Relato íntimo de un hombre nuevo (Teatro)

No todo lo que brilla…. 

Dramaturgia y Dirección: Martín Slipak. Con Lisandro Rodríguez. Asistente de dirección: Emanuel Parga. Iluminación: Matías Sendon. Escenógrafa: Cecilia Zuvialde. Vestuarista: Natalia Señorales. Diseño gráfico: Lisandro Rodríguez. Foto: Nora Lozano.

Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Martes, 21 hs


Luz blanca. Todo es de color blanco en ese cubículo en el cual se relatarán los acontecimientos. Cuando llega él, se marcará un contraste con su contexto. Traje oscuro, zapatos al tono. Se sienta y empieza a hablar. Relata como es su vida y que es lo que estaba haciendo previo al inicio del relato. Él es un hombre joven, que viajó con su familia a Brasil para pasar sus vacaciones.

A partir de ese momento, comenzará una puesta que dialogará internamente con el espectador al tiempo que se convertirá en una experiencia llena de adrenalina, matizada con la reflexión (o no –habrá quien opte por la salida rápida, por “colectora”-). Desde ese primer instante en que se percibe la situación descripta en el primer párrafo, se iniciará una relación por demás particular con ese hombre que está sentado frente nuestro. Porque, para una mayoría apreciable, él podría ser aquello que uno quiso pero no pudo acceder por los motivos/excusas que se quieran poner. Él tiene un buen pasar económico gracias a un trabajo en el que le va muy bien y una familia compuesta por su esposa y su hija al tiempo que se les une un acompañante. ¿Qué más puede pedir al respecto? Ahí está un buen punto de discusión y empieza a esbozarse la riqueza del texto pergeñado por Martín Slipak. Él es como muchos querrían pero también tiene algunas particularidades que no lo hacen un tipo “querible”. Por eso, el interrogante salta a la platea como si fuera una gran tentación. ¿Te interesa una vida como esta? Porque también –hay que decirlo-, el dibujo del personaje que excelentemente recrea Lisandro Rodriguez, permite pavonear los beneficios de un hombre moderno y exitoso pero con severas deficiencias afectivas. En ese punto es donde la autocrítica no aparece en esa identificación previamente señalada y continua avanzando pero con las anteojeras de un caballo que arrastra su propia existencia.

El texto de Martín Slipak es corrosivamente inteligente. Propone un personaje con características muy personales dejando que el espectador aprehenda lo que dice, brindando su conformidad y su beneplácito a sus acciones en un ida y vuelta apasionante. La resignificación es constante. Las palabras y situaciones que brotan de este hombre mezclan una realidad personal con el sello de quien, como dirían en futbol, “nunca tuvo que remontar un 0-2 en contra”. La relación con su mujer y su hija asi como con el contexto con el que se relaciona (desde los empleados del hotel hasta ese hombre con el que la familia se relaciona) es digna de análisis. Nuevamente allí es donde aquél espectador que para la pelota, se pregunta “¿Cuantas personas conozco asi?”. La respuesta dará escalofríos y tendrá como coro, las risas del público presente frente a la obra.

La iluminación será fundamental para brindar un marco adecuado para que el tándem dirección-actuación obtenga la contundencia y riqueza que tiene la dramaturgia. La actuación de Lisandro Rodriguez es magnética y atrapante, al dotar a su personaje de una personalidad tan subyugante como repulsiva, donde lo bueno que le ocurre es “obvio” y lo malo, lo sorprende desde un complejo de “conciencia limpia” tan aterrador como común.

“Relato de un hombre nuevo” es de esas propuestas que uno sale del teatro, con ansias de debatir o llamar a alguien para decirle que vaya a verla. Y porqué no, uno también vuelva a verla. Siempre va a haber algo nuevo para descubrir y reflexionar.  

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