Daniel Casablanca: “Hacer reir es una cosa seria”

Cerebro de los geniales Macocos, con un ACE en su haber y participaciones en el Descueve, Daniel Casablanca muestra su versatilidad dirigiendo una tragedia (“Las suplicantes”) y actuando en LA obra del verano (“Toc toc”) al tiempo que es docente tiempo completo.

– Estas a full con dos proyectos. Contame sobre las Suplicantes.

-“Las Suplicantes” es un proyecto que viene de años. Quiero explicarlo. La escuela empezó a trabajar con actores profesionales y nos dimos cuenta que había una proyección más allá de lo puramente escolar.  No siempre es efectivo lo escolar porque el formato de entrenamiento ideológico, de forma de trabajo, es excelente. Es la autogestión pura. Lo más similar es Macocos a nivel profesional pero bueno, a veces es difícil trasladar lo que es un proyecto con objetos exclusivamente de enseñanza al marco teatral de lo que es hoy Buenos Aires, con la cantidad de espectáculos que hay. Además, cambia la dinámica porque yo cambio mi rol y los alumnos dejan de serlo. Hay otras diferencias. Es difícil este paso y para mi, después de 20 años de dar clases, siempre estuvo el sueño o el ansia de que los grupos continúen con esa forma de trabajo, fuera de la dinámica pedagógica. Desde que trabajo, en mi escuela de teatro, con alumnos con las tragedias, siempre aparecían fragmentos de Shakespeare, Sófocles, Eurípides y Esquilo. Algunos textos de Poe, todo bastante ecléctico y veía que la efectividad con Esquilo era diferente. Entonces, decidí trabajar solo en un obra de Esquilo que tiene una sensibilidad especial. De lo antiguo es lo más moderno de todo. Es un texto antropológico y mágico, directo y puro lo que permite al director y a los actores, una adaptación gigante. Podés cambiar alguna cosa, ponerla al final o al principio, que no te lo va a modificar. Es totalmente minimalista con una sola temática dicha por todos los personajes que aparecen (que son pocos) por lo que tenés tiempo para todas las situaciones. Es toda gente que trabajó y estudió conmigo, que tiene la ideología y sabe como es la técnica, tanto en lo que es la construcción de la producción del espectáculo como desde lo artístico. Parte de producir un espectáculo para montarlo.
– Lo cual es una diferencia absolutamente apreciable.
– Totalmente pero con toda gente entrenada en esta formación. Se trabaja un año, sin correr, a nivel independiente, investigando y leyendo un texto. Asi se llega a un producto super sólido y distinto para lo que es la cartelera de Buenos Aires. Imagino que va a tener un largo tramo haciéndose porque es toda gente decidida a trabajar, a invertir un año de tiempo para hacerlo todo lo que se pueda. Además, es un género que representa a mucha gente. Los chicos jóvenes se re-enganchan.
– Decís de que los chicos se acercan pero los grandes? No son un tanto prejuiciosos?
– A ver…Los chicos se acercan mucho a ver este tipo de obras. Es como si tuviera algo del comic, las películas de Esparta o de Robert Rodríguez con la traducción de los comic. Tiene algo de ese espíritu. Sin querer aparece el resurgimiento de un género tan antiguo y solo, sin forzarlo, pero a los grandes les cuesta un poco más. A los más grandes, no porque ya tienen mucha cultura teatrera pero quizás si, una generación más intermedia de 40 y pico o más chicos. Es un género en el que tenés que entrar en la convención. Es como la ópera. Como director y con los actores, hay unas reglas que son rigurosas. Trabajar el horizonte hacia arriba, acciones muy económicas para que el juego del cuerpo no compita con la palabra y ésta sea la protagonista. No tiene nada que ver con la cotidianeidad. Salteada la “convención”, es un espectáculo muy disfrutable y placentero.
Intermedio: Llegamos a la casa de Daniel quien nos recibe con amabilidad. Abusamos de la misma al pedirle un cuchillo “serrucho” para desarmar el grabador ya que la pausa se había trabado e impedía la grabación de la nota. Pasado el percance y vaso de agua de por medio, hablamos de teatro y sus situaciones particulares. De fondo, el gran Duke Ellington hace más grato el momento.
– ¿Te costó salir del actor para dirigir?
– Lo hago siempre. Lo hice toda mi vida, desde la docencia. Veo teatro desde siempre. No he dirigido más obras por una prioridad que le di a la actuación en los últimos quince años. Pienso que para la pedagogía y la dirección voy a tener más tiempo, más adelante. Por eso, le doy la prioridad a la actuación. Llegué muy naturalmente con el trabajo con los alumnos. Trabajé muchísimo en el off. Nunca he tenido energía para continuar con los proyectos para que estos crezcan. El pase de la docencia a la profesionalización, en donde quizás uno necesita tener presencia y es difícil acá. El grupo ahora me convoca y deciden hacerlo todo y es más fácil para mi porque se hacen cargo de la producción. Conocen la dinámica, la forma y realmente se hace más fácil. Lo bueno de esta actividad, cuando uno es un bicho de teatro, uno empieza…a ver, el teatro tiene una generosidad artesanal de hacer distintos roles. Uno termina la noche desesperado haciendo una puesta de luces. Aprendemos a hacer de todo. Uno sabe que hay gente que lo hace mejor. Por algo, se la contrata pero uno sabe un poco de todo. La rotación de roles es uno de los entrenamientos más ricos que hay. Como docente, para mi está bueno estar estudiando algo para saber lo que es “la crisis del aprendizaje” y como actor, también está bueno hacer esos tránsitos para después ponerse en el lugar de los otros. “Mira! Pobre tipo, como está…” y como director, también lo veo. Acumulás una información pero si, en el momento, hay que jugar un rol a full. Igual, me pongo más en el rol de espectador. Es lo que me gusta y que no; que le aburre y que no…que es una falta de respeto y que no! Jajjajajaa
– ¿Si te pregunto por Camilo, tu personaje en “Toc toc”?
– Camilo es un enfermo hijo de puta y muy simpático. Para mi, es una experiencia muy nueva, el trabajar en una comedia con “cuarta pared”. Ya, de por si, eso es raro porque te obliga a trabajar con un nivel de verdad con el cual, no estoy muy acostumbrado. Acá no puedo mirar, hablar con el público, ni nada. La obra es super efectiva y te contiene muchísimo. Es de una efectividad aritmética e ingeniosamente perfecta. Fue un proceso muy tranqui de realización. Llegamos con tiempo, hicimos muchos ensayos generales y pasadas por lo que no hubo un “ablande” del espectáculo. Este llegó blando y lo montamos. Con Camilo no improvisé mucho. En los ensayos, agregaba algunos chistes. Hay algunos que tienen mucha efectividad  y me los pelearon y hay otros que no tienen efectividad y tengo ganas de sacarlos. Mi personaje es muy intenso. No puedo perder la concentración o la conciencia del ritmo ya que doy muchos pies. La obra es una fiesta y es una alegría que esta producción haya apostado a un teatro de actores y creo que eso se nota
– Además, hubo una unanimidad completa de los medios, en la forma que tomaron a los personajes…
– Lia (Jelin, directora de “Toc toc”) cuidó muchísimo la forma en que se toma una enfermedad en el marco de una comedia y trabajó un montón al respecto. Cuando uno trabaja con la comicidad, en los ensayos, lo que menos hay es jocosidad. Vos sabés que la comicidad termina siendo el resultado de un trabajo serio y profundo previo. Ya lo decíamos con los Macocos que “la risa es cosa seria”. Y es, en realidad, de todo lo demás que te tenés que ocupar para que llegue la risa. Sin burlas, ni golpes bajos. 
– Si por esta puerta, entrase el Daniel Casablanca que recién empezaba en el teatro, que le dirías?
– No se. No comas tanto! Jajajjajajaa. No tenía ninguna estrategia de acceder a ningún lado. Solo mucho entusiasmo de poder trabajar. Me divirtió mucho eso y trabajando, trabajando, hice una carrera larga y extensa, la cual mucha no es conocida. Estoy seguro que esta me respalda. Este espectáculo es un regalo pero también me siento tranquilo para hacerlo. Hay mucho atrás.
– También viene la mano por el lado del reconocimiento…
– Si, puede ser. Uno no sabe cuando va a llegar el reconocimiento. Quizás cuando menos lo esperás. También hay mucho “No” atrás. Decis que no porque no te parece, porque tenés tu propio proyecto. A veces el NO es un poco abusivo y retrasa un poco el reconocimiento pero uno tiene una formación en la cual se ha sentido cómodo trabajando asi. Soy un poco esa forma de trabajo. No solo con Macocos que se ha formado y uno ha tomado esa ideología pero tampoco deja de hacerla en otros lugares. De alguna manera, uno termina aceptando los proyectos que uno ve en la que esa dinámica es posible, para sentirme bien trabajando. A ese chico joven le gustaba estar contento, ser feliz en los lugares que estaba, sentirse querido. Por eso, muchas veces escapé de la televisión porque no me gusta el maltrato. Creo que también escapé de las grandes producciones con grandes estrellas….¡Me han contado cada cosa! De codazos en los saludos,  maltrato en los ensayos. ¡Asi no se puede laburar! Le diría que siga asi, que tarde o temprano va a llegar. Es verdad que hay épocas….el actor es ciclotímico y a los dos meses que no está actuando está como loco. Que nadie lo quiere, que su carrera fue un fracaso, en que me equivoqué? Pero me parece que el límite lo pone la sensación de placer, la cual es mi referencia. Si el trabajo no es placentero el trabajo, no va.  ¿Para qué? ¿Cómo vas a hacer reir o disfrutar a la gente, si no estoy disfrutando?
“Las suplicantes”. Teatro De La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Martes, 20 hs.
“Toc-Toc”. Multiteatro, Corrientes 1283. Miércoles y jueves,  21 hs; viernes y sábados, 20.45 y 23 hs; domingos, 20.30 hs.

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