El nombre de la puesta hace alusión a los Trastornos Obsesivos Compulsivos. La forma en que Lía Jelin lleva adelante la puesta es con mucha soltura y respeto pero intercalando un humor sano e inteligente que no cae en la ofensa en ningún momento. Para esto, ¿qué mejor que tomar un elenco sólido, de probada calidad para dar vida a personajes entrañables, con distintas patologías? Si bien dramatúrgicamente la puesta es sencilla y pequeña, es tanto en la dirección como en las actuaciones donde radica el gran valor de una obra disfrutable de principio a fin.
La puesta no decae en su ritmo aunque hayas situaciones que no terminen de cerrar como el juego de mesa que realizan los pacientes en el consultorio del médico al que acuden para tratar de paliar sus respectivos trastornos. Las particularidades de los casos – el que no puede parar de calcular matemáticamente todo el tiempo, la fóbica de la limpieza, la que necesita corroborar todo más de una vez, la que repite todo y el que insulta, de la nada- son descriptas pero siempre con el ansia de cura y el deseo de la misma. Al respecto, las actuaciones son muy buenas, con momentos para cada personaje aunque siendo Daniel Casablanca con su taxista Camilo y calculador compulsivo quien es el encargado de manejar los tiempos de la obra sobre el escenario.
“Toc toc” divierte con mucha calidad y altura respecto de la seriedad por el tema abordado.