Autoría: Becky Mode. Versión: Esther Feldman y Alejandro Maci. Traducción: Ana De Biase, Esther Feldman. Con Julián Kartun. Diseño de escenografía: Horacio Gallo. Diseño de luces: Lucas Orchessi. Fotografía: Facundo Basavilbaso. Ilustrador: Oscar Pajares. Diseño gráfico: Ignacio Navarro. Asistencia general: Juan Pablo Dasso. Asistente de producción: Karmen López Franco. Asistencia de dirección: Paula Banfi. Producción ejecutiva: Gabriel Cabrera. Producción: Ana Arias. Producción general: Imanol Arias, Esther Feldman y Miguel Pittier. Dirección: Miguel Pittier.
Teatro Payró. San Martín 766. Jueves y sábado, 21 hs.
El vertiginoso texto de Becky Mode –en una cercana versión a nuestra cotidianeidad de Esther Feldman y Alejandro Maci- nos trae a Dani Monfrinotti, un actor que realiza las reservas telefónicas en un restaurante VIP de Buenos Aires.
Será justamente Julián Kartún el encargado de dar vida a todos los personajes que atraviesan el mundo Monfrinotti de diversas maneras. Desde clientes extremadamente persuasivos, compañeros que no hacen honor a dicha palabra, jefes centro de todos los universos, pasando por un padre que lo quiere ver para Navidad, para brindar con su hijo.
El desarrollo del texto se centra en la relación con el teléfono como objeto fundamental en la construcción de la puesta. Dani vive su vida por medio de un teléfono en el cual su propia vida está pendiente de otros menos de si mismo. Es muy interesante el trabajo de “despersonalización” del personaje en tanto él está para los demás pero no para él. Ahí es donde la puesta, a través del humor, toca puntos sensibles en los trabajos de muchos jóvenes –y no tanto- del mercado laboral. Trabajar implicar deshacerse de su propia persona en pos del bienestar general de una empresa, la cual dice que “somos una gran familia” pero no tenemos los mismos roles y mucho menos, las mismas ganancias. Será en la relación con el padre donde la “humanidad” perdida tiene una posibilidad de redimirse en medio de un mundo “moderno”. Todos términos usados con comillas y con el nivel de resignificación y reflexión que implica cada uno de ellos. Al respecto, es muy bueno hacer hincapié en el propio título de la obra, “Absolutamente comprometido”…pero ¿Para quién? ¿para qué? Y lo fundamental ¿por qué? De manera extrema, podría decirse que Dani es el lado B de Xu Lizhi –si no saben quien es, busquen su historia- en lo que relación laboral se refiere.
El texto muestra esta realidad con humor y será el propio espectador el que la acepte en dicha sintonía o quede como una anécdota propia de una puesta destinada a hacer reir. Ambas decisiones son igual de valederas.
El trabajo de Julián Kartún es por demás destacable. Brinda a cada personaje cada matiz, cada particularidad que sirven para construir su propia identidad. No hay cambios de vestuario sino pura actuación, con todas las herramientas que esto implica. Lleva adelante la obra con dinamismo y velocidad pero sin caer una rapidez abrumadora. La escenografía es sencilla y acorde a lo requerido.
“Absolutamente comprometido” es de esas puestas en las que la risa es el primer y básico objetivo pero que, si uno intenta rascar la superficie de la carcajada, verá que estamos frente a un texto y una actuación que apela más a la reflexión y a la sonrisa cínica/triste.