En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.
En varias ocasiones, el boxeo tuvo las dos caras de la moneda de la vida. El éxito y el fracaso, el ascenso y la caída, además de los diversos personajes que formaron parte del deporte de las narices chatas. Idolos que fueron (y son) referentes pero, a la vez, viven esas contradicciones propias de quienes han tocado el cielo con las manos y la gloria se les escurrió como el agua entre los dedos.
En el mediodía del pasado jueves 23 de noviembre, el reconocido periodista, especializado en boxeo, Carlos Irusta, presentó de manera “oficial”, su libro “Monzón. La biografía definitiva”. La convocatoria era para las 13.30 en el Grand Hotel FAECYS (Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios). De a poco, fueron llegando los invitados. El ambiente de camaradería era apreciable. El ex campeón del mundo Marcelo Dominguez, los hermanos Brian (actual campeón del mundo superwelter AMB) y Alan Castaño y Martín Coggi, charlaban animadamente mientras se esperaba para ingresar al salón del hotel. Periodistas como Ernesto Cherquis Bialo, Mariano Hamilton, Eduardo Bejuk y Hernán Santos Nicolini se iban acercando, de a poco, al recinto donde se presentaría el libro.
Tras el llamado a los invitados para apurar el comienzo de la ceremonia, el primero en entrar es quien estuvo presentando las peleas de gran cantidad de veladas realizadas en nuestro país. Es Daniel Santibañez, de voz y estilo inconfundible. Enseguida, ingresan en fila india, Carlos Irusta, Sergio Maravilla Martínez y Roberto Mata Rodriguez aunque, después se agregarán algunos más. Mata Rodriguez inicia la charla destacando a “los boxeadores que nos siguen dando satisfacciones aunque haya muchos que piensen que esto no es un deporte”.
Santibañez tomó la palabra para presentar “a aquél pibe de Quilmes, que subía con el pelo amarillo”. Alude, nada más y nada menos que a Sergio Gabriel «Maravilla» Martínez. Destacó el apoyo que tuvo del Mata Rodríguez, “un amigo de hace años. Estuvo cuando lo necesité» al tiempo que agregó que “es algo maravilloso estar presentando el libro de un amigo como Carlos Irusta, sobre el ídolo máximo del boxeo argentino como Carlos Monzón”. Recordó unas palabras de Angelo Dundee, el mítico entrenador de Muhammad Ali y Sugar Ray Robinson en las que afirmaba que “la perfección no existe pero Carlos Monzón es lo más cercano a la perfección”. Dijo que “estoy orgulloso de haber levantado el mismo cinturón que él” y pidió que el libro “lo lean los grandes y los chicos porque es cultura, cultura deportiva”. Finalmente definió a Monzón como “el propio arte del boxeo tal como lo interpreto. Tenía la esencia del boxeo. Hacía fácil lo difícil”.
La simpatía y el timing de Santibañez era el adecuado para llevar adelante la velada. “Se enbanderó con el boxeo” y define como “maestro y amigo” a quien era el agasajado de la tarde. Carlos Irusta tomó el micrófono para retomar lo dicho por “Maravilla” Martínez. “Al hacer fácil lo difícil es porque se posee un talento especial” y recordó “cuando Monzón se quedaba después de hora, trabajando su caminata en el ring, con el maestro Manolo Hermida”. Aprovechó la ocasión para agradecer a Ernesto Cherquis Bialo, la persona que le dio la oportunidad de empezar a escribir sobre boxeo y fue prologuista del libro. Con respecto a la concepción del libro, sostuvo que “Sé que la objetividad no existe pero he tratado de ser lo más objetivo posible en cuanto a los datos, documentos y circunstancias desde que nació hasta que murió. El hombre y el campeón. Todas las cosas que le tocó vivir vertiginosamente”. Recordó que Monzón “conoció la miseria, la gloria, la cárcel, los mejores lugares del mundo. Amó a mujeres bellas. Fue muy protector de sus hijos y por sobre todas las cosas, un tremendo campeón, que es sinónimo del boxeo argentino”.
Ernesto Cherquis Bialo aprovechó la ocasión para recordar como fue que conoció a Irusta. “Un día, un compañero me metió de sotamanga, al pasar, a un pibe que quería escribir sobre boxeo. Pregunté quien era y me dijo que no me iba a decir quien era pero que quería que le dé una oportunidad. Era un pibe joven, pujante, de nuevas ideas. Iba al gimnasio y alternaba con los boxeadores, maestros. Ahí me dicen que es Carlos Irusta. Pero Irusta es maestro. No…el hijo de Carlos Irusta (N de R: Carlos Irusta padre fue técnico de boxeo y fue quien llevó a su hijo Carlos al Luna Park, de muy pequeño). El hijo del maestro. De esa madera, surgió un brote de sabor frutal de una primavera única. Es el periodista que está presentando este libro”. Después, sobre la figura de Monzón “voy a decirles una sola cosa. Estoy en condiciones de afirmar, frente a una Corte Suprema de Justicia, ante cualquier tribunal, con una mano sobre la Biblia, tengan plena seguridad que Monzón no es un asesino”.
El momento emotivo de la presentación es cuando Hernan Santos Nicolino recreó –en vivo, frente a todos los presentes-, el relato que había realizado aquél 7 de noviembre de 1970 del inolvidable KO de Monzón frente a Nino Benvenutti.
A continuación se dio un momento por demás rico de presenciar. El diálogo de Irusta con Maravilla Martínez era ser testigo privilegiado de una charla de amigos en la que se mira y aprende respecto de lo que están diciendo.
Maravilla destacó la evolución del estilo de Monzón. “Fue uno el que peleó contra Benvenutti y otro el que lo hizo con Rodrigo Valdez. Rozó la perfección. Era magistral verlo en esos combates. Hasta hoy lo miro y no puedo entender como un hombre puede saber tanto arriba de un cuadrilátero. Monzón hacía arte. Mi corazón se hincha cuando hablo de él”. Irusta recordó que “era un gran profesional. Cuando llegaba el momento de entrenar, se entrenaba y se cumplía el horario. Muchos piensan que Monzón era del jet set. Lo era pero a la hora de entrenar era muy serio. Estaba con Brusa y ni te podías acercar”.
En el marco del intercambio de reflexiones con los presentes, llegó una pregunta doble. A Maravilla Martínez si, teniendo en cuenta la cantidad de casos trágicos que hubo en el boxeo, por la parte negativa, Monzón fue un espejo para no seguir. Martínez se limitó a responder que “tenemos demasiados ejemplos en la vida de lo que no se debe hacer. Monzón fue lo que fue arriba del ring y quiero dejarlo ahí”. En el caso de Irusta, consultado sobre el tránsito entre la admiración entre el boxeador Monzón y el narrar la historia de un femicida, sostuvo que “es muy difícil separar los sentimientos. Le tuve mucho aprecio a Monzón. Cuando pasó lo de Alicia, tuve una contradicción muy grande. Fue muy difícil, para mi, más allá de la parte personal, llevarlo a la escritura. Fue lo más complicado”.
Apenas terminada la conferencia y las fotos de rigor, para prensa, gran parte de los presentes salieron en búsqueda de un recuerdo (foto o autógrafo) de Maravilla Martínez. El ex doble campeón del mundo había llegado a la madrugada de un viaje y se tenía que tomar un avión a las seis de la tarde pero no quiso faltar a la cita. Al grito de “Chicos, por favor, se me va el avión” y una paciencia y simpatía a toda prueba, se sacó fotos con quienes se lo pidieron. El cariño del público sigue intacto para quien volvió a convocar a los fanáticos del boxeo (y no tanto) frente a un televisor para seguir sus aventuras arriba del cuadrilátero.
Carlos Irusta presentó su excelente libro “Monzón. La Biografía Definitiva” rodeado de afectos que le brindaron el respeto que se merece por su carrera periodística y por su reciente –y muy destacable- publicación. Un libro que refleja de manera precisa al boxeador más reconocido de nuestro país, en todas sus facetas. Material que no debe faltar tanto para quien busque un material de consulta o adentrarse en una personalidad tan arrolladora como controvertida como la de Carlos Monzón.
Muchisimas gracias!