempre de cada uno, la chance de aprehenderlo y disfrutarlo.
Carola Reyna brilla con una actuación exacta en los distintos tonos que requiere el texto. Siempre brindando su propia impronta a una madre que se transforma y crece con todo lo que esto implica, Daños colaterales incluidos. El vestuario es fundamental para dotar de una identidad bien definida a esa mujer que va en busca de su propio destino, a su pesar.
Empática y atrapante en su desarrollo, “Okasan” gira en torno a los vaivenes de una madre que no reconoce frontera en pos de seguir a su hijo. Con todos los sacrificios que esto implica. Inclusive, el resetear su propio ser.