Las dos caras de la justicia
De Suzie Miller. Intérprete: Julieta Zylberberg. Dirección y adaptación: Andrea Garrote. Asistente de dirección: Luna Pérez Lening. Escenografía e iluminación: Santiago Badillo. Vestuario: Betiana Temkin. Música original: Ian Shifres. Producción general: Valentina Berger, Sebastián Blutrach y Tomas Rottemberg.
Multiteatro Comafi. Av Corrientes 1283. Lunes y martes, 20.15 h
Por Mariana Turiaci (@turiacimariana)
“Una de cada tres mujeres sufrió o va a sufrir una agresión sexual”. Esta cifra, atrozmente abrumadora, es dicha por una actriz en un teatro de la calle Corrientes. Ese gesto ya es toda una toma de posición porque lo personal es siempre político, concepto que «Prima facie» parece llevar a escena.
En este unipersonal, Romina (Julieta Zylberberg) es una joven y exitosa abogada penalista que trabaja en un prestigioso estudio jurídico en el cual le toca defender a acusados de delitos sexuales. En los juicios suele ser implacable. No hay quien le gane y así, su orgullo no para de crecer. Convencida de que la única realidad que importa es la legal, sabe perfectamente cómo ganarse la confianza de la víctima para luego asestarle las preguntas precisas que garantizarán la absolución del cliente de turno. Desde su mirada profesional, ella solo hace su trabajo. Sin embargo, a partir de una experiencia personal pasará a estar del otro lado. Allí, el monstruo del sistema judicial del cual forma parte caerá sobre ella con todos sus prejuicios, estereotipos y violencias.
«Prima Facie» es una expresión que proviene del latín. Es un concepto jurídico que significa “a primera vista” y suele utilizarse para referir a la apariencia inicial de un hecho. Esto no implica una conclusión definitiva, ya que un examen posterior podría modificarlo. Sobre este concepto gira la trayectoria de Romina porque sus creencias podrían cambiar (o no) a partir de lo que le pasó.
El unipersonal, estructurado en dos partes, da cuenta de un punto de inflexión. Ya nada será como antes. En Julieta Zylberberg este cambio va desde la seguridad y el cinismo de la profesional a la vulnerabilidad de la víctima, transformación que encara con verdad y compromiso escénico. Por su parte, en la puesta se vislumbra también este pasaje tanto en el vestuario como en la escenografía. De un traje sastre colorido e impecable a un sencillo jean y suéter neutro; de una silla de diseño moderno a una metálica que podría connotar la insensibilidad de todo el sistema judicial. En tanto, la dirección de Andrea Garrote, recordada por su espectacular actuación en «Pundonor», pone el foco en la actriz con una puesta minimalista cuyo fondo símil mármol parece recordar también la frialdad de los vetustos edificios judiciales.
El texto original pertenece a la dramaturga australiana Suzie Miller. Desde su estreno en 2019, cosechó grandes repercusiones en distintos países. Su propia experiencia como abogada le brindó material para reconstruir el universo de los grandes estudios jurídicos y de los pasillos de los tribunales. A través de un lenguaje simple, va desplegando los hechos con un relato totalmente descarnado en el que logra dar cuenta de los vericuetos de un sistema judicial sin perspectiva de género. Las víctimas, generalmente, terminan siendo no solo revictimizadas sino además culpabilizadas, dominado por varones y basado en la palabra acética, certera, concreta desconociendo que, en casos como éste, los recuerdos se borran precisamente por lo atroz de lo vivido.
«Prima facie» es una obra incómoda. En un punto, parece decirle al público que son cómplices de ese mismo sistema que oprime. Pero también es una pieza necesaria en estos tiempos de negación de la violencia contra las mujeres y de desmantelamiento de las políticas públicas de género. Por todo esto, es bienvenida al circuito teatral de la calle Corrientes dominado por propuestas generalmente edulcoradas.